Postales reales para las fiestas

Las Fiestas, sin duda, son un hito en el calendario de nuestras familias, una bisagra entre un año que deja atrás alegrías y miserias, y otro nuevo, misterioso e impredecible. Las familias reales no están fuera de estos tópicos y aprovechan la oportunidad para mostrar su mejor cara.

Balance y esperanza suelen ser los temas del mensaje hacia los pueblos que representan. Envían tarjetas, hacen posados, organizan fiestas privadas y oficiales y, lo más importante, el monarca de cada país da un discurso, el único del año que no es escrito por el gobierno, el más auténtico. Es verdad que en estos tiempos vertiginosos un discurso reflexivo ha perdido valor pero hasta no hace mucho las familias de los países monárquicos esperaban juntas, frente a la radio primero y frente al televisor después, la comparecencia de su monarca.

La tarjeta que envían las casas reales para a sus allegados, proveedores, miembros de las instituciones y la prensa son, también, uno de los mensajes más esperados. Suelen elegir una foto familiar tomada a lo largo del año y cuidan cada detalle porque saben que cada pixel será interpretado y reinterpretado por la prensa cortesana y, lo que es peor, por los medios no tan afines a la causa monárquica. Y cualquier error será comentado hasta el hartazgo en redes, programas de chimentos y revistas satíricas.

Una foto con los nietos es la mejor postal que podemos brindar, pensaron los reyes (entonces en ejercicio) Juan Carlos y Sofía de España en 2005. Claro… unos viven aquí, otros viven allá y juntarlos a todos y, además, lograr que ninguno salga con los ojos cerrados o llorando es tarea titánica. Por suerte contamos en estos tiempos con el mágico Photoshop, mucho más eficiente en unir familias numerosas que los propios secretarios y supervisores de agenda.

Dicen que fue la reina Sofía la de la idea y la que tomó, sin mucha pericia, el mando del mouse. Como en un puzzle ensambló fotos y armó el tan deseado encuentro. Claro… en el camino desaparecieron los brazos de una niña y las piernas del rey, un bebé (en realidad nonato cuando se había tomado esa instantánea) fue incrustado en los brazos de su hermanito; y, como corolario, decoró virtualmente la estancia con motivos navideños. Y así quedó la gaffe para la historia…

A partir de ese año la otrora pareja real despersonalizó la postal y optó por elegir fotos de palacio, reproducción de obras de arte con motivos religiosos y paisajes nevados. Hasta ahora… porque en 2018 sorprendieron con un retrato de ambos en el que se ve a una Sofía sonriente y a un Juan Carlos imponente y adusto y que, analizan los medios, puede ser el mensaje de un mejor entendimiento en su relación.

LE PUEDE INTERESAR

Al vino, tomalo como quieras

LE PUEDE INTERESAR

Vacaciones verdes

Los que no suelen recurrir a los nietos son el príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa, Camila. Ellos muestran su costado más romántico y suelen enviar una foto de pareja sonriendo y tomados de la mano. Una imagen que busca, sin duda, afianzar la idea de que el desastre familiar, institucional y mediático de los años 90 no fue en vano. Un apacible amor otoñal que perdura a pesar de las agitadas primaveras del pasado. La tragedia de Diana se desdibuja en las felicitaciones navideñas, pero siempre será una sombra.

Muchas casas reales, en los últimos años, han optado por la tarjeta virtual o un posado junto al árbol para sus buenos augurios. Son también entrañables, por poner un ejemplo, los videos de la princesa Victoria de Suecia jugando en el parque con sus hijos o cocinando juntos galletas de jengibre… Y, aunque sepamos que tienen un ejército de maestros pasteleros que cocinan y un vasto plantel de niñeras, se agradecen las imágenes más humanas y poder espiar un poco sus escenas cotidianas.

Pero este año las palmas en lo que a salutaciones se refiere se las ha llevado la Familia Real de los Países Bajos. La foto es perfecta en cuanto a iluminación y encuadre aunque nada navideña, por cierto. El rey, Máxima y las tres princesas por orden de edad aparecen en fila, mirando el horizonte. El rey Guillermo Alejandro sonríe… a medias pero sonríe. El resto aparece entre resignado y sorprendido como si estuvieran viendo el resultado de la elecciones en las que ganó el partido republicano (escenario hipotético pero siempre posible). Y el conjunto, en general, bien puede servir de afiche para la versión holandesa de Men in Black.

En estas fiestas ya está todo dicho. Pronto comenzará la agenda 2019 de las Casas Reales y nos deleitarán con fabulosas fiestas, tal vez alguna boda, los siempre simpáticos nacimientos y alguna que otra sorpresa.