La inseguridad no deja dormir: brutal asalto en la vivienda de un jubilado

Altos de San Lorenzo continúa sin respiro en materia de inseguridad. Un violento robo, que tuvo como víctima a un jubilado de 71 años, demostró nuevamente que, por más recaudos que tomen los vecinos, hace varios meses que la delincuencia se adueñó de este sector de la Ciudad.

Este escenario no sólo afecta a las viviendas, escuelas, salitas y a los transeúntes con los asaltos callejeros cometidos con la modalidad denominada “motochorros”. Los negocios también forman parte de la lista de preferencias de los ladrones.

“No se salva nadie. Le roban a las madres que llevan a sus bebés en los carritos, a los abuelos, al despensero y al tipo que se va a trabajar a las 6 de la mañana”, indicó un frentista que aprovechó para descargarse por un robo que sufrió el año pasado. “Muy poco podés hacer con las cámaras, las rejas y el alambre de púa. Acá se necesita más patrullaje en las calles y levantar todas esas motos que andan por la calle sin patente”, añadió el hombre que el año pasado fue sorprendido por ladrones cuando se encontraba almorzando en la comodidad de su hogar.

Una situación similar le tocó vivir en las últimas horas a otro jubilado. A diferencia del citado episodio, en esta oportunidad el caso tuvo lugar por la mañana de ayer. Según precisaron fuentes policiales, un sujeto se coló en la casa de un hombre de 71 años luego de forzar una puerta trasera. El hecho ocurrió alrededor de las 7 cuando el damnificado aún se encontraba descansando en su vivienda ubicada en 79 entre 23 y 24.

LUCHA CUERPO A CUERPO

El hombre contó a la Policía que un sujeto de unos 25 años de edad, robusto, de un metro ochenta de altura y vestido ropa oscura, interrumpió su sueño y le exigió que le entregara “la plata”.

Sin margen de maniobra para poder escapar o pedir ayuda, el hombre que aún no se había despabilado bajó de su casa y se dirigió hasta una mesita de luz en la que guardaba un revólver.

LE PUEDE INTERESAR

Un hombre perdió la vida al caer de una motocicleta

LE PUEDE INTERESAR

Paseaba al perro y terminó de rehén en una entradera

El ladrón lo dejó avanzar pensando que estaba yendo de forma voluntaria a buscar sus ahorros pero grande fue la sorpresa que se llevó el malviviente cuando el jubilado abrió un cajón y vio que había un revólver calibre 32 en su interior.

“No se salva nadie. Le roban hasta a las madres que llevan a sus bebés en los carritos”

La víctima intentó actuar de forma rápida, pero el delincuente, más joven y ágil, se abalanzó sobre el hombre e intentó reducirlo. Entre ambos se libró un fuerte enfrentamiento que incluyó golpes de puño y patadas. Forcejeando, ambos llegaron hasta la cocina de la casa, en donde el delincuente tomó un cuchillo y lo clavó en la mano del jubilado que terminó soltando el arma. Con la víctima herida y tendida en el suelo, el ladrón se apoderó del arma y abandonó la casa.

“No se llevó nada más. Sólo el revólver. La víctima dijo que estaba en su poder a raíz de que lo había heredado de su padre”, destacó una fuente policial.

En la misma línea apuntó que, tras el hecho, la policía hizo una recopilación de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la zona con el objetivo de dar con el sospechoso que se sospecha que actuó sólo y que circulaba a pie.

“EL DELITO MUTA Y SE ADAPTA”

Como sucede en barrios del casco platense como La Loma y barrio Norte y en la zona norte de la Región, en este sector los frentistas también aseguran que ya no saben cómo evitar los robos pues el delito “muta y se adapta rápidamente”.

“A las 7 de la tarde acá ya no se puede andar. Pero los robos están a la vuelta de la esquina. Puede tocarte en cualquier momento. Es muy impredecible”, explicó un vecino de la zona.

INSEGURIDAD Y DROGAS

Como viene dando cuenta este diario, la zona, desde hace tiempo, se ha puesto difícil y violenta, producto de la inseguridad y también de la venta de drogas. Los vecinos tienen conocimiento de este escenario y por eso toman precauciones: cuando la luz del sol se oculta, las casas se blindan y el movimiento en las calles se reduce de forma abrupta. La gente se priva de circular por la calle, de correr riesgos, de exponerse a que pueda pasar cualquier cosa. Y, como señalaba el vecino que fue asaltado el año pasado, “no se salva nadie”.

Así lo confirma el episodio que protagonizó el pasado 10 de enero un efectivo del Comando de Patrulla La Plata, de 43 años, a quien intentaron asaltar cuando circulaba en un Ford Fiesta de color blanco por la calle 86 entre 25 y 26. De acuerdo al reporte oficial, tres desconocidos, uno de ellos armado, se pararon delante del coche para impedir que avanzara. Las intenciones eran claras. Sacarle todo lo que pudieran, aunque el efectivo se defendió a los tiros y se produjo un desbande generalizado. Afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas ni heridos.

“A las 7 de la tarde acá ya no se puede andar. Aunque puede tocarte a cualquier hora”

A este hecho se suma el ataque que sufrió hace tres meses una mujer de 32 años durante un asalto que tuvo lugar en la puerta de su casa. El miércoles 11 de noviembre, en 22 y 89. La víctima se preparaba para recibir unas plantas que había comprado a un vivero cuando fue abordada por dos delincuentes. A punta de pistola les robaron dinero en efectivo, teléfonos celulares y se fugaron en la camioneta, que abandonaron a las pocas cuadras. Durante el robo, la mujer fue rozada por una bala calibre 22 y debió ser trasladada por una ambulancia del SAME al hospital San Martín.

Finalmente, en abril del año pasado, un yesero fue atacado a balazos en su vivienda ubicada en 25, entre 88 y 89, cuando se encontraba descansando. Diez días después, producto de las graves heridas que sufrió en el ataque, falleció en el Hospital San Martín. Antes del trágico episodio, Hernán Encina Rocha había sufrido tres robos.