Empezó a saldar la deuda con un gran presente de Tarragona

El impacto de regresar con tres puntos en el bolso (son siete las unidades sumadas en las últimas tres fechas) debiera ayudarlo para encaminar definitivamente su campaña. Lejos de haber alcanzado un nivel de rendimiento colectivo francamente seductor, el Lobo de Pipo encarará la recta final del torneo sintiendo que todavía puede clasificar entre los cuatro primeros de su zona.

No hubo un boletín sobresaliente, ni una colección de situaciones construídas con buen trato de pelota, pero se las ingenió para aprovechar la “oferta tucumana” y dejar a su rival hundido en el más oscuro pesimismo.

de entrada el rival desnudó una serie de carencias alarmantes

Gimnasia dejó pasar en el primer tiempo un panorama favorable como para aprovechar todas las carencias de este pobre equipo decano. Cuando Tarragona, de los mejores refuerzos que ha conseguido Gimnasia en los últimos años, buscó el arco y acertó con un pequeño desvío a su favor, para gritar el uno a cero, envió un mensaje claro para sus compañeros.

Este Atlético en nada se parece a aquel representante norteño que supo jugar la Copa Libertadores. Es una invitación inconfundible para animarse a hacerle daño.

Con Alemán en un nivel bajo, el equipo de Pipo extrañó a ese conductor vehemente, eléctrico y siempre peligroso que podría haber marcado diferencia. Sin su cuota de lucidez, nadie tomó la posta y, por eso, en un partido plagado de imprecisiones, la enjundia de los dirigidos por el Vasco Azconzábal encontró el empate en una jugada sucia, con rebotes y un tiro letal para Rey.

Al local no le quedaba otra alternativa que ir al frente como le saliera, como pudiera... Ante ese rival cargado de presión, el Lobo no fue capaz de facturar lo que el trámite del primer capítulo le presentó como una gran oportunidad.

la utilización del VAR no puede frenar y arruinar así el juego

La decisión, totalmente justa, de sancionar el penal a favor de Gimnasia ratificó que la gran falla del nuevo sistema es la insoportable demora que depara. Fueron muchos, demasiados, los minutos que se perdieron hasta llegar al fallo bien sancionado.

Tarragona, la figura tripera, merecía la oportunidad de convertir la pena máxima; y así ocurrió con una ejecución que no se apartó del estilo de su juego. Serio y concentrado, el artillero mens sana la clavó contra el palo derecho sin darle ninguna posibilidad de éxito al arquero.

Entre una lluvia desproporcionada de serpentinas, piedras y otros objetos contundentes, el ganador demostró ser más. Su mayor mérito combinó el carácter para manejarse en este ambiente hostil y cierto oficio como para festejar de visitante después de un largo período.

Ahora, deberá ratificar su genuina voluntad de enderezar con creces una campaña que empezó floja. Los triunfos curan. Con una formación más cercana al gusto popular, Gorosito encontró una buena dosis de tranquilidad.

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