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La Ciudad |De a poco la ciudad vuelve a tomar ritmo universitario

Estudiantes del Interior: el dilema de dónde vivir

Las posibilidades son muchas y variadas. Todo es cuestión de costos y comodidades. Las becas de la UNLP y los centros de estudiantes. Precios de departamentos y campus

Estudiantes del Interior: el dilema de dónde vivir

eN EL CAMPUS CONVIVEN LOS ESTUDIANTES EN UN LUGAR CÉNTRICO, EN LA ZONA DE FACULTADES. UNA NUEVA EXPERIENCIA EN LA CIUDAD/ SEBASTIÁN CASALI

Cecilia Famá

Cecilia Famá
vivirbien@eldia.com

29 de Enero de 2018 | 05:58
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Cada año, La Plata recibe a miles de estudiantes de todo el país. Cabeceras regionales, enclaves rurales de ritmo reposado y pueblos pujantes de todas las latitudes envían a sus hijos para que inicien la trascendental etapa de los estudios terciarios, eminentemente en la Universidad Nacional. Esta semana se reactivan albergues, campus y edificios del micro y macrocentro con la llegada de estos chicos de entre 17 y 18 años que empiezan una carrera, pero también una vida: lejos de sus familias y con flamantes responsabilidades. La elección de ese nuevo hogar y el presupuesto indispensable para llevarlo adelante son incógnitas que atañen a los protagonistas y a un mercado siempre parecido y siempre cambiante que marca su impronta en la Ciudad a lo largo de cada ciclo lectivo, y más allá.

Pensiones y departamentos son dos de las opciones clásicas a evaluar entre los recién llegados a La Plata a estudiar. Las precariedades de la primera opción -con un mantenimiento módico y pocos metros cuadrados por persona- hacen que los padres suelan redoblar esfuerzos para costear una residencia con algo más de confort, aunque sea más cara.

Una alternativa de pensión “premium” son los campus, que como aquellas, tienen habitaciones privadas y a compartir, baños con las mismas características y espacios comunes, pero son espacios más holgados, modernos y con seguridad y limpieza aseguradas. Los precios se asemejan a los de los alquileres de departamentos.

En otra escala, e incluidos en la modalidad de “beca”, tanto la UNLP como los centros de estudiantes de diferentes ciudades ofrecen hospedajes a universitarios de bajos recursos. En el primer caso, en el Albergue y en el segundo, en las tradicionales casas identificadas con el nombre de las ciudades que las patrocinan. Estas alternativas son gratuitas, o de muy bajo costo.

LOS DEPARTAMENTOS

Entre los ingresantes a las facultades locales, un alto porcentaje busca como vivienda un departamento en alquiler. Estela Valverde, propietaria de la inmobiliaria que lleva su nombre, explica que “en general buscan el clásico departamento de un dormitorio, y preguntan por el más económico, que suele estar en edificios de entre 40 y 50 años de antigüedad. El alquiler promedio ronda entre los 5.700 y 6.200 pesos. No se utiliza, como todo el mundo cree, el alquiler colectivo. Son individuales, o se comparten con algún familiar”.

La zona que busca la mayoría es aledaña con la zona de mayor concentración de facultades: de 1 a 10 y de 43 a 64. “Algunos, que son los menos, buscan otra gama de departamentos; es la segunda tanda, que es minoritaria y se sitúa en torno a 7 mil pesos, en edificios de entre quince y veinte años de antigüedad” resume Valverde.

Por supuesto, alquilar no es sólo desembolsar una mensualidad. Aunque no se requiere mes de depósito, sí garantía propietaria. En los departamentos cuyo precio de alquiler es muy bajo, sólo se pide un recibo de sueldo a modo de garantía.

“Respecto de otros años, en éste se mantuvo estable la demanda de los estudiantes que vienen a La Plata a la universidad y buscan vivienda. Todos los años comienzan a averiguar en noviembre, cierran el acuerdo en diciembre y durante enero y la primera quincena de febrero se quedan en su casa. Ya entrado febrero vienen a estudiar”, detalla Valverde, quien agrega que “todos hacen un primer contrato por dos años, pero en la mayoría de los casos renuevan y permanecen en la misma unidad hasta que finalizan su carrera”.

Cintia Pérez, de Prado Propiedades, coincide en que la demanda es por departamentos para una persona, de un dormitorio, en la zona de facultades. “Los ingresantes buscan en edificios, por un tema de seguridad, pero muchos luego de los dos años buscan un PH, aunque esté un poco más alejado de la facultad, para ahorrarse el costo de las expensas”.

LAS BECAS

En 61 y 127 se encuentra el Albergue Universitario de la UNLP, una residencia con 130 plazas destinada a hospedar a estudiantes de las 17 facultades. El lugar es gratuito. Allí viven quienes reciben las becas de la Comisión de Bienestar del Consejo Superior del Rectorado, todos jóvenes de bajos recursos, a los que además se les brindan comida y transporte.

Joaquín Muele Soler es el director del albergue, espacio que abre sus puertas oficialmente hoy, recibiendo en las próximas dos semanas a la mayoría de sus huéspedes.

Muele Soler explica cómo es la modalidad para lograr vivir allí: “en noviembre hacemos una pre inscripción; en 2017 se anotaron 250 ingresantes, para las 30 nuevas plazas que teníamos disponibles para este año. La selección la realiza la Comisión de Bienestar, y su criterio se basa en las condiciones socioeconómicas de los inscriptos. Las becas –que incluyen hospedaje, comida y transporte- se otorgan a quienes tienen menos recursos”.

El beneficio es anual, pero puede renovarse. La condición, además de analizar la situación económica de la familia, es que el becario exhiba avances académicos. “Hay chicos que han hecho toda la carrera viviendo en el albergue; han salido ingenieros, botánicos, contadores, odontólogos. Vinieron prácticamente con nada, y se fueron con un título universitario”, comenta Joaquín: “la finalidad es que puedan acceder a una carrera universitaria chicos a los que, sin esta oportunidad, les sería imposible”.

El albergue, como se dijo, tiene 130 plazas. En estos días llegarán los 30 huéspedes nuevos. Allí, además de las habitaciones –que son simples- y los baños –compartidos- tienen áreas comunes de servicio, estudio y recreación: cocina, lavadero, sala de computación, biblioteca, cancha de fútbol, cancha de básquet.

Durante los días de semana, los chicos desayunan, meriendan y cenan allí. El almuerzo lo tienen en el comedor universitario. Pero los fines de semana, se sirven todas las comidas en el albergue. Tienen reglas de convivencia “bien claras”. Y cuentan con personal administrativo y de limpieza todos los días en el lugar.

LOS CENTROS DE ESTUDIANTES

Omnipresentes en el universo juvenil durante los años ’80 y ’90, en buena medida por la organización de eventos y una irradiación festiva que alcanzaba a propios y extraños, las casas de los Centros de Estudiantes bajaron el perfil pero siguen siendo una alternativa de residencia. En general, reciben subsidios de los distritos a los que pertenecen para solventar los gastos de alquiler -o mantenimiento, si la propiedad ya pertenece a esa comuna o provincia- de los inmuebles. En todos los casos, los chicos ingresan ahí en carácter de becados, y apenas pagan una mensualidad (aproximadamente 700 pesos) para cubrir en forma comunitaria gastos de servicios como Internet, cable, etcétera.

Azul, Tandil, San Nicolás, Chubut, Río Colorado, son algunos de los distritos con casas de albergue en nuestra ciudad.

Julieta Valentini (22) es estudiante de Psicología y miembro de la comisión directiva del Centro de Estudiantes de Río Colorado, que tiene dos sedes: una en La Plata y otra en Bahía Blanca. Hace cuatro años que vive en La Plata. Desde el centro y con sus compañeros, se encarga de todo el proceso que lleva finalmente a los chicos a conseguir su residencia. “En las vacaciones de invierno, cuando vamos a nuestros pueblos (Río Colorado y La Adela) ya arrancamos con la campaña de información. Ponemos carteles en todas las escuelas y damos charlas a los chicos de los últimos años del secundario. Ahí les contamos sobre estas becas de alojamiento. Después entregamos las solicitudes y finalmente hacemos entrevistas casa por casa, para determinar quiénes son los chicos a los que les vamos a otorgar este beneficio”.

La casa de La Plata está ubicada en diagonal 79 entre 62 y 63. Tiene cuatro habitaciones, tres baños, dos cocinas, un patio y un ambiente común para estudio. Este año vivirán allí ocho estudiantes de distintas carreras, entre los que ya residen y los nuevos. “La casa tiene capacidad para 15 a 17 personas, pero desde hace unos años recibimos menos chicos; un porcentaje que venía a La Plata ahora elige ir a Bahía Blanca o a Córdoba a estudiar”, asegura Julieta.

Se pueden encontrar más datos sobre esta casa y su modalidad de beca en facebook: cerclaplata.

LOS “CAMPUS”

Una opción novedosa para nuestro medio, que hace un lustro desembarcó en La Plata, es la modalidad de “campus”: residencias compartidas, ubicadas en el centro de la ciudad, con costos similares a los de los alquileres de departamentos pero cuyo precio final incluye servicios, limpieza y cambio de ropa blanca semanal.

Uno de esos campus “a la criolla” está ubicado en 48 entre 2 y 3, donde estaba ubicado el viejo Hotel Imperio. Esa casona antigua, con varias habitaciones y un gran patio central en galería, fue minuciosamente reciclada hace cuatro años en los que hoy es “Campus 1”, una residencia con 33 plazas, que hospeda a estudiantes de diferentes facultades, provenientes de distintas ciudades del país.

Juan Puppo es uno de los responsables de este emprendimiento. Un platense experto en hotelería, que vio en La Plata un nicho por explotar en residencias universitarias. “La idea fue explorar un segmento que no estaba desarrollado. Ofrecer una residencia universitaria que, sin ser de lujo, mantenga algunos estándares de calidad. Por ejemplo, no tenemos camas cuchetas, tenemos muchos metros cuadrados disponibles por persona tanto en áreas privadas como públicas. También contamos con limpieza diaria en áreas comunes y cambio de ropa blanca una vez por semana”.

Las tarifas de los campus oscilan entre los 4.500 y 7.500 pesos mensuales, dependiendo de las comodidades de la habitación –que puede ser compartida o simple- y si el cuarto tiene o no baño privado.

“A veces los padres vienen a averiguar y les parece un montón de plata, pero después ven que las otras opciones son ir a unas pensiones que parecen cuevas o alquilar un departamento, en donde tienen que pagar comisión a la inmobiliaria, equipar el lugar, pagar los servicios. Es un desembolso de dinero tremendo, que en el caso de los ingresantes, a veces no se sabe si les va a gustar la ciudad, la carrera y quizás a los tres meses se vuelvan”.

“Nosotros hacemos un contrato de un mes, que se renueva automáticamente. Los chicos llegan con el cepillo de dientes y un bolsito con ropa. Lo demás, lo tienen todo resuelto: ropa de cama, una cocina y un baño equipados, Internet, todo. Solo tienen que resolver el tema de la comida. Muchos almuerzan en el comedor universitario o van allá y se traen la comida en un ´táper´ para comer acá. En uno de los campus hasta hay parrilla, así que se organizan y hacen asados entre varios”.

Las reglas de convivencia figuran en un reglamento que firman los padres; existen algunas “blandas” y otras inflexibles: por ejemplo, los huéspedes no pueden recibir visitas, pero en estos momentos, cuando empiezan a llegar los ingresantes, a algunos padres se les permite ayudar a sus hijos a instalarse. Eso “pasa”. Lo que no pasa son el alcohol y las drogas, cuya detección es motivo de expulsión inmediata.

“Tenemos cámaras y personal que está frecuentemente en los lugares. No se trata de hacer controles de espía, sino de que tanto los chicos como los padres se sientan seguros en el lugar. Y de garantizar una convivencia armónica entre todos” aclara Puppo: “vienen a estudiar y tienen que estar cómodos, pasarla bien. Acá, apenas llegan, en muchos casos sin conocer a nadie, ya se hacen algunos amigos”.

5.500
Una habitación doble con baño compartido, en un campus, cuesta 5.500 pesos, mientras que un cuarto individual, con baño privado, tiene un valor de 7.500.
 
6.000
El alquiler de un departamento de un dormitorio cuesta en promedio 6.000 pesos, más las expensas, que oscilan entre los 400 y 800 pesos de acuerdo a las características y antigüedad del edificio.

El albergue universitario de la UNLP es gratuito. Viven allí los estudiantes becados a través de una selección que realiza la Comisión de Bienestar del Consejo Superior del Rectorado. Tiene 130 plazas.

700
Los centros de estudiantes ofrecen albergue gratuito en modalidad de beca. Los estudiantes pagan solo los servicios en forma comunitaria: alrededor de 700 pesos por mes.

 

 

 

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eN EL CAMPUS CONVIVEN LOS ESTUDIANTES EN UN LUGAR CÉNTRICO, EN LA ZONA DE FACULTADES. UNA NUEVA EXPERIENCIA EN LA CIUDAD/ SEBASTIÁN CASALI

Los estudiantes inician una nueva etapa en su vida y compartir los espacios forma parte de la rutina/ s.casali

Facundo Herrera Ramos (22) “ Este es mi tercer año en La Plata. Soy de Piedrabuena, provincia de Santa Cruz y vine a estudiar Psicología a la UNLP. Vine buscando un departamento, pero conocí un campus y me gustó mucho; es un lugar muy cómodo y es como una familia grande, enseguida te conocés con todo el mundo y entrás en confianza. En donde vivo somos 33. El campus me resulta seguro y además tiene todas las comodidades: cocina, limpieza, sala de estudios. Está siempre todo impecable. Yo comparto habitación. Nunca estuve en un cuarto individual, porque es más costoso. Para mí tiene muchas cosas a favor. Una desventaja es que no puede entrar gente de afuera, por lo que no puedo juntarme con compañeros a estudiar allí en donde vivo. Pero lo bueno es que estás todo el tiempo con compañía. Tenemos una parrillita, así que organizamos asados, o los fines de semana algunos festejos internos, tranqui, entre nosotros. Yo la paso muy bien. Cuando pienso en buscar un depto, siento que en ningún lugar voy a estar tan cómodo como acá.

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