

Juan José Becerra despliega su maquinaria narrativa y compone un personaje que será recordado / web
La ruta del dinero “F”: el caso Foresio acorrala a más empresas
Para los más chicos, "La oveja Lani": un libro con sonido, para pintar y ¡viene con crayones!
Colapinto apenas subió un puesto en la última práctica en Austria: se viene la clasificación
Sábado bajo cero y con amanecer despejado en La Plata, aunque desmejora: ¿llueve este finde?
El ruido en Plaza Italia duplica el límite de lo aceptable para la salud
Suben las retenciones a la soja y el maíz y hay bronca en el campo
VIDEO. Refuerzo al caer: el colombiano J.J. Pérez, a un paso de Gimnasia
Cartonazo por $2.000.000: los números de este sábado 28 de junio
¡Que el frío no te impida pasarla bien! La agenda cultural de este sábado en La Plata
El auge del fútbol femenino: cada vez más chicas transpiran la camiseta
Las ofertas en El Nene para este fin de semana con 20% de reintegro con Modo
Los universitarios se preparan para seguir la protesta tras el receso
VIDEO. Atrincherada: Wanda y otro día de locura en el Chateau
Cristina volvió con un audio y dijo que “el plan económico se cae a pedazos”
Caputo aseguró que es “sano” que salgan más dólares de los que entran
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
En su nueva novela, el autor argentino apunta sobre la civilización moderna para achicharrarla como a una hormiga
Juan José Becerra despliega su maquinaria narrativa y compone un personaje que será recordado / web
MAXIMILIANO COSTAGLIOLA
Por MAXIMILIANO COSTAGLIOLA
Decir que Juan José Becerra se subió, a fuerza de golpes de volante y pistoneos eminentemente literarios, al podio de los mejores narradores de habla hispana es por poco una perogrullada. Esta vez, puso en marcha y cebó su despiadada maquinaria narrativa para pasar por arriba al santuario del arte y las vanidades que inspira, despedazar el contrato social de una civilización decrépita y escarbar en el ovillo de los vínculos humanos hasta desenterrar su hueso, o si se prefiere, reducirlo a su condición mínima.
En un principio, la trama se le revela al lector como un thriller de egos donde el culto y su reverso –la caricaturización– conviven en torno a la leyenda cortazariana. Una comitiva, contratada por el museo nacional de Bellas Artes e integrada por cuatro supuestos especialistas en la materia, sale de caza por Europa en busca de los vestigios de la star juvenil de la literatura argentina. En esa aventura de sabuesos se suceden la guerra quijotesca de vanidades, la exuberancia de un amor etariamente asimétrico que orillea lo incestuoso y el turismo industrial por los lugares canónicos del continente. En esta parte de la novela, Andrés Guerrero, curador de la muestra que se llevará a cabo en honor al mentado escritor, funda, bajo supuestos inspirados en su biografía y en el examen neurótico de sus textos, la efigie más herética de Cortázar que se pueda imaginar. Emergen así, los recursos infantiloides, las apropiaciones, los desniveles y las limitaciones de su obra, y también, su ingenuidad provinciana que lo convierte en un francófilo reverencial (cuando no en un cipayo intelectual), un costado ligeramente homosexual desarrollado al calor de la convivencia con cuatro mujeres histéricas y hasta el exilio forzado por el espectro de una marcha peronista que nunca llegó a escuchar.
Luego de este tramo, narrado con el humor negro propio de quien no tiene a mano el placebo del consuelo ante la pérdida, en la estructura de la novela se produce un desplazamiento tectónico a través del cual el autor descarta la tentación de la anécdota para atender a la tragedia de su protagonista. Shockeado por la disolución del amor y la enfermedad terminal de su hermano, Andrés Guerrero suelta amarras con la vida y entra en una espiral de debacle en la que es socorrido a duras penas por su amigo Samurai, aficionado a los estímulos químicos y dueño de ¡Felicidades!, un antro nocturno donde cada noche se fermenta una fiesta saturada de humo, alcohol y, sobre todo, melancolía.
El derrumbe de Andrés Guerrero tiene la forma de una secuencia atravesada por dos fuerzas ciegas: una, la de pulverizar todos los protocolos asordinados del lenguaje para vomitar la verdad en crudo, como quien echa espuma por la boca; la otra, la de renunciar a cualquier forma de lenguaje para entregarse al ostracismo más radical. “Señalar con el dedo ya era hacerme entender, y lo que yo quería era emanar ondas de vacío humano, ignorancia, intrascendencia”.
Narrada vertiginosamente, como una sucesión de frases que se encadenan una detrás de otra para componer escenas de alto voltaje narrativo, sin suspenso ni detenciones innecesarias, ¡Felicidades! funciona como un tren bala que nos recuerda que en el dorso de cada biografía se esconde una cifra trágica; simplemente porque la condición humana lo es. Aunque también nos confirma que podemos esquivar el señuelo de la autodestrucción amparándonos de a ratos en los templos que la humanidad ha fabricado como vacunas circunstanciales contra ese drama de la especie.
De esta forma, el autor explora el teatro de las pasiones humanas, el lado oscuro del deseo y los hábitos distractivos de la sociedad moderna con la precisión de un cirujano y con el morbo de un forense.
LE PUEDE INTERESAR
Los cuerpos que flotan
LE PUEDE INTERESAR
Emprendedores en un mundo desigual
Becerra escribe como un alpinista sin arnés, dispuesto a inmolarse en cada novela como éstos lo hacen con la montaña, prefiriendo una muerte cargada de sentido en la altura a una insulsa en el llano. Por eso entrar a sus novelas es semejante a subirse a un ring para librar un combate de fondo donde el lector sabe de ante mano que lo van a moler a trompadas, que lo van a hacer hociquear la lona una y otra vez sin concederle siquiera la calma que sobreviene a la paliza. Porque una vez acabadas continúan propagando sus radiaciones como un hongo atómico en la cabeza del lector.
Juan José Becerra despliega su maquinaria narrativa y compone un personaje que será recordado / web
ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES
HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS
Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales
¿Ya tiene suscripción? Ingresar
Full Promocional mensual
$650/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6100
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Acceso a la versión PDF
Beneficios Club El Día
Básico Promocional mensual
$500/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3950
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Diario El Día de La Plata, fundado el 2 de Marzo de 1884.
© 2025 El Día SA - Todos los derechos reservados.
Registro DNDA Nº RL-2024-69526764-APN-DNDA#MJ Propietario El Día SAICYF. Edición Nro. 6986 Director: Raúl Kraiselburd. Diag. 80 Nro. 815 - La Plata - Pcia. de Bs. As.
Bienvenido
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
Bienvenido
Estimado lector, con sólo registrarse tendrá acceso a 80 artículos por mes en forma gratuita. Para más información haga clic aquí
DATOS PERSONALES
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
¿Querés recibir notificaciones de alertas?
Para comentar suscribite haciendo click aquí