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“La Frecuencia Kirlian”: la serie platense sobre un pueblo embrujado que llegó a Netflix

Realizado a pulmón, el show de animación y terror dirigido por Cristian Ponce que retrata las extrañas historias que ocurren en una aislada localidad del interior saltó de las redes a la plataforma on demand

“La Frecuencia Kirlian”: la serie platense sobre un pueblo embrujado que llegó a Netflix

El locutor del programa radial de Ingeniero Kirlian, narrador del show que llegó a Netflix / Tangram

3 de Marzo de 2019 | 05:54
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Pueblo chico, infierno grande. Pero infierno de verdad: en Ingeniero Kirlian, un pueblo perdido del interior, cada vez que cae el sol salen de sus guaridas fantasmas, chupasangres, monstruos aficionados a Stephen King, vándalos y otras alimañas del más allá. Un locutor sostiene, en esas horas donde lo que no se puede explicar emerge, un programa radial desde donde intenta ayudar a los pueblerinos. ¿Intenta ayudar?

Desde ese marco emergen las historias que componen “La Frecuencia Kirlian”, serie animada de terror realizada en La Plata y que hace dos semanas llegó a Netflix: cada capítulo cuenta, con el locutor oficiando de narrador, aunque participativo, algún hecho sobrenatural que aqueja a aquel infierno grande, en la tradición de “Cuentos de la Cripta”, “La Dimensión Desconocida”, “Eerie, Indiana” y la obra de Stephen King.

Cristian Ponce, director del envío, imaginó cada episodio como un capítulo autoconclusivo, aunque, con el correr de las historias y gracias al aporte del productor Hernán Bengoa, las historias comenzaron a atarse y deslizar la existencia de un orden superior (o inferior) provocando todos estos sucesos en el remoto Kirlian.

Aunque, se ríen ambos, no tienen una carpeta donde se detalla esta mitología detalle por detalle, como la que construyeron los hermanos Duffer para “Stranger Things”. “La mitología está abierta, va creciendo capítulo a capítulo”, dice Ponce, y agrega Bengoa que “debe haber muy poco anotado: las ideas surgieron de charlas donde nos poníamos a divagar sobre por qué pasaban cosas en ese pueblo”.

“Agregamos elementos para que haya cierta coherencia general, pero nunca nos lo planteamos como una traba. Como nosotros somos los únicos que conocemos el trasfondo, lo podemos cambiar sin que nadie se entere”, sigue explicando Ponce en diálogo con EL DIA.

GÉNESIS

Platense por adopción (llegó a la Ciudad a estudiar) pero oriundo de Carmen de Patagones, Ponce, realizador junto a la productora local Tangram de la recordada “Un año sin televisión”, trabajó además en radio nocturna. “Llegan llamados extraños”, se ríe sobre aquel universo que terminó formando parte de la serie que ronda la cabeza del director hace más de una década.

Bengoa se sumaría recién en 2015, siete años después del primer guión de “Kirlian”. Proyecto personalísimo de Ponce, fue concebido originalmente como un piloto de media hora de acción real, rodado en 2009 junto a Tangram: escrito y dirigido junto a Pedro Saieg, el episodio nunca terminó de editarse, “pero como era un proyecto que yo quería mucho, siempre lo tuve en la cabeza”.

Durante los siguientes ocho años la serie adoptó diferentes formas y fue presentada a distintas convocatorias nacionales e internacionales, como proyecto para serie de televisión o largometraje. No conseguía financiamiento. Pero en 2014, Ponce empezó a realizar unas pruebas de animación y “como era tan caro filmar La Frecuencia Kirlian, empecé a pensar llevarlo a la animación de alguna manera”.

Allí ingresó Bengoa, hombre del cine, con quien Ponce había realizado “Policompañeros motorizados”, y dibujante amateur de toda la vida. “La idea de hacerlo animado tuvo que ver con que el proyecto estaba al borde de cajonearse otra vez”, relata el productor de “Kirlian”. “La animación nos permitía tener mucho control del proyecto. Cristian me decía que era muy frustrante ver al proyecto rebotar en los concursos y convocatorias en distintas entidades. Haciéndolo animado, aunque nos llevara mucho tiempo, y aunque tuviéramos incluso que aprender a hacerlo, lo podíamos sacar igual”.

Ponce adhiere: recuerda ir transpirando en micro, con la carpeta, al INCAA, y que la reboten porque le faltaba un número a una página. Y volver transpirado. Y frustrado. Esa frustración lo llevó a la comprensión de que “probablemente nunca haga nada producido por el INCAA, y si sigo mandando ‘Frecuencia’ va a seguir rebotando: tengo que encontrar la manera de hacerlo yo mismo”.

Al principio Ponce quería “una serie que pudiera hacer toda yo”, y la animación se lo permitía: lejos de los presupuestos necesarios para rodar con actores, sonido y demás, podía trabajar solo, en su casa, dilatar la producción ante la necesidad de llegar a fin de mes, y, claro, “tenés mucho más control”.

Pero en esa soledad, Ponce no lograba encontrar la vuelta a algunos aspectos, y decidió abrir el juego para escapar a un nuevo estancamiento. Bengoa entró a la producción en 2015, con ideas, una pluma con la que terminó de estilizar los personajes imaginados por Ponce y una productora, Decimú, que terminaría de consolidarse alrededor del proyecto.

ARTE Y TRABAJO

“Kirlian” pasó entonces a robarle tiempo a otras actividades, al “trabajo de día” y a otros proyectos quizás más lucrativos, al menos en el corto plazo. De hecho, el trato con Netflix, dice Ponce, los convirtió en “profesionales por accidente”. “Los proyectos artísticos, en Argentina, forzosamente están en un segundo plano, a pesar de que para uno sea lo más importante”, opina Bengoa, y Ponce adhiere, recordando la frase de León Ferrari: “Si querés ser artista en Argentina, conseguite un trabajo”. Así se gestó la serie: trabajando de día, y laburando en “Kirlian”, apropiadamente, durante las horas de la madrugada.

El esfuerzo y la pasión empapan el producto final, imbuido de esas madrugadas: “Si tenés al otro laburando a la madrugada, no te podés tirar a chanta: el plano tiene que quedar perfecto”, cuenta Ponce. “Al mismo tiempo”, agrega Bengoa, “saber que no le debés nada a nadie te da una gran libertad en cuanto a lo narrativo y lo estético: no teníamos que convencer a nadie, salvo a nosotros. ‘Kirlian’, pese a tener sus problemas, tiene una fuerza que viene de ahí, de esa convicción con la que lo hicimos”.

Los “problemas” devienen, claro, del hecho de que “no somos animadores”. “Fue todo muy intuitivo”, explica Ponce, aunque finalmente las limitaciones de estructura, conocimientos y tiempo terminaron volviéndose parte de la identidad estética única del show: la idea de animar siluetas para no animar los rostros, la oscuridad del paisaje para “esconder algunas cosas”, terminan abonando a lo espeluznante de ese recóndito pueblo. “Es algo que pasa en el cine: en ‘Tiburón’ no andaba el muñeco, no lo mostraron y terminó siendo una obra maestra del suspenso porque no andaba”, sonríe Ponce, y recuerda que lo mismo ocurrió con el sonido: como algunas grabaciones radiales no eran de gran calidad, “terminamos de hacerlas pelota para generar una cuestión más climática: tenés que acercarte más a la pantalla para escuchar. Y eso se trasladó a la imagen, donde agregamos algunas rotura y granos que terminaron de darle un clima espectral a la serie”.

“Es una oda al ingenio, bien platense”, se ríe Bengoa. Y ambos celebran ese “empuje” de la ciudad de las diagonales, acostumbrada a trabajar desde el margen, al “hazlo tú mismo”. “Hay que hacer, tener ideas, y la gente se va a sumar a ayudar”, dice Ponce. Efectivamente, en el proceso de realizar el primer episodio (llevó dos años: hoy tienen “la máquina andando” y producen capítulos cada tres meses) se sumaron Hernán Biasotti para hacer el diseño de sonido, y Marcelo Cataldo para realizar música original. Con todo listo, convocaron a los actores, entre los que se cuentan Nicolás Van de Moortele, Casper Uncal, María Dupláa, Letizia Bloisi, Ciro Herce, Milagros Molina y Jorge Alonso.

La serie, hoy de cinco episodios de unos diez minutos (con un sexto listo, dos más en la cocina y una nueva temporada completamente escrita), se lanzó en la web y paseó por festivales donde comenzó a generar bullicio. Convocados a una conocida radio porteña para charlar del proyecto, un agregador de contenido de Netflix los escuchó, y así, “La Frecuencia Kirlian” llegó a la pantalla de la N roja. Ahora, la serie platense ya tiene fanáticos en Inglaterra, desde donde se suman al pedido de más episodios. Rápido.

 

 

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