No se detiene la marea delictiva que golpea la Zona Norte

Fue una semana movida la que se vivió en la Zona Norte, una de las más afectadas por la inseguridad imparable que se afincó en la Ciudad desde mediados del año pasado. En un lapso de cuatro días hubo entraderas, escruches, asaltos en la vía pública con distintos objetivos: un club, casas particulares, un hogar de niños. Ni siquiera se salvaron los arqueros de la categoría 2006 de la Asociación Deportiva “Beto Avalos” (ADBA), a quienes dos delincuentes los atracaron en el puente de 7 y 508.

En Villa Castells, donde ayer a las 18 horas los vecinos volvieron a manifestarse con pancartas y reclamos en la plazoleta de 13 y 502, aseguran que “la situación ya no da para más” y dicen sentirse “olvidados” por las autoridades. Hoy participarán de la marcha del #AcáNo que se hace todos los jueves en City Bell, desde Cantilo y Centenario hasta plaza Belgrano. “Queremos salir a la calle sin miedo, volver a lo que era hace unos años. Hoy no podemos estar tranquilos porque vas a comprar el pan y seguro te pasa algo”, comentó María, una frentista que vive “desde hace 25 años” en el barrio. Mientras los casos se acumulan, los moradores consultados por este diario refirieron que el área más complicada se extiende desde 13 a 7 y de 501 a 509, que incluye a Ringuelet. En ese sector delimitado por muchos de los damnificados se registraron tres episodios con distintas modalidades.

El martes por la tarde dos motochorros asaltaron a una odontóloga en su consultorio de 7 y 505. Por la noche, a tres cuadras de allí, las víctimas fueron los adolescentes mencionados. “Y un día antes nos robaron en el club, casi 40 mil mangos en materiales y hierro, porque estamos en obra”, reveló Marcelo Avalos, presidente de la institución emplazada en 9 y 506. Los elementos “estaban adentro del predio, pero no bajo techo porque los obreros iban a empezar a trabajar al otro día”, explicó. Y creen que el hurto se dio “más o menos a las tres de la mañana” del lunes pasado. Entre las 12 categorías (de 2004 a 2015) del club entrenan unos 300 chicos. En los días venideros, los chicos y profesores “vamos a hacer una colecta para comprarles los elementos y que puedan jugar”, indicó el dirigente.

El establecimiento cuenta con una alarma que “dos por tres suena” aunque “no nos habían entrado nunca”, agregó. “Nosotros preguntamos, salimos con los autos por el barrio, pero no vimos nada sospechoso”, destacó Avalos.

Por otro lado, manifestó que los menores asaltados (tienen 15 años) “salían del entrenamiento y en el puente de 7 y 508 los paró una moto, bajaron con un arma y les dijeron ‘dame todo’. Los chicos entregaron todo lo que tenían, qué iban a hacer”. Los damnificados eran dos arqueros que habían terminado el trabajo con el entrenador y volvían a sus casas.

“Les llevaron los guantes, los botines y los celulares”, finalizó.

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En tanto, anteayer a las 16.30 la secuencia se repitió, pero a tres cuadras y en otras circunstancias. En el consultorio “NB Odontología” la propietaria recibió la visita de dos ladrones en moto que, armados, la despojaron de diversas pertenencias en cuestión de segundos. “La Policía bien, gracias, brillando por su ausencia como siempre”, reclamó un allegado. En esa misma esquina de 7 y 505, pero en enero de este año, desconocidos se metieron por la casilla de gas de una carnicería y se llevaron desde cortes hasta dinero en efectivo.

También escrucharon el hogar infantil “Esos Locos Bajitos” que funciona en 508 entre 9 y 11, de donde huyeron con una moto 110cc roja utilizada para diversos menesteres.

La semana pasada una ola de robos motivó la reacción de un grupo de vecinos, quienes se juntaron en 13 y 502 para marchar hasta la comisaría decimotercera de Gonnet. En total, se contabilizaron más de una docena de hechos delictivos en un lapso de cuatro días.

EN CITY BELL ESTÁN “EXPLOTADOS”

En un día de octubre de 2020, Elcira (39) tuvo un despertar poco feliz. Había escuchado ruidos por la noche, pero no les prestó demasiada atención. Por la mañana, cuando se levantó, descubrió el motivo: la bicicleta que descansaba en el patio, apoyada contra una pared, ya no estaba ahí. El hallazgo le provocó miedo y llamó enseguida al padre de su hija para que las acompañara en la casa de 445 y 31. El lunes último “a las 20.56”, recordó con precisión Santiago (30), actual pareja de la joven, un hombre la sorprendió en el interior del inmueble. Por fortuna, los gritos de la dueña del hogar lo obligaron a emprender la retirada, aunque la secuencia fue dramática.

Ella le daba de comer a la nena y escuchó sonidos raros que provenían de afuera. Con las aberturas del lugar cerradas y las luces exteriores encendidas, creyó que no podía tratarse de un malviviente. “Usó la garita de gas para subir el paredón y meterse por el terreno hasta las dos ventanas corredizas”, detalló Santiago. Forzó una de las hojas y se metió sin más. A Elcira le llamó la atención el barullo y fue hasta la habitación.

“Apenas puso un pie, se topó cara a cara con el tipo, que tenía un palo en la mano. Ella gritó “¡chorro, chorro!” y el tipo -que actuó a cara descubierta- se fue corriendo”, añadió el hombre.

Por último, entre la noche del martes y la madrugada de ayer, una familia sufrió un brutal asalto en su casa de 15a entre 465 y 466.

Allí fueron sorprendidos por tres sujetos armados con dos revólveres y un pistolón, quienes redujeron a los moradores a golpes (al padre de familia lo castigaron con salvajismo en la cabeza) y luego los maniataron.

Entonces se dedicaron a recorrer cada rincón de la propiedad. Según confiaron fuentes oficiales, huyeron con una computadora Lenovo, un disco rígido, un celular Motorola, una alianza de oro, 20 mil pesos y la llave de un Ford Fiesta. Escaparon en un Volkswagen Fox blanco. El propietario debió ser trasladado al hospital San Roque y está fuera de peligro, se informó. Por el caso aprehendieron a dos sospechosos y al cierre de esta edición buscaban al tercer acusado.