Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Espectáculos |EN CINES

“Misántropo”: un asesino serial dado vuelta

“Misántropo”: un asesino serial dado vuelta

Shailene Woodley protagoniza “Misántropo”

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

22 de Mayo de 2023 | 02:36
Edición impresa

Los asesinos seriales son una obsesión del cine norteamericano. Han sido escritos para la pantalla, a menudo, como metódicos, geniales en su atrocidad, monstruos solitarios. Con, a menudo, seductoras razones para su accionar asesino: aunque quizás algunos traumas en la infancia, quizás alguna opresión social, se ofrece como causa del “desvío”, ese desvío de la ley aparece en el cine y la televisión tantas veces como una rebelión ante un sistema podrido. El asesino serial habitual de la pantalla es así encarnación del individualismo estadounidense, de su afán excepcionalista: es monstruo pero también una especie de antihéroe que se anima a llevar adelante impulsos que son colectivos. La tradición del Unabomber.

“Misántropo” es la primera incursión de Damián Szifrón en el cine estadounidense. Aborda esta obsesión estadounidense, pero lo hace, como no puede ser de otra forma, desde la orilla: así como las enfermedades mentales no son problemas individuales, tampoco es este asesino un pistolero solitario. Su monstruo no es un genio, apenas un hábil tirador; cuando Falco, la agente de policía que lo persigue, finalmente lo atrapa, no hay nada carismático en este hombre huraño, derrotado. El monstruo no se rebela, simplemente estalla. Ni siquiera es un monstruo: espejo de la propia protagonista, sus traumas son apenas delineados, apenas descritos. Podrían ser cualquiera, los inadaptados de un sistema que arrasa, que lo consume todo con una voracidad más aterradora que los clínicos disparos del asesino del rifle: mucho más cruentas que las muertes que provoca el asesino en serie son las escenas del matadero que filma Szifrón. Son los hijos de un sistema que ha producido una epidemia de salud mental: ella se empastilla para sobrevivir (“¡las pastillas funcionan!”, le grita desesperada para intentar bajar su rifle, pero no lo cree); él sólo sabe explotar y morir.

Szifrón filma el punto de vista de ambos al revés. Gira la cámara en la panorámica inicial mientras, uno a uno, el tirador mata a sus víctimas que celebran, en diversas azoteas, el año nuevo abrazando el frenesí consumista. La vuelve a girar para mostrarla a ella, también sola, nadando. No encajan, están incómodos (al otro héroe inadaptado del relato, el detective gay, quien dice sugerentemente que lo “dejaron” casarse, lo echan y le pegan un tiro).

Aunque la lectura biográfica suele ser simplista, no está mal recordar que Szifrón también se fue del sistema: por varios años, no produjo cine (escribió, eso sí) y se mudó a la montaña. Allí se veían las estrellas que la ciudad ha perdido a causa de su iluminación distópica de neón. Su asesino recuerda esas estrellas perdidas.

Tras aquel escape, Szifrón entregó sus fábulas sobre la violencia cotidiana, “Relatos Salvajes”, cuentos sobre estallidos matizados por su habitual humor. En su encuentro con la cultura estadounidense, sin embargo, ese sentido del humor es opaco, asordinado. Consecuencias quizás de trabajar en un sistema que acorseta ciertas tendencias, o decisión personal, “Misántropo” es su película más oscura, un thriller casi fincheriano. Thriller: abrazando el cine clásico, Szifrón utiliza el género clásico, el policial, para contar una historia en la superficie, la peripecia criminal, y otra debajo. Allí ingresa el “casi”: faltan los monstruos geniales de Fincher (desde Kevin Spacey en “Se7en” al Zodíaco nunca encontrado), tampoco están los antihéroes víctimas de un sistema, diseñados para incels, como el Joker. Su asesino no es una aberración, es una consecuencia: las enfermedades mentales son un problema social, no un desvío individual.

 

En su primera incursión en Hollywood, Szifrón aborda al asesino serial desde la orilla

 

Por eso el retrato de Szifrón es amargo (quizás por eso también menos humorado): los tiroteos masivos, las adicciones a opiáceos, los “zombies”, las teorías conspirativas de ultraderecha, las deudas destructivas y ese carnívoro y patriarcal sálvese quien pueda no son formas extremas, exacerbadas, de una forma de vida, son esa forma de vida.

Es interesante cómo parte de la crítica consideró que este espejo que Szifrón colocó sobre la sociedad estadounidense fue la razón por la cual su película no fue bien recibida en su país de origen. Sin embargo, el alegato del cineasta argentino quizás no nos excluya a nosotros, país carnívoro en más de un sentido, tanto como nos gusta creer. En la película, el marido de Larkmann, el detective, cuenta una anécdota, casi un chiste: visitaba Colombia, y lo llevaron a un Starbucks. Ya importamos las enfermedades mentales del mundo desarrollado. ¿Cuanto falta para que también importemos sus tiroteos masivos?

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2250

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3450

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2250.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla