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Espectáculos |EN DIÁLOGO CON EL DIA

Rodrigo De la Serna: “Lo que pasa es muy triste, pero no nos van a quitar la alegría”

Acaba de terminar “El Lobista”, una de las grandes series del año, y ahora dedica sus días a girar con El Yotivenco, su banda de música criolla, el “colectivo cultural” que lo baja a tierra

Rodrigo De la Serna: “Lo que pasa es muy triste, pero no nos van a quitar la alegría”

Matías Franco, inescrupuloso protagonista de “El lobista”, miniserie de El Trece

7 de Agosto de 2018 | 02:31
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“Siempre que vamos a La Plata nos acordamos de Alorsa”, dice Rodrigo de la Serna al otro lado del teléfono, a punto de volver a nuestra ciudad con El Yotivenco, su agrupación de música criolla que lleva casi 15 años en la carretera, un proyecto pasional en la vida de De la Serna, que nació a la sombra de su carrera como actor pero que fue tomando cada vez más protagonismo.

Pero mientras tanto, el actor no ha relegado protagonismo: Rodrigo de la Serna sigue protagonizando importantes proyectos en cine y televisión y, tras convertirse en Jorge Bergoglio para Netflix en “Llámame Francisco”, acaba de encarnar a Matías Franco, inescrupuloso protagonista de “El lobista”, miniserie de El Trece que terminó su recorrido la semana pasada y puede verse completa en Cablevisión Flow.

Todo esto, mientras espera un bebé con su pareja, Ludmila Romero. ¿Cómo hace para equilibrar tantas pasiones? “Como se puede: uno va caminando y los melones se van acomodando en el carro...”, se ríe el músico y actor en diálogo con EL DIA, y admite que “esto de la música me quita bastante tiempo... pero mi laburo de actor es inestable, podés estar trabajando dos meses con una intensidad insoportable y después tenés tres meses sin hacer nada”.

“Es un poco como me decía Hugo Rivas”, dice en referencia al guitarrista de tango: “’Yo soy peluquero, cuando corto pelo corto pelo, cuando termino y no viene ningún cliente me voy atrás con la guitarra y toco’. Es un poco así: en los lapsos de desempleo que tengo hacemos coincidir las agendas, porque los chicos también tienen sus laburos. Es una amistad que lleva muchos años y ya funcionamos así”.

UN COLECTIVO CULTURAL

Es que, dice De la Serna, esto de la música, de tocar entre amigos y armar verdaderas fiestas de la música criolla “es muy lindo, trasciende lo musical, es algo humano lo que nos convoca”. Al calor de estas amistades musicales, El Yotivenco mutó de trío a cuarteto (De la Serna, Juan Hermele, Blas Alberti y Fabio Bramuglia), sumó percusión, orquesta, coro de murga y tamboriles para convertirse en lo que el actor denomina “un colectivo cultural”.

Con ese colectivo multitudinario de amigos (aunque en versión reducida) llegará el 8 de septiembre al Teatro Metro (4 entre 51 y 53) para presentar por última vez “Estilos Criollos”, un “recorrido por la diversidad rítmica y genérica que ofrece esta patria tan profunda a nivel musical y cultural”, un repertorio que vienen amasando hace un par de año, compuesto de milongas camperas, chamarritas, tangos, gatos cuyanos, y el final a puro candombe, como ya es tradición, con los tambores en la calle.

Un espectáculo “en otra dirección, lo sabemos”, respecto al mainstream cultural, aunque eso, dice De la Serna, está cambiando: “Desde 2005 muchos jóvenes se volcaron a recuperar esa tradición”, dice, y por suerte, porque “es un tesoro tan profundo que soslayarla es un pecado enorme: es una música y una cultura que nos da una identidad como pueblo, no conectar con eso es peligroso, perdemos pertenencia, historia, cultura”.

El Yotivenco es ‘un acto de resistencia cultural’, pero también es una joda hermosa: no nos olvidamos de la fiesta”

 

Ahora, dice De la Serna, El Yotivenco es en este sentido “un acto de resistencia cultural”, pero también es una joda hermosa: “somos todos muy amigos, es un repertorio muy picante, no nos olvidamos de la fiesta. No nos van a quitar la alegría: todo lo que está pasando es muy triste, a muchos niveles... pero es en esos momentos que uno se abraza a estas cuestiones culturales que nos sostienen siempre”.

¿Por qué aparece ese abrazo a la cultura en tiempos de crisis? “Quizás tiene que ver con la necesidad de un pueblo de recuperar su identidad, de no perder contacto con algo sagrado de esas tradiciones: son poéticas muy hondas, que nos identifican. Después de los 90 hubo un vacío muy grande a nivel cultural, y fue después de esa década que muchos jóvenes se volcaron a recuperar eso, y eso también tuvo una manifestación a nivel político. Pero nuestra militancia no es política, es una militancia cultural”, dice el cantor y guitarrista.

UN PERSONAJE NOVENTOSO

El Yotivenco prepara para el futuro un disco doble de repertorio tradicional y, por primera vez, composiciones propias, un laburo que volverá a copar la agenda del actor, pero De la Serna no se preocupa: “El actor es algo que nunca deja de estar, de hecho en el escenario aparece todo el tiempo, es el maestro de ceremonias, el narrador del viaje por todas esas latitudes musicales. Si estoy cuatro o cinco meses sin actuar, puedo llegar a volver loco a cualquiera, es como una necesidad de expresión que tengo”, explica.

Curiosamente, con esa esquizofrenia divina del metier actoral, mientras De la Serna milita cultura criolla sobre el escenario, le tocó encarnar a un personaje hijo de aquellos 90 corporativos en “El Lobista”: “Fue un laburazo, un proyecto de un profesionalismo extremo. Son laburos que requieren mucho profesionalismo porque hay que trabajar mucho en poco tiempo, y el estándar de calidad es muy elevado: había que estar a la altura de ese guión, de esa producción”, explica.

Mientras la crisis y los enlatados asesinan cada día la posibilidad de tiras diarias nacionales en tiempos de fuga de rating, los canales y las productoras han comenzado a apostar por estos proyectos de alta calidad y corta duración, pensados para ser exportados.

“Cambió todo: estas nuevas plataformas vinieron para quedarse y cambiaron las reglas del juego”, opina De la Serna sobre estos tiempos de cambio, aunque se alegra del fin de la tiranía del rating: “Se graba del capítulo uno al diez y después sale al aire, no hay tutía”.

Claro, Argentina se encuentra un paso atrás frente al aluvión de series extranjeras que, como ocurre con la música criolla, relegan a casi toda la ficción audiovisual nacional, pero para De la Serna es imposible hablar en el actual panorama de lo que le falta al país para ponerse a la par de los grandes productores de series del mundo: “Está complicado porque la producción bajó muchísimo, primero habría que hablar de eso: hay muchísimo menos laburo, menos programas, eso es lo más preocupante”, dice. “Tendría que haber políticas de Estado que amparen la producción en todos los niveles, a nivel audiovisual, pero también a nivel teatral y a nivel cultural en general, que es uno de los primeros recortes que hace un país como el nuestro. Pero bueno, esto ya excede el ámbito de la cultura, va mucho más allá”.

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