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Conociendo a Malkovich

Conociendo a Malkovich

Escena de John Malkovich en el porteño Coliseo

27 de Octubre de 2016 | 01:29

Nicolas isasi

La expectativa era predecible. Todos en la puerta del Teatro Coliseo de Buenos Aires asistían para finalmente conocerlo. Esta vez, cara a cara, en vivo y en directo, interpretando a un autor argentino. La ansiedad era notoria incluso en ciertos famosos del ambiente televisivo, del teatro y obviamente del cine, que es donde más reconocimiento tuvo su carrera.

Su presencia se hizo esperar. Los primeros en entrar fueron los miembros de la orquesta, junto al director armenio Sergei Smbatyan, que interpretaron el “Divertimento, KV 136 en Re Mayor” de W.A. Mozart. Una pieza ágil y llamativa que sirvió como anzuelo para pasar a los platos fuertes de la velada. Una vez terminada la obra, se acomodaron los atriles y entró al escenario la violonchelista y compositora rusa Nina Kotova. Los aplausos habían comenzado, pero estallaron en una ovación con la incorporación de John Malkovich, a paso sereno, yendo hacia el otro lado del escenario.

Allí comenzó una obra difícil y profunda, que es el Concierto para Violoncello y Orquesta “El Velo Protector” de Sir John Tavener. La melodía del cello entre las cuerdas generaba un contraste algo inquietante que sin dudas perturbaba la audición, sobre todo si pensamos que la obra anterior había sido de Mozart. Kotova, movía sus manos y brazos con total naturalidad, poseída por la obra. Al comienzo, durante su solo hubo ciertas desafinaciones que supo corregir rápidamente, al unirse con la orquesta.

Si bien tenía la partitura delante, la siguió en pocos momentos, ya que su estado de concentración y conexión con el instrumento era puro y maravilloso. Malkovich, mientras tanto, permanecía inmóvil observándola en penumbras desde la otra punta como un espectador más. Hasta que de repente se incorporó y comenzó a leer, casi como si fuera una proclamación, el prólogo del libro “Nunca más” escrito por Ernesto Sábato.

La fuerza entre ambas partes era increíble. Esos textos pronunciados en inglés, con el correspondiente sobretitulado en castellano, y el plus de la música de Tavener, cobraban una dimensión espeluznante. Una voz extranjera e internacional que recordaba el dolor profundo e intenso de aquella lamentable situación nacional. La insistencia de las cuerdas agudas de la orquesta al estilo Bernard Herrmann, parecía el contrapunto perfecto para el tono turbador de su voz a medida que avanzaba.

Luego siguió la obra concebida entre Malkovich y la pianista Ksenia Kogan para “Technobohemians” (nombre que también lleva la marca de indumentaria que posee el actor) estrenada en Florencia en 2012. En este caso, el Concierto para Piano y Orquesta de Cuerdas de Alfred Schnittke, mientras Malkovich interpretaba al personaje Fernando Vidal Olmos, que relata su visión paranoica sobre los ciegos, en el “Reporte sobre ciegos” que forma parte de la novela “Sobre héroes y tumbas”, también de Sábato. Esta comunión, tenía una riqueza sin igual, como si se tratara de una masterclass para actores y cantantes.

La orquesta interpretó el Concierto para Piano y Orquesta de Cuerdas de Schnittke, mientras Malkovich interpretaba al personaje Fernando Vidal Olmos en el “Reporte sobre ciegos” de Sábato. Esta comunión tuvo una riqueza sin igual

Porque a pesar de estar acompañado por grandes músicos, su penetrante voz, tranquila pero profunda, logró todos los matices justos para deleitar al público con una exquisita interpretación. Esa voz característica que dejaba entrever el paso de los años, daba cuenta de su experiencia, la calidez y la violencia que cada uno de esos parlamentos posee. Para cerrar, otra clase magistral, pero con el “Almanaque de sabiduría” (Wise Thoughts) del autor León Tolstoi. Publicado en Rusia en 1912, el texto refleja sus ideas sobre la divinidad, la verdad, el bien, el mal, la felicidad y el amor, en pequeños textos breves pero agudos que fueron parte de su forma de vida.

Con precios extraordinarios que el público difícilmente pagaría para ver a un actor local de reconocimiento internacional como Ricardo Darín u Oscar Martínez, John Malkovich logró llenar la sala en las dos funciones que brindó luego de su paso por Corea del Sur, Finlandia, Inglaterra y Alemania. Su presencia, junto a la de Gérard Depardieu la semana pasada, y la de Al Pacino en esta semana, enaltece la importancia del teatro y la actuación, dejando en claro la devoción del público por estos actores de primera línea que dejan una pequeña huella en nuestro teatro. Recordando esa pequeña pregunta que dio como fruto la primera película de Spike Jonze, creo que finalmente los argentinos presentes en aquella noche aprendimos un poco a ser como John Malkovich.

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