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Deportes |COINCIDENCIA: MUCHO MÁS QUE UN AYUDANTE DE CAMPO

Mano derecha de Passarella a lo largo de dos décadas a puro título

Pieza clave del cuerpo técnico que dirigió a la Selección en Francia 1998

Mano derecha de Passarella a lo largo de dos décadas a puro título

Junto a Daniel Passarella en un partido por Eliminatorias rumbo al Mundial ‘98 / Foto: Archivo EL DÍA

9 de Diciembre de 2020 | 03:33
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Antes de ponerse al frente del equipo de Estudiantes, con el que se consagró campeón de la Copa Libertadores 2009 y asustó al mejor Barcelona de Lionel Messi en el posterior Mundial de Clubes, y de clasificar con la Selección nacional para la final del Mundial 2014 organizado por Brasil, como entrenador principal, Alejandro Sabella hizo un largo recorrido, que llegó a dos décadas, como segundo de Daniel Alberto Passarella Después de “colgar los botines”, Pachorra se convirtió en entrenador y comenzó una extensa asociación en calidad de asistente de su amigo Daniel Passarella, cuyo cuerpo técnico conformó en una etapa durante la cual el Kaiser dirigió los seleccionados de Argentina y Uruguay, y los equipos de River, en nuestro país, Parma (Italia), Monterrey (México) y Corinthians (Brasil).

Un repaso cronológico indica que Sabella trabajó con esta jerarquía en la Selección de Argentina (1994-98), la Selección de Uruguay (2000-2001), el Parma de Italia (2001), Rayados (2002-2003), Corinthians (2005), y River Plate (2006). Hasta el año 2009, cuando finalmente se puso al frente de la conducción de Estudiantes, club en el que había alcanzado la condición de ídolo en su anterior etapa como jugador.

El gran desafío del cuerpo técnico conformado por Passarella, Sabella y también Américo Rubén Gallego fue la etapa al frente del representativo nacional que desembocó en el Mundial 1998 organizado por Francia, y que para nuestro país llegó hasta cuartos de final, frente a Holanda en el partido que tras una insólita expulsión de Ariel Ortega, Dennis Bergkamp selló la derrota sobre la hora.

Antes, durante la primera fase, Argentina había demostrado cierta contundencia en su juego, en especial en la goleada 5-0 a Jamaica, y se adjudicó el Grupo, tras lo cual, en octavos de final,avanzó eliminando a Inglaterra en un partido que tras el empate desembocó en una tanda de penales.

Un par de años después, el cuerpo técnico se mudó a Montevideo para asumir la conducción del representativo de Uruguay que comenzaba a transitar su camino a la Copa del Mundo Corea/Japón 2002. Y tan sorpresiva como su designación, fue la renuncia a poco de comenzar el proceso comunicada por Passarella, quien justificó la salida en la reincidencia de Nacional de negarse a ceder jugadores, aunque en paralelo se escuchaban rumores sobre un par de interesantes ofertas desde Europa, más precisamente de Italia, que pronto se cumplieron.

Parma fue el nuevo destino de un equipo de trabajo en el cual Alejandro Sabella siempre recibió elogios, y que a continuación agregó experiencias en Monterrey, Corinthians y River.

Las invitaciones a Sabella para que finalizara la sociedad con Passarella fueron múltiples, desde el año 2003, cuando tras romper con el kaiser, la directiva de los Rayados de Monterrey le ofreció quedarse al frente del equipo, algo que incluso apoyaba todo el plantel. Pero su respuesta final fue un “no” diplomático, basado en la fidelidad a Daniel.

Testimonios de la época eran contundentes: “Hubo un tiempo donde las prácticas las dirigía todas Sabella porque Daniel estaba arreglando su contrato. Al final Daniel no se quedó en el equipo, pero nosotros hablamos con la directiva y le pedimos que dejara a Sabella porque trabajaba muy bien, hacía muy buenos ejercicios y bajo su conducción el grupo se sentía muy bien”.

Sabella siempre recibió elogios, tanto de los jugadores como de los encargados del área, por su trato más cordial pero al mismo tiempo porque en él veían condiciones de líder en el más amplio sentido de la palabra.

Pachorra quedó marcado en su paso por México, donde adquirió la confianza para dirigir por sí mismo tras ser asistente. Aprovechó el torneo Apertura 2002 para aprender todo lo posible de la Liga, para en un segundo torneo detectar de manera minuciosa el parado de los equipos.

“Recuerdo que siempre nos hablaba mucho, nos daba mucha confianza, trabajaba muy bien, leía perfecto lo que nos esperaba con cada contrario”, recuerda Juan de Dios Ibarra, arquero del equipo. “Tenía una gran facilidad para ver las debilidades del adversario, y se las transmitía a Daniel, que era el que dirigía la práctica”, agregaba.

“En los entrenamientos Daniel mandaba, porque Sabella así se alineaba, pero sabíamos que en la estrategia Sabella hacía una gran función apoyando a Daniel”, coincidían los jugadores. El trato con Passarella no era sencillo, ni para la prensa, ni para los mismos futbolistas. El campeón del mundo marcaba distancias para no perder nunca su rol de líder. Pero con Sabella era todo lo contrario. Los jóvenes eran su especie de esperanza, dándoles cátedra en cada oportunidad. Tal era su capacidad estratégica en Rayados, que corría el rumor que el verdadero artífice de las alineaciones era Sabella.

“Yo no creo que ponga el cuadro el ‘profe’ Ale, esos son rumores, pero sí nos ayuda mucho a todos para leer los partidos, y le ayuda mucho a Daniel”, explicó en una ocasión Guillermo Franco, uno de los bastiones de aquel Monterrey. José María Basanta, surgido en Estudiantes, comentó asimismo en una entrevista que la mejor experiencia de ser dirigido por Sabella era su sentido perfeccionista: “Es un técnico que no deja nada a la casualidad. Te mira cada detalle y es bueno, porque sabe sacar lo mejor de cada jugador en el campo” explicó Basanta.

La carrera de Sabella como técnico tardó en madurar. Al mando parecía estar Daniel Passarella, el mítico Káiser, director técnico; al frente de la preparación física aparecía Alejandro Kohan, la voz que más se escuchaba en los ejercicios. Y en medio de ellos, siempre atento a los detalles, Alejandro Sabella, el brazo derecho del estratega y que en sus épocas como jugador había militado en el fútbol mexicano con el Irapuato.

Corinthians fue una experiencia que duró apenas dos meses al no poder cumplir con el desafío de unir a un plantel dividido.

En 2006, con Alejandro Sabella como ayudante de campo, Héctor Pitarch como entrenador alterno y Alejandro Kohan preparador físico, Passarella reemplazó a Reinaldo Merlo en lo que fue el segundo ciclo al frente del equipo Millonario, al frente del cual había estado en 1989.

En Nuñez, donde había comenzado, la relación llegó a su término. Detrás quedaron todos esos referidos testimonios sobre el destacado protagonismo de Alejandro Sabella, quien siempre ocupó un segundo plano, hasta que tanto respaldo, hasta de Passarella, lo llevaron a levantar vuelo... Con Estudiantes, y a continuación con la selección.

 

 

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