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La Ciudad |Se levantó el telón de la temporada fuerte de intervenciones del arbolado

Van por el “récord de poda”: este año esperan que las motosierras pasen por unos 28 mil árboles

Las tareas arrancaron por las zonas de El Mondongo y plaza Castelli. Ya hay quejas de los automovilistas por las incomodidades

Van por el “récord de poda”: este año esperan que las motosierras pasen por unos 28 mil árboles

este año en la comuna esperan intervenir 5 mil ejemplares más que el año pasado en la ciudad / el dia

18 de Mayo de 2018 | 01:59
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Con un plan para someter a la acción de las motosierras a alrededor de veintiocho mil ejemplares, el municipio prevé durante los próximos meses superar su propio “récord de poda”. La Comuna dio por inaugurada la temporada fuerte de intervención sobre el arbolado platense, un rubro en el que ha cosechado más cuestionamientos que elogios y que estará nuevamente bajo la lupa de los vecinos de numerosos barrios.

La ambiciosa meta que se enunció desde la secretaría de Espacio Público y Gestión Ambiental local prevé dejar atrás por nada menos que cinco mil unidades los 23 mil árboles despuntados a lo largo de 2017. De cumplirse, entre la temporada previa y ésta se habrán acumulado unos 51 mil trabajos, sobre más del 80 por ciento de los ejemplares que -según el más reciente censo forestal- existen frente a 43 mil frentes de viviendas, comercios y edificios.

“Ya comenzamos los trabajos, y el objetivo es intervenir unos 28 mil ejemplares, superando así el récord histórico del año pasado” subrayaron fuentes de la Comuna: “planificamos optimizar la capacidad operativa para llegar a la meta fijada, con el desafío de podar esa cantidad de árboles y arbustos”.

Las primeras cuadrillas, se precisó, ya se encuentran recorriendo las zonas de El Mondongo -el extremo Este del casco histórico-, y plaza Castelli -en el extremo sur-. Los portavoces del Ejecutivo local sostuvieron que “la poda es una intervención necesaria e importante para acompañar el crecimiento de las distintas especies, ayudar a que se desarrollen con fuerza y tengan mayor vitalidad año tras año”.

Además, agregaron que “un buen trabajo de poda garantiza el correcto mantenimiento de los ejemplares y evita inconvenientes provocados por el desprendimiento de ramas y hojas, como accidentes en la vía pública o bloqueo de los desagües”.

Estos argumentos, sumados al del “despeje de luminarias” son los alegados por el municipio a la hora de reducir de manera drástica las copas de ejemplares frondosos y ya saludables. Van a contrapelo de la opinión de muchos ingenieros agrónomos y forestales, vecinos y urbanistas, que sostienen que los operativos protagonizados por cuadrillas contratadas, sin capacitación ni supervisión profesional, lejos de generar “mayor vitalidad” provocan una mayor vulnerabilidad a vientos y plagas, acelerando la degradación ambiental de la Ciudad.

Pese a las normativas, una de cada tres veredas carece del ejemplar correspondiente

El arbolado público otorga a los grandes centros urbanos una impronta única. Mejora la calidad del aire, a partir de la intercepción de polvo, hollín y otros agentes de polución; atenúa los efectos del cambio climático capturando dióxido de carbono en sus tejidos y desactivando el cada vez más notorio efecto de “isla de calor”; absorbe excedentes pluviales a partir de sus cazuelas y raíces; baja el nivel de ruido; y cuando las alineaciones están completas, reduce la velocidad de los vientos.

Desde el punto de vista profesional, las podas, en tanto no son procesos naturales, pueden considerarse como una agresión a los ejemplares. En este sentido, los expertos del área de Bosques y Forestación del ministerio de Agroindustria aclaran que “un árbol que no sufra coacciones especiales en su expansión aérea o subterránea, y que no presente señales de debilidad o de ataques parasitarios, no necesita ni debe ser podado”.

Y agregan que “si se debe recurrir a la práctica de la poda, deben estar muy bien justificadas sus razones; el árbol es un todo en el que la parte aérea y la radicular están íntimamente relacionadas, por lo que cualquier acción sobre una repercute sobre la otra”.

En la Ciudad, la realidad marca un camino muy diferente. En lo que representa la continuidad de una política poco amigable con el medio ambiente, en los últimos años la recurrente ejecución de podas, las extracciones y talas -tanto autorizadas como clandestinas, siempre impunes-, la incesante y severa reducción del patrimonio forestal en general y la masa foliar en particular, no tienen un contrapeso en reposiciones y plantaciones de envergadura.

Estas acciones de mejoramiento ambiental brillan por su ausencia, y las estadísticas lo reflejan: a pesar de lo que indican taxativamente las normas urbanas en plena vigencia, una de cada tres veredas carece del ejemplar correspondiente. Miles de cazuelas están vacías, y el surgimiento de cada edificio o renovación del embaldosado se lleva consigo árboles y espacios que son literalmente borrados del mapa, sin que exista fiscalización alguna que lo impida.

El Código de Edificación local, aprobado en 2010, ratifica normas de avanzada dictadas décadas atrás, cuando La Plata aún era un ejemplo urbanístico; determina que cada frente debe contar con sus correspondientes cazuelas, de al menos 80 centímetros de lado, “como mínimo a razón de dos por frente de parcela”, con una separación entre ellas del orden de los 5 metros. Y establece la “obligatoriedad, por parte del propietario del predio, sea edificado o baldío, de plantar el correspondiente árbol”. Incluso en el caso de la ejecución de construcciones nuevas o remodelaciones en lotes baldíos, la norma indica que antes de la emisión de cada certificado de “final de obra”, un inspector municipal deberá verificar la plantación de las especies en las cazuelas de vereda.

Las ciudades “verdes” están asociadas con menores índices de delincuencia, mayor satisfacción de sus residentes, y por añadidura generan mayores valores inmobiliarios; un ejemplo lo ofrecen los barrios residenciales y lugares de turismo o veraneo más cotizados, que privilegian en su diseño la presencia de corredores y áreas verdes arboladas.

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