Del “Momo” a “Olivia”, cada vez circulan más desafíos peligrosos por WhatsApp

Tomar un sorbo de agua por cada cucharada de comida, comer cubitos de hielo y hasta cortarse en las extremidades son algunos métodos macabros para no sentir hambre. Aunque pueda sonar no sólo peligroso sino también un verdadero disparate, esto lo hicieron varios chicos de entre 8 y 18 años en el llamado “juego de retos” que circuló hasta hace poco por WhatsApp para promover la anorexia y la bulimia. Pero no es lo único: cada vez son más los “juegos”, bromas o desafíos que circulan por esta plataforma y cuyas principales víctimas son los más pequeños. Por eso la pregunta tiene un solo temor y no una única respuesta: ¿cómo proteger a los más chicos de esta aplicación masiva?

“Hay que tener en cuenta que los chicos acceden al teléfono celular a edades cada vez más bajas -apunta el psicopedagogo Nicolás Riacoboni-. Y si bien muchos padres se los dan a sus hijos por una cuestión de seguridad, sobre todo cuando empiezan a cursar los últimos grados de la escuela primaria, a veces no tienen en cuenta que aunque el chico sólo acceda al WhatsApp y a ninguna red social, los peligros son casi los mismos. Todos los smartphones vienen con esta aplicación, y muchas veces los adultos no tienen la menor idea sobre lo que observan y hacen circular los chicos a través de ella”.

Lo que dice el especialista no parece exagerado a la luz de los últimos datos: una encuesta presentada este año por el Centro de Estudios, Investigaciones y Opinión de la Defensoría del Pueblo porteña, de hecho, reveló que el 94% de los alumnos de sexto y séptimo grado (de escuelas públicas y privadas de la Ciudad) tienen celular propio, y más de la mitad lo consiguió entre los 10 y 11 años (ver aparte).

De la mano de esta tendencia, el uso de las redes sociales es prácticamente universal entre los chicos de 11 años y la edad de iniciación se concentra especialmente entre los 8 y los 10 años, lejos de 13 marcados como la mínima legal para tener un perfil en cualquiera de ellas.

“Pero el WhatsApp no es una red social y esconde iguales peligros”, advierte Riacoboni, para quien “lo más importante es mantener el diálogo con los más chicos. No sirve prohibir por prohibir sino que cada límite merece y necesita ser explicado. Cuando el diálogo falta todo se vuelve más complejo y genera que los peligros crezcan”.

Tampoco esta idea parece exagerado: el juego denominado Ana -por anorexia- y Mia –por bulimia- circuló hasta hace poco por esta aplicación de mensajería instantánea e invitaba a los participantes a cumplir desafíos para poder adelgazar, y ponía así un límite de tiempo para bajar una cantidad de kilos definidos.

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Otro caso reciente y que llegó a los celulares de varios chicos platenses fue el de “Momo”, un desafío viral que circuló por WhatsApp y que generó preocupación entre varios padres de nuestra región. El personaje de este reto se llamaba precisamente “Momo” y su aspecto era una mezcla de mujer con muppet cadavérico, ojos saltones, la piel muy pálida y una sonrisa aterradora y macabra. Si bien podría resultar la cara de una broma adolescente o el aspecto de una figura de terror japonés, las autoridades policiales de distintos países advirtieron que era en realidad algo mucho más serio y peligroso que un simple juego online.

Si bien el desafío se viralizó hace varios días en nuestro país, su historia comenzó a generar preocupación a partir del suicidio de una chica de 12 años. La menor se ahorcó en el jardín de su casa y dejó grabada toda la secuencia de su muerte, por lo que los investigadores barajaron la posibilidad de que el suicidio fuera inducido y formara parte de una de las “pruebas extremas” de este desafío viral.

El temor por la viralización de este desafío entre los celulares de los chicos llegó como se dijo a nuestra ciudad, donde varios grupos de padres de diferentes colegios compartieron preocupaciones y advertencias a través de WhatsApp. “¡Estemos atentos a esto!”, advirtió una mamá en uno de esos grupos, y subió junto a su comentario la noticia sobre “El juego de Momo” y las diferentes pruebas extremas -entre ellas autoasfixiarse- que proponía.

Sin llegar al extremo que proponen estos desafíos para chicos, otro caso frecuente es el de los mensajes o audios que circulan por la aplicación con el único objetivo de robar datos. Sobre esto, el especialista en delitos informáticos Cristian Borghello explica que nunca se deben reenviar este tipo de mensajes ni tampoco hacer click en ningún link que puedan contener.

“Este estilo de mensajes también circulaban años atrás en forma de cadenas de mails a través de Hotmail y Yahoo, preferentemente -apunta Borghello-. Si bien son bromas, si uno se acostumbra a reenviar ese tipo de mensajes en apariencia inocentes puede convertirse en víctima potencial de un ataque de malicioso”.

Mientras todavía resuenan los ecos por el viral de Momo, otro reto similar llamado “Olivia” comenzó a circular por estos días. En esta ocasión, se trata de un personaje (Olivia) que manda un mensaje por WhatsApp asegurando ser “la amiga de un amigo” que ha cambiado recientemente de número. A continuación, y después de entablar conversación con ella, envía un mensaje con un link en el que supuestamente aparece una imagen suya. De todos modos, tras pulsar sobre este link no se encuentra la fotografía de ninguna Olivia sino que se es redirigido a una página de contenido pornográfico. Por esa misma razón, las autoridades recomiendan a los padres y madres de los más pequeños que bloqueen cualquier número de teléfono sospechoso.