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La estrategia del deseo

MARIANO LEUZZI (*)

28 de Marzo de 2021 | 08:36
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Vivimos en una sociedad cansada, y son varias las causas que nos llevan a estar así; el híper consumismo es considerado uno de los factores que generan el fenómeno, pero ¿por qué?

Cada vez que consumimos, cuando elegimos ir a un restaurante, compramos ropa o cambiamos el auto, pasamos a tener un estado de motivación interna, un estado de tensión y “autoexigencia” causado por emociones encaminadas a cumplir con nuestro deseo.

El deseo es esa fuerza vital que nos moviliza, que nos lleva a la acción, que nos constituye y nos hace verdaderamente humanos; que nos mueve a buscar y alcanzar esa “imagen ideal” que construimos de nosotros mismos. Creamos un “yo ideal” y con él buscamos completarnos, “llenar” esa falta existencial, esa carencia que sentimos, y en gran parte lo hacemos a través del consumo.

Por eso es el deseo el gran motor del desarrollo, lo que nos mueve a la acción y nos lleva a comprar bienes y servicios que simbólicamente “nos completan” y acercan a ese “yo ideal” que nos construimos. “Los hombres le debemos el progreso a los insatisfechos”, decía Aldous Huxley.

Pero el deseo anhela lo simbólico por sobre el objeto. Por ejemplo, cuando elegimos cambiar de auto sabiendo que el que tenemos se encuentra en muy buenas condiciones. ¿Qué fuerza verdadera motiva ésta acción? ¿Una necesidad de transporte, de comodidad en su andar? ¿O lo que compramos son los símbolos sociales que trae consigo y que nuestra cultura le otorga?

Los bienes y servicios que adquirimos son portadores de valores; ellos son símbolos que nos acercan a ese “yo ideal” que perseguimos con nuestro deseo. Paradójicamente, nunca se alcanza a satisfacer este deseo ni calmar su energía, porque ni bien “se alcanza” el estado de satisfacción, la energía se desplaza a un nuevo objeto simbólico, lo que reinicia el ciclo volviendo a sentir esa falta o carencia, y volviendo a generar la tensión que nos lleva a consumir, a repetir el ciclo.

Abordar y comprender cómo se determina nuestro comportamiento de consumo es un desafío que varias disciplinas intentan explicar, cada una desde su propio ángulo. El padre de las investigaciones sobre el consumo, el psicólogo Ernest Dichter, fue quién comenzó a comprender que es imposible negar al deseo y su impacto en nuestro comportamiento. Por lo que sólo podemos establecer una estrategia que lo contemple y lo contenga.

Como todo en la vida, será el equilibrio personal y hacer consciente ese proceso de búsqueda de satisfacción lo que nos permitirá seguir disfrutando de los beneficios del progreso que el deseo genera, sin sufrir ese sentimiento de cansancio y tensión constante.

 

(*) Lic. en Comercialización
Especialista en investigación del Consumo.

 

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