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“Winning Time”: a la gloria, Magic Johnson no llegó por un camino de rosas

La serie de televisión de HBO Max que cuenta la historia de los Lakers de los 80 estrena su segunda temporada, relato de los cuatro años de frustraciones, peleas y lesiones que siguieron al título obtenido en la primera. Sus creadores dialogaron con EL DIA

“Winning Time”: a la gloria, Magic Johnson no llegó por un camino de rosas
Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

30 de Julio de 2023 | 05:17
Edición impresa

“Winning Time”, serie basquetbolística de HBO Max creada por Max Borenstein, es la encarnación televisiva de los Lakers: ágil, vertiginosa, burbujeante, algo canchera, la serie producida por Adam McKay (“No mires arriba”, “The Big Short”) toma inspiración de cómo Jerry Buss, la mente maestra detrás del “Showtime”, Magic Johnson, su sonriente conductor, y los Lakers cambiaron en los 80 “la forma en que se siente el deporte”, según dice en diálogo con EL DIA Borenstein. “Winning Time” está hecha a imagen y semejanza de los Lakers: la serie es Magic Johnson mirando para un lado, pasándola para el otro y guiñándole el ojo a la cámara de televisión. Un espectáculo resplandeciente, intoxicante, que estrena, el próximo domingo, su segunda temporada.

Una tanda de episodios todavía más vertiginosa que la anterior: mientras la primera temporada recorría la primera, triunfal temporada Laker bajo el mandato de Buss y Magic, esta segunda parte atraviesa cuatro años de sangre, sudor y lágrimas, un relato del camino a la primera final de la NBA en aquellos años 80 protagonizada por los archirrivales Lakers y Celtics.

Parte del equipo de Los Lakers, en el vestuario

“En la primera temporada, la historia era evidente: había que contar desde que Buss compra el equipo y elige a Magic, hasta que gana el campeonato ese mismo año. Pero para la temporada 2 tuvimos que discutir bastante cuál iba a ser el arco: nuestra esperanza era que al menos permitiera hacer una temporada más. Por supuesto, hay mucha historia de los Lakers para recorrer en los 80, y si el show continúa siendo un éxito, con la venia de HBO podríamos hacer varias temporadas más, pero queremos que cada una sea una historia autocontenida”, explica Kevin Messick, productor ejecutivo de la serie, sobre el recorte.

Y agrega al respecto Borenstein: “La primera temporada se trataba sobre un equipo que se forma. Y eso ocurría en esa temporada perfecta, que era perfecta para una temporada de una serie de televisión: los Lakers del Showtime nacen y ganan. Esta temporada es sobre lo que pasa después: los desafíos del éxito, la fama, el liderazgo, los egos… y lo que conlleva convertirse en una verdadera dinastía, en más que un chispazo. Todo eso los atraviesa durante sus siguientes cuatro temporadas de basquetbol, justo hasta su enfrentamiento con los Celtics en las finales”.

Son cuatro años nada bonitos para los Lakers, siempre al borde del derrumbe: lesiones, problemas internos, temporadas ganadas y perdidas, rencillas familiares recorren esos cuatro años, donde Lakers y Celtics, el Boca-River de la NBA, nunca llegan a verse las caras en las finales, pero se reparten los anillos.

Borenstein define la temporada como “el camino de regreso a la cima de la montaña para Magic”, quien se lesiona gravemente en su segunda temporada en la liga profesional, y también pierde el cariño de sus compañeros por egos y dineros. Rodney Barnes, productor y guionista de la serie, la define de otra manera: “Es ‘El imperio contraataca’ del básquet”, lanza, en referencia a la segunda película de la trilogía original de “Star Wars”, y el final desgarrador de la película galáctica y la nueva temporada de “Winning Time”.

Y de hecho, aquel enfrentamiento entre los Celtics de Larry Bird y los Lakers de Magic en las finales de 1984, con idas y vueltas en los resultados, se vivió con similar intensidad en Estados Unidos al estreno de la secuela de “Star Wars”. un momento cumbre de la cultura popular, el enfrentamiento final entre dos rivales que significaban cosas completamente distintas: los Lakers del show, los duros Celtics; Magic, el base juguetón y espectacular, contra Bird, de personalidad mediática nula pero absolutamente letal como jugador.

“Sentimos la presión”, confiesa Messick, sobre llevar a la pantalla esos momentos tan relevantes. Salli Richardson-Whitfield, directora del primer episodio y los dos finales de esta temporada, cuenta que para recrear esos momentos deportivos “estudiamos las grabaciones hasta el punto de saber que en un costado hay un tipo con una remera azul y un cartel que decía esto y aquello…”

Es un despliegue visual y de producción increíbles. La directora cuenta cómo, para filmar cada partido de básquetbol, dividido en decenas de tomas donde se ruedan los instantes claves, tanto en lo deportivo como en lo emocional, de cada encuentro, hay seis cámaras filmando a la vez, una en el público, otra en la cancha comandada por un camarógrafo con patines, una más volando en el aire. Se filma como una película de acción. “Como una danza”, dice Messick,

Es un trabajo exhaustivo para transportar al espectador a aquellos días, pero que además muestra una forma totalmente novedosa de filmar la ficción deportiva.

“El primer capítulo de la serie fue dirigido por Adam McKay, y marcó el tono: tomó inspiración del hecho de que Jerry Buss y los Lakers cambiaron el deporte, cambiaron la forma en que se siente el deporte. Lo llevaron de ser el quinto deporte más visto en Estados Unidos a un fenómeno global, el deporte como entretenimiento. La NBA es ahora una marca global, increíblemente influyente desde lo cultural, la ropa, la moda, el estilo… Todo eso empieza con la visión de Buss para la liga”, dice Borenstein.

 

“Los Lakers cambiaron la forma en que se siente el deporte. Queríamos hacer una serie que se viera tan fresca, tan diferente como los juegos de los Lakers”

Max Borenstein,
creador de “Winning Time”

 

“La historia de Buss se trata de cambiar la forma en que el deporte se sentía, de esos 50s en blanco y negro a los reflectores, el espectáculo, las chicas Lakers”, agrega. “Por eso, queríamos hacer una serie que se viera tan fresca, tan diferente como los juegos de los Lakers eran para lo que había venido antes”.

“Esa es la parte divertida”, dice Richardson-Whitfield sobre los aspectos visuales y la manera de filmar los partidos, “pero siempre nos preguntábamos, al filmar cada partido, ¿cuál es el corazón de la escena? Creo que eso es lo que diferencia a nuestra serie de otros shows de básquet: nos metemos dentro del juego, resignificamos la acción”.

“Recreamos momentos del partido, pero sumamos las relaciones entre los personajes, lo que significaban esos momentos”, concuerda Messick.

Y agrega Barnes: “Soy un tipo viejo, he visto muchas películas y series sobre deportes malas, donde el foco no son los jugadores, que juegan el juego pero la cosa se trata del entrenador, o del dueño, o de esta persona… y nunca conocés a los jugadores, son unidimensionales. La oportunidad de conocer la dinámica de un equipo, la vida de los jugadores, me parecía excitante: me llevaba a la idea de gente distinta, que venía de distintos lugares del país… como en el mundo hoy; a la posibilidad de ver cómo todos se unían con la esperanza de ganar algo. Es intrigante”.

- Esa búsqueda de una serie sin personajes unidimensionales le escapa a construir a los Celtics y a Bird como villanos. Son otra forma de ser, porque son de ciudades muy diferentes.

Borenstein: Yo crecí en Los Ángeles, crecí con ese equipo, y siempre sentí que la ciudad tenía un rol integral en la creación de la cultura: es un lugar que significa mucho respecto al mundo actual. Si Nueva York es la ciudad del siglo XX, Los Ángeles es un poco la matriz para muchas cosas que vivimos ahora. El libro es una lente en esa ciudad, y en esa era, y es una forma de entender el mundo en que vivimos ahora, en términos de la fama, el género, la raza… Pero además es una lente sobre esos temas sumamente divertida y sorprendente.

Barnes: La serie es un poco la historia de dos ciudades, muy diferentes. Es algo que me gustaría explorar más.

Borenstein: Tan diferentes como Bird y Magic. De hecho, es una rivalidad que funciona particularmente bien porque son dos tipos tan diferentes como pueden serlo, en cuanto a su personalidad: Larry es taciturno, callado, Magic es energía pura… Pero en realidad, no hay dos tipos más parecidos: por eso se entienden. Esta temporada comenzamos a pelar esa cáscara.

- La narrativa mediática del momento, sin embargo, siempre buscó enfrentarlos en esos términos, tanto a los Celtics como a los Lakers como a Magic y Larry. Bird, sin embargo, es en esta segunda temporada, más protagonista: deja de ser la antítesis de Magic. ¿Por qué tomaron esa decisión de darle más pantalla?

Borenstein: En la primera temporada tuvimos que dejar cosas afuera. Por ejemplo, a Larry Bird. Lo veíamos poco, y solo como rival de Magic, pero sabíamos que había una gran riqueza en el personaje. Queríamos profundizar ahí, pero no había lugar… En esta temporada pasamos un rato conociendo a Larry, y creo que para la historia de la rivalidad es gratificante. Era central no mostrar a Larry como más que un rival, o como más que un villano. En la primera temporada mostramos lo que representaba para Magic: su rival. Pero queríamos humanizarlo, entenderlo: esta temporada tuvimos esa oportunidad. No hay buenos y malos: son atletas.

Barnes: Creo que si la serie fuera solo un homenaje a Magic porque esta es una serie de los Lakers, hubiera sido no hacerle justicia a los propios Lakers y su legado. He visto muchos atletas grandes, retirados, hablar del juego, y uno puede ver cómo han acogido a su rival, la persona que sacó lo mejor de ellos. Para contar bien esta historia, había que conocer y respetar a Larry Bird, para representar lo que significaba esa rivalidad.

 

“Si fuera solo un homenaje a Magic, hubiera sido no hacerle justicia a los Lakers. Para contar bien esta historia, había que conocer y respetar a Larry Bird”

Rodney Barnes,
productor y guionista de “Winning Time”

 

- ¿Hasta dónde puede llegar la serie?

Messick: Bueno, Jeff Pearlman, que escribió el libro en que se basa la serie, escribió también libros sobre la era de Kobe Bryant y de LeBron James. Así que compramos los derechos, por si nos permiten continuar. Pero creo que tenemos que enfrentar cada temporada, teniendo en cuenta la economía de la industria en este momento, sabiendo que no hay garantías de que podamos seguir haciendo el show. Así que tenemos siempre un plan: si este es el final, el final tiene que satisfacer a la audiencia. No estamos pensando en un arco general de ocho temporadas, porque ¿y si no llegamos a las ocho temporadas? Cada temporada tiene que ser satisfactoria, tener una conclusión, un cierre.

Los entrenadores de Los Lakers en la serie

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