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Espectáculos |LA USINA AUDIOVISUAL LOCAL TIENE SU HISTORIA

La Escuela de Cine: en busca de las películas perdidas

El Movimiento Audiovisual Platense acaba de lanzar el canal de YouTube donde se pueden ver las primeras producciones digitalizadas de la carrera fundada en 1955 y cerrada por la dictadura, trabajos que se creían perdidos para siempre. Además, publicaron un libro sobre el proceso

La Escuela de Cine: en busca de las películas perdidas

Frame digitalizado de “Carta de Ramona” (1966), de Alejandro Malowicki

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

12 de Septiembre de 2021 | 08:10
Edición impresa

La de la Escuela de Cinematografía de La Plata es una de esas historias a la que la hicieron caer en el olvido. Fundada en 1955 por Cándido Moneo, fue la primera escuela de cine pública de América latina, aula que formó a grandes nombres del cine nacional como Carlos Sorín, Marcelo Piñeyro y Raymundo Gleyzer, además de nutrir la industria de importantes técnicos y docentes. Durante 23 años gestó una producción muy diversa de películas, desde el documental naturalista en sus comienzos al cine moderno y de influencia europea que inspiró las producciones de los 60. En los años 70, irrumpió un cine militante, “dinamita pura”: no es de extrañar entonces que en 1978 la dictadura militar cerrara la carrera.

Aquellos materiales producidos por la Escuela no vieron nunca la luz. Se creyeron perdidos, quemados, y los intentos por recuperar esos materiales se vieron truncados. Hasta ahora: desde hace un lustro, el Movimiento Audiovisual Platense comenzó a buscar ese cine perdido. “En los años que transité la carrera, jamás me hablaron de la historia de la carrera ni me mostraron un solo corto”, cuenta Igor Galuk, realizador e integrante del MPA. Esa “indignación” que generaba no conocer ese pasado se convirtió para el MPA “en plena motivación” para descubrir esa historia.

Primero, el proyecto fue un documental, “La memoria y el vinagre”, que siguen produciendo. Pero “mientras íbamos rodando, fuimos dándonos cuenta que no teníamos las películas: la película quedó en un segundo plano, porque no teníamos los cortos, teníamos que buscar esas películas”, relata Galuk: comenzó así una ardua búsqueda y recuperación de ese material, una inmersión en el pasado que el MPA plasmó en el libro “Huellas e historias del cine platense (1955-1978)”, presentado recientemente junto al canal de YouTube Videoteca DAA, donde se pueden ver los primeros trabajos de la escuela platense que fueron recuperados y digitalizados por el grupo.

El libro, que puede descargarse desde la editorial de la Facultad de Artes (y que prepara una edición en papel para las próximas semanas), cuenta con capítulos escritos por los miembros del MPA donde exploran distintas aristas del pasado, desde una revisión histórica de la carrera al estilo de las películas de la Escuela y el rol de la mujer en el cine de aquellos días, resultado de una investigación casi arqueológica: al principio contaban solo con un puñado de latas que le compartían los entrevistados del documental, y aunque se suponía que el grueso del material de la carrera tenía que estar guardado en la facultad, cuando preguntaban “no había respuesta”, dice Galuk.

Hasta que, como un policial negro, un no docente los citó un día y los llevó a un galpón “lleno de humedad” en la sede Fonseca, donde estaban arrumbadas “miles de latas: la producción de la carrera, pero también los cortos nacionales e internacionales que se usaban para dar clases, y unas 1500 latas de lo que fue el Noticiario Bonaerense, que fueron donados al Archivo de la Nación”.

Galuk piensa que parte de la negativa a brindarles esas latas de películas tuvo que ver, simplemente, con el miedo y el deseo de dejar el pasado en el pasado: “Meterse con ese material es meterse con la historia, es transitar ese pasado, los hechos que transitó la carrera”, dice. “La dictadura fue muy fuerte en La Plata: Fernando Martín Peña (investigador y coleccionista de cine) nos decía que fue tan fuerte la paliza acá, que enmudeció. Se olvidó todo, y a la gente le costó mucho recuperar esa historia. Cuando comenzamos a hacer el documental muchos hablaban por primera vez después de la dictadura. Y los testimonios de la época muestran el temor que había: Guillermo Kancepolsky decía que estudiar cine en aquella época era subversivo, era pedir estar en la lista de los buscados. Ese miedo quedó”. Y por eso, afirma Galuk, “cuando la Escuela de Cine desapareció, desapareció también de la faz de la historia”.

Los despojos de esa historia borrada, esas latas, quedaron en ese galpón olvidado, mientras el tiempo, como si de una metáfora mala se tratara, carcomía esa memoria lentamente: síndrome de vinagre es el nombre que lleva el proceso que va descomponiendo el material fílmico que no se protege, y en ese galpón había mucho olor a vinagre. Recuperar ese material, pegoteado, carcomido, descompuesto, ha sido el trabajo del MPA desde aquel hallazgo, que con distintos convenios han ido digitalizando 200 latas en 16mm (y todavía quedan otras 200 en 35mm, sin abrir: nadie sabe qué tesoros del pasado hay allí) y ahora suben ese material al canal de YouTube.

“A nosotros, como ex alumnos de la Escuela recuperada y reabierta en 1993, nos interesa recuperar nuestro legado, nuestro ADN cinematográfico. Estamos intentando construir el puente entre lo que fue aquella Escuela de Cine y lo que hoy es el Departamento de Artes Audiovisuales de la Facultad de Artes”, explica Galuk.

Un trabajo que hace falta en un país desmemoriado, donde el pasado cinematográfico se desvanece día a día, hora a hora, por falta de voluntad de proteger ese patrimonio, ese pasado en común.

“En nuestro país la producción muda del país se perdió casi completamente, para siempre. Y no hay cinemateca: las únicas instituciones que existen son el Museo del Cine, dependiente de la ciudad de Buenos Aires… y coleccionistas privados. La actual Ley de Cine proclama la creación de una cinemateca nacional, pero no se ha cumplido”, opina Galuk, y dice que también desde allí, desde la falta de apoyos, se explica por qué intentos previos por recuperar el acervo cinematográfico platense fracasaron: “Nosotros lo podemos hacer porque somos un grupo numeroso, pero realizar todo por pasión y por convicción, poniendo el cuerpo, ad honorem, es desde ya también desgastante. Sin una cinemateca o alguna legislación que podría haber facilitado el encuentro y la digitalización del material, estamos haciendo todo a pulmón, dependiendo en gran parte de la buena voluntad de los privados que se interesan por el proyecto”.

Harold Fuertes Rees, Jorge Prieto, Eduardo Comesaña y Oscar Garaycochea durante el rodaje del corto “Pejerrey”, en 1961 / Foto: Cándido Moneo Sanz (del archivo de Eduardo Comesaña)

 

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