Los efectos políticos del desalojo de Guernica que van consolidando un candidato

La tormenta finalmente cruzó el firmamento oficial sin la estridencia que se pronosticaba. En una rara parábola, quizás los efectos políticos de la usurpación de tierras en Guernica terminaron siendo para el Gobierno mucho más fuertes en la previa que en el post desalojo, aún cuando el objetivo de que el accionar policial no tuviera que lamentar víctimas fatales se cumplió con creces.

Esa sensación reconoce el origen de una posición poco contundente de la Provincia en condenar este tipo de procedimientos. Le costó a la administración de Axel Kicillof tipificar lo que ya está escrito en el Código Penal como un delito. Por esas aguas ambiguas navegó varias semanas la oposición con viento a favor.

Esas sinuosidades acaso tengan que ver con las dificultades para encajar una medida extrema pero legal, como el desalojo, en el perfil ideológico del gobierno bonaerense. Por eso, más allá de que se respiraba alivio en la Gobernación por un operativo policial incruento, también sobrevolaba una atmósfera de pesar por una decisión que, más allá de la imposición judicial, la administración de Axel Kicillof terminó cargando sobre sus espaldas. Las críticas de distintos sectores aliados y algunos organismos de Derechos Humanos quizás hubieran sido compartidas por no pocos funcionarios bonaerenses en otros tiempos y con otras responsabilidades.

El final del conflicto en Guernica muestra, en términos políticos, el robustecimiento de dos miembros de gabinete provincial, pero especialmente uno: Sergio Berni. El otro, el titular de Desarrollo, Andrés Larroque, que fatigó acuerdos con cerca de 700 familias para allanar el camino hacia el desalojo final.

El nombre del ministro de Seguridad sigue siendo el más mencionado por el kirchnerismo como posible cabeza de lista de diputados nacionales. “Es el único que puede pescar en un electorado que nunca nos votaría”, dicen cerca del Instituto Patria. El ministro conoce que su perfil seduce a los arquitectos políticos oficiales y ayer no dejó pasar de largo esa circunstancia. “El derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada son innegociables”, se puede escuchar en el video que circuló en las redes sociales y que podría encajar tranquilamente como una cuidada pieza proselitista de Juntos por el Cambio.

“Berni publicó un video sobre el desalojo de la toma de Guernica que bien podría ser una pieza de campaña de Juntos por el Cambio”

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Ese desenlace de alguna manera opacó un hecho político fuerte que impactó de costado sobre la administración Kicillof: la carta pública de Cristina Kirchner con críticas sobre la marcha del gobierno nacional. En la Provincia no critican la misiva de la vicepresidenta y se esmeran en destacar que mantienen con Alberto Fernández una relación aceitada. “Cada vez que necesitamos ayuda o asistencia, la Rosada responde”, grafican.

COINCIDENCIAS

Existe sin embargo alguna coincidencia con el texto, acaso, en uno de los costados más polémicos: el que habla de los “funcionarios y funcionarias que no funcionan”. Hay quienes se atreven a decodificar hacia dónde estarían apuntando las críticas de Cristina. Cuentan que la ex presidenta se reúne más de lo que trasciende con empresarios. Y que de esos encuentros recogería una queja casi unánime respecto de que varios planes oficiales de ayuda a las empresas en medio de la pandemia, no tendrían el funcionamiento esperado. En ese punto, los cuestionamientos dibujan la imagen del ministro de la Producción, Matías Kulfas.

Casi sobre el final de la semana el oficialismo logró, entre tantos tironeos y desafíos, una foto de unidad. El Gobernador, intendentes, funcionarios nacionales y provincial se reunieron en Lomas de Zamora para el lanzamiento del plan de seguridad sostenido por recursos nacionales.

La muestra de unidad en derredor de Alberto Fernández tuvo el signo inequívoco de procurar aplacar las turbulencias.

Esos sacudones, casi como acto reflejo, se profundizaron en la oposición. La figura, y en especial el rol que tendrá Mauricio Macri en el armado de Juntos por el Cambio profundizó la grieta entre el ala dura del PRO y el resto de la coalición.

María Eugenia Vidal pasó hace unos días de forma virtual por La Plata y convocó a ampliar el armado opositor. La ex gobernadora empieza a dar señales un poco más concretas de que competirá en la Provincia, pero exige que las fronteras del espacio se hagan más laxas. Esa intención, por ahora, no estaría pasando por el exigente tamiz del macrismo duro.