Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Opinión |Editorial

Pese a los reclamos de los vecinos, la burocracia eterniza muchos trámites

Pese a los reclamos de los vecinos, la burocracia eterniza muchos trámites
8 de Octubre de 2024 | 02:46
Edición impresa

La crónica cotidiana no deja de reflejar los múltiples reclamos de los vecinos por las demoras en que incurren los servicios públicos para reparar averías o cortes. Demoras que se eternizan para que un semáforo vuelva a funcionar, para reparar un bache, para reponer el alumbrado público, para detener pérdidas de agua aquí y allá, para contar con un servicio de telefonía y de Internet aptos para atender a una ciudad de la envergadura de La Plata y sus distritos vecinos.

Lo que primero podría señalarse es que la imaginación de la burocracia pareciera no tener límites para complicar los trámites. Obtener un registro de conductor –una gestión condicionada por la falta de plásticos- lograr un permiso o un final de obras, todo obliga a múltiples pasos previos y a veces no se llega a ninguna parte.

Colas para conseguir la tarjeta Sube, para obtener certificados y muchas veces también filas interminables para cobrar dinero en los Bancos, ya sea porque los cajeros se quedan sin billetes o porque se cayó el sistema.

Ocurre lo mismo en organismos nacionales, provinciales o municipales. En algunas oportunidades, un simple programa de vacunación se convierte en un calvario porque no hay dosis suficientes y entonces las personas deben realizar, a su costo y esfuerzo físico, verdaderos tours por los distintos centros de salud. Colas desde la madrugada para obtener la inscripción en una escuela.

Llegar a las deseadas ventanillas o mostradores y concretar un trámite o una simple averiguación suele convertirse en un juego de azar, con la mayoría de las posibilidades en contra. Además de tener que soportar largas esperas, lo habitual es que el empleado que atiende le pregunte al contribuyente si trajo el formulario A o el B, sin el cual es imposible avanzar en el papeleo.

El contribuyente debe retirarse y sabe que tendrá que perder otro día hábil, para poder volver con el papel exigido. Nadie le avisó que debía llevarlo en la primera cita. En la segunda gestión presencial, acaso le digan que tiene que tener el formulario C. Y cuando ya llevó todos los formularios, hay que esperar quince días, un mes o varios meses para obtener el documento que se busca, porque falta el plástico, se cayó el sistema o cualquier otro motivo.

Si el trámite se gestiona previamente en modo digital por vía del celular, hay que ser un experto en comunicaciones. Atiende una voz grabada que va conformando un laberinto de imposible salida para quien lo encara. Esto ocurre también con empresas privadas concesionarias de servicios público. Pero todo ello, si es que la voz grabada atiende la llamada, ya que muchas veces hay que aguardar largos minutos hasta que aparezca alguna seña de vida en el teléfono. Cuando se habilita la gestión por la computadora, lograr un turno para ser atendido resulta igualmente problemático.

Pasan los años y también las décadas, se incorporó la computación y, sin embargo, siguen sin existir salidas ágiles para las múltiples gestiones que se deben realizar. La misma suerte corren los reclamos que presentan los vecinos. El agua continúa manando, la primitiva pérdida ya será un río que corre junto al cordón; la falta de alumbrado ya lleva meses en algunas calles pese a que los frentistas realizaron decenas de protestas, los baches se eternizan y así ocurre con la victoriosa burocracia.

Se trataría, por lo pronto, de que los organismos públicos –y las empresas concesionarias de servicios- cumplan con una normal atención al público y que, a todo trance, sus autoridades se ocupen de evitar las abusivas exigencias en que cae la administración.

En todas las etapas haría falta simplificar los procedimientos. En definitiva, lo que haría falta es una mayor dosis de sensatez a la hora de fijar los requisitos de cada trámite y, también, una más decidida presteza y consideración, ya sea cuando se trate de reparar averías o de atender los requerimientos de la gente.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE a esta promo especial
+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Full Promocional mensual

$650/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6100

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme

Básico Promocional mensual

$500/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3950

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme
Ver todos los planes Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional mensual
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$500.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $3950.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla