En Los Hornos, solo quedan los restos de una escuela: lleva 15 robos en un año

Arrasada. Así quedó una escuela de Los Hornos que este fin de semana sufrió un nuevo ataque de vándalos y ladrones en el predio donde funcionan un Jardín de Infantes, una Primaria y una Secundaria.

Según le contaron a este diario fuentes de la comunidad educativa, el episodio se registró en el predio de 137 y 86, en Los Hornos, sede la Escuela Primaria Nº 72 el Jardín de Infantes Nº 972 y la Secundaria Nº 49.

A raíz de la pandemia, el funcionamiento es virtual y no por la conectividad. Buena parte de las familias de alrededor de 600 chicas y chicos van a la escuela a retirar tarea en formato impreso porque escasean los dispositivos y la señal de Internet en la zona, le contaron a este diario fuentes de la comunidad que pidieron reservar su identidad.

Si la cuarentena finalizara, ni eso tendrían. “Con los daños que hay no se podría dar clases”, advirtió uno de los referentes que habló con este diario.

Eso, por la sangría que generó a las instalaciones una sucesión de por lo menos 15 robos y ataques de vandalismo que llevan contados desde la vuelta a clases tras las vacaciones de invierno del año pasado.

El último fue este fin de semana. Se calcula que entre la noche del domingo y la madrugada de ayer nuevamente hubo intrusos en la escuela que está situada en un paraje rodeado de campo.

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“Se llevaron dos freezer de cajón, ollas, cacerolas, platos, una heladera. Además, arrancaron el tablero de la instalación eléctrica y también una cocina industrial, pero no se la llevaron”, resumió la fuente, quien tiene varios años en esa comunidad.

Para junio pasado, cuando la escuela fue noticia por otro robo, llevaban diez hechos en un año. “Desde entonces, hubo otros cuatro y se sumó el de este fin de semana”, apuntó la fuente. Una vez se llevaron dos tanques de agua. Luego, bombas de agua. Después. el tobogán del Jardín. Unas semanas más tarde, tomaron otros juegos del patio. Tras el fin de semana pasado, el paisaje interior muestra puertas arrancadas, caños rotos, libros y documentos tirados.

Los desconocidos se encargaron de provocar “un verdadero desastre en aulas y salitas”, tirando y rompiendo todo lo que encontraron a su paso.

saqueo del taller

Los daños se producen cuando todavía sonaba el eco del último ataque, que hasta afectó la dotación de mesas y sillas en los salones.

El saqueo también afectó al taller de panificación, que venía funcionando a contraturno hasta el inicio de la cuarentena.

La opción ofrecía conocimientos, alimento y algo de seguridad en esa comunidad. Es que, además de aprender nociones de un oficio y sobre el manejo de alimentos, los chicos también se alimentaban de eso y a la vez se vendía parte de la producción. Con lo que se recaudaba se pagaba el monitoreo de la alarma contra robos. Fue así hasta mediados de diciembre, cuando el final del ciclo iba dejando las aulas vacías. A esta altura, no hay hornos, amasadora, batidora ni enseres de cocina básicos.