Estudiantes logró cambiar a tiempo y se trajo un punto del Bajo Flores

Se bajó el telón del 2018 para Estudiantes y fue con un empate 1-1 frente a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. En el primer tiempo no tuvo un buen rendimiento y Leandro Benítez se vio obligado a cambiar en el complemento, en donde el ingreso de Mariano Pavone le dio otra cara al equipo. Rubén Botta y el Tanque, ambos desde el punto penal, fueron los autores de los goles, mientras que Mariano Andújar tuvo una intervención clave cuando le contuvo un remate desde los doce pasos a Pablo Mouche.

A diferencia de lo mostrado en los entrenamientos de la semana, el técnico decidió hacer un cambio de último momento y puso desde el arranque a Matías Pellegrini en lugar de Mariano Pavone, quien esperó por su chance en el banco de los suplentes. El motivo de esta decisión, que modificó el dibujo táctico, fue claro: tener más presencia en mitad de cancha y evitar que el equipo comandado por Jorge Almirón gane protagonismo con la pelota en sus pies.

Lucas Albertengo, al igual que ocurrió quince días atrás en el Gigante de Arroyito, fue el único hombre de punta, aunque estuvo respaldado por tres jugadores de buen pie: Gastón Fernández, Lucas Rodríguez y Pellegrini. La Gata por momentos se movió como una especie de mediapunta y fue quien mejor manejó la pelota, mientras que los últimos dos se dedicaron más a intentar lastimar por las bandas apostando a su velocidad.

En los primeros minutos del encuentro parecía estar todo controlado en Estudiantes, ya que no sufría en el fondo y en ataque le generaba dolores de cabeza a San Lorenzo. Pellegrini tuvo una clara tras un contragolpe comandado por Fernando Zuqui que terminó en el tiro de esquina, mientras que Albertengo inquietó en otra con un centro bajo que ningún futbolista pincharrata pudo conectar al gol.

Pero la situación cambió por completo pasado el primer cuarto de hora, cuando los dirigidos por Almirón lograron agarrar la pelota en la mitad de cancha y empezaron a encontrar las falencias en el fondo albirrojo. La principal vía de acceso hacia el arco defendido por Mariano Andújar para los azulgranas en el primer tiempo fue su sector izquierdo, con Elías Pereyra como estandarte, aprovechando que Zuqui se cerraba mucho y no colaboraba en la marca con Facundo Sánchez, quien sufrió y mucho.

Benítez y su cuerpo técnico se dieron cuenta rápidamente de este problema y decidieron que Nahuel Estévez comience a realizar la entrada en calor, aunque su ingreso recién se produjo en el segundo tiempo y prefirieron apostar algunos minutos más por el esquema inicial a pesar de las complicaciones del mendocino para contener las subidas rivales.

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En este contexto, las aproximaciones al área de Nicolás Navarro escasearon en los primeros 45 minutos más allá de lo ocurrido en el comienzo. La Gata y Tití comenzaron a retrasarse buscando la pelota y, a partir de ahí, generar algo de peligro. Alguna que otra pelota parada y no mucho más mostró el Pincha antes del entretiempo, mientras que San Lorenzo continuó inquietando por el lado del lateral derecho albirrojo.

La falta de claridad del conjunto local en el último cuarto de cancha no le permitió irse al descanso con una ventaja, además de que Andújar respondió con seguridad cada vez que lo llamaron. La tapada más importante en esa etapa fue un cabezazo de Nicolás Reniero que lo obligó a ir abajo y poner sus dos manos para evitar la apertura en el marcador.

El inicio del complemento fue una verdadera pesadilla para Estudiantes: al minuto Fabián Noguera llegó tarde a un cruce y la pelota pegó en la mano. Hernán Mastrángelo, quien frente a Aldosivi también le habría cobrado un penal en contra, no dudó en cobrar penal y Rubén Botta lo convirtió en gol. Esto terminó de quemarle los papeles al entrenador, que debió empezar mano para intentar cambiar la situación.

La primera apuesta del cuerpo técnico fue por la experiencia, Mariano Pavone, quien se metió en lugar de Zuqui, quien además de los inconvenientes en la marca le sumó una molestia. Al igual que en la formación inicial frente a Lanús, el equipo quedó con dos hombres de punta y el tridente Pellegrini-Fernández-Rodríguez quedaron parados por detrás, mientras que Iván Gómez ofició de rueda de auxilio.

Esta modificación le dio otro temple al equipo, ya que Albertengo se encontró con más libertad para bajar o abrirse con las bandas teniendo la presencia del Tanque por el centro. Los defensores de San Lorenzo, además, se vieron obligados a estar más atentos y pasaron menos al ataque, algo que alivió a los laterales albirrojos. En el mediocampo, en tanto, el Pincha logró tener una mayor presencia y entorpeció los circuitos de juego del rival, algo que obligó a Almirón a poner en cancha a Pablo Mouche.

Justamente el ex Boca tuvo en sus pies el 2-0 desde el punto penal (infracción de Jonatan Schunke), pero en esta ocasión Andújar evitó una nueva caída de su arco con los pies y le dio vida a Estudiantes. Esta jugada, además, resultó un envión anímico para el equipo comandado por Benítez, mientras que San Lorenzo sufrió el impacto y empezó a cometer errores, como una mala salida desde el fondo que casi termina en gol de Pavone.

Con más ganas que fútbol, y con tres delanteros en cancha por el ingreso de Francisco Apaolaza, Estudiantes logró el ansiado empate gracias al protagonista de la tarde: el penal. El Tanque recibió la infracción de Ariel Rojas dentro del área y después se llenó el botín de gol para poner el 1-1.

¿Pudo ganarlo el Pincha? Sí, porque San Lorenzo se terminó de desinflar con la igualdad y cada vez tenía más errores en el fondo. Apaolaza tuvo una muy clara en tiempo cumplido, pero tardó en controlar la pelota y no pudo definir ante la salida del arquero tras una buena jugada de Pellegrini, quien sobre el final fue el jugador más claro en Estudiantes y terminó redondeando un buena actuación en su vuelta a la titularidad.

Se terminó el 2018 para Estudiantes y es momento de hacer balances y descansar. El año próximo, en donde no jugará copas internacionales, tendrá que tener como objetivo lograr la regularidad necesaria para sumar un buen colchón de puntos en el promedio y poder regresar a alguna de las dos competencias que organiza la Conmebol para el 2020.