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Mujer Platense |Jean Paul Gaultier

Alta costura en palabras mayores

El diseñador visitó nuestro país e inauguró una muestra en donde dio una charla sobre su vida sobre las pasarelas

Alta costura en palabras mayores

El diseñador francés Jean Paul Gaultier, cerró la semana pasada su agenda en el Centro Cultural Kirchner con un desfile show de su última colección de alta costura / twitter de Hernan lombardi

29 de Marzo de 2018 | 03:29
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El diseñador francés Jean Paul Gaultier, cerró la semana pasada su agenda en el Centro Cultural Kirchner con un desfile show de su última colección de alta costura en la sala conocida como Ballena Azul y brindó una clase abierta en la que habló de la atemporalidad de la moda, su lenguaje, su formación autodidacta, las mujeres fuertes de su vida y el bullying que sufrió de chico, que lo hacían escudarse en la mentira.

La charla, moderada por la socióloga de moda Susana Salquín, tuvo como escenario el segundo piso del CCK, donde se emplaza la espectacular muestra del diseñador “Amor es Amor”, dedicada al casamiento igualitario y a la diversidad de género, en la que se exponen 35 trajes de novias y novios de alta costura y pret-a-porter, que recorren 30 años de la historia de Gaultier.

Estos trajes, que en su conjunto no parecen estar separados por los años uno de otros, revelan sin embargo los diseños de Gaultier, de 65 años y cuyo primer trabajo fue a los 17 con Pierre Cardin, fue uno de los disparadores de la charla.

La moda como algo atemporal. Es la ley primera característica de Gaultier y la que queda en evidencia en la muestr, que puede visitarse hasta el 15 de julio y sobre la que el creador aclaró que “no es una retrospectiva”, ya que en ella se mezclaron todos sus trabajos demostrando su continuidad en el tiempo.

“Los códigos de la moda son restrictivos, por eso es importante no ir detrás de ellos. No es justo que un traje que demandó tanto trabajo deje de gustarte de un día para otro porque ya no se usa”, enfatizó.

Para Gaultier, la moda dice mucho y desde sus comienzos siempre transmitió lo que él interpretaba lo que la sociedad estaba tratando de expresar: “Con la moda se puede comunicar, se puede decir la verdad, se puede mentir, se puede jugar y se pueden decir estupideces. Con la moda podés mostrar, incluso, que sos de un nivel social que en realidad no sos”.

El día que Gaultier cumplió 17 años, tras enviar sus bocetos a todos los diseñadores de París, recibió el llamado de Cardin, quien le dijo que lo quería en su estudio.

“Para mí, Cardin, era la puerta abierta a la imaginación, sus diseños transmitían que todo era posible. Es un visionario. Por eso, cuando presenté en París la colección dedicada a él estaba nervioso. Con sus 95 años vino y al final me dijo: ´Tú eres mi sucesor’, y ahí respiré”.

Las mujeres fuertes marcaron la vida del diseñador, sus creaciones y dieron origen a su “hombre objeto”. “Fui criado por mujeres fuertes y gusto de ellas. También me gusta que sea la resultante de los hombres objeto, y en la moda los hay. De hecho, es la única profesión donde las mujeres ganan más que los hombres. El día que esto cambie, es porque el mundo se volvió loco”.

Como muchos de sus colegas, Gaultier fue cinéfilo desde pequeño y las películas que veía junto a su abuela no eran sólo un escape sino una fuente de inspiración. Trabajó para los vestuarios de filmes de Luc Besson y Almodóvar, entre otros: “Para mí, un desfile es como una película. Todo tiene que estar bien. Luces, heroínas, música. Descubrí mi vocación a través de lo que veía en el cine y la televisión. Ahí me dije: ´Yo quiero hacer esto´. Y no lo sentí por ganas de ser famoso o rico”.

El llamado “enfant terrible de la moda”, nunca se sintió atraído por la “sagrada” y todopoderosa Cámara de la Alta Costura francesa (o la Couture). La inspiración de Gaultier provenía del cine, de la televisión, de las revistas, de su abuela, de los mercados de pulgas y, sobre todo, de lo lúdico.

“Mezclaba todo porque no hice escuela de moda. Guardaba lo que veía en mi cabeza, también guardaba las publicaciones de la Couture, pero no me gustaban. La técnica la aprendí con Cardin, pero no me interesaba ir por ahí. Mi inspiración proviene de la sorpresa. Una vez una lata de alimento de mi gato me inspiró un brazalete, otra un saquito de té terminó siendo un aro. Está bueno guardar la capacidad de sentir sorpresa y a la vez de jugar”.

Más auténtico que provocador, Gaultier no cree que sus hombres en pollera o enfundados en corset (para citar unos ejemplos) tengan que ver con una conducta de provocación, “No soy un realmente un provocador. Yo era auténtico en lo que creía y sentía. Mi profesión es hacer trajes que reflejen la sociedad, en pos de lo que las personas sienten y quieren decir. Cuando hice el corset hombre-objeto fue porque había una visión diferente sobre la mujer. Algo había cambiado. El hombre-objeto expresaba lo que algunos pensábamos. Con ellos no busqué provocar, sino reflejar la sociedad”.

El corset que quedó inmortalizado en 1990 en la figura de la cantante Madonna, y cuyo busto terminaba en dos conos, no fue el más significativo ni el primero del diseñador: “Todos hablan del corset de Madonna pero primero fue el que le hice a mi oso cuando era niño, porque no tenía muñecas y entonces lo usaba a él”.

El diseñador contó que sufrió bullying de chico y fue ridiculizado y castigado en el colegio por sus dibujos. “A los 9 años, vi el Folies Bergère, con sus maravillosas plumas y brillos. Al día siguiente, en el colegio me lo puse a dibujar y cuando el profesor se acercó y vio lo que había hecho, además de pegarme con una vara en la mano, hizo circular el dibujo por todas las aulas para humillarme”. El apoyo de su abuela fue una mujer clave en su vida, de origen humilde siempre le mostró el camino y lo alentó a seguir adelante.

“Además de ser la persona con la que vi filmes, cine y me ensañaba todo, mi nonna también me enseñó que el hecho de ser viejo está bien, ella me mostró que de las personas viejas se aprenden cosas interesantes. Fue la que notó que en mí había una parte femenina y en lugar de hacerme sentir mal me transmitió eso era algo especial, una gracia”.

A lo largo de su vida, Gaultier reconoce que hubo un cambio que lo sorprendió y que terminó con años de mentiras: “De chico, sobre todo en la escuela mentía mucho. Tanto me cargaban que mentía. Si en la tapa de Vogue había una cocina, decía que era la de mi casa. Y así pasaron los años hasta que una vez en Cardin me dije: ‘Basta de mentir’. Por eso mis colecciones siempre fueron mi verdad. Estoy orgulloso de ser quien soy”.

“Los códigos de la moda son restrictivos, por eso es importante no ir detrás de ellos”

“No soy un realmente un provocador. Yo era auténtico en lo que creía y sentía”

 

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