Matrimonios, y algo más...

Las transformaciones culturales imponen en las sociedades modificaciones para contener a los ciudadanos dentro del marco de las leyes, entendiendo que “las cosas cambian” y eso requiere de adaptaciones.

En cuanto a los estados civiles de las personas, en 1987 se aprobó el divorcio, no sin generar polémica y algunos chispazos con la Iglesia, y 23 años después lo mismo se hizo con los matrimonios de personas del mismo sexo, que tuvo también un debate acalorado en varios estamentos del Estado.

Con menos polémica pero con necesidad de contener los nuevos formatos de familia, en 2015, con la última reforma del Código Civil y Comercial de la Nación se reformó, se incluyeron los artículos que permiten a las parejas tener certificada su convivencia sin tener que casarse.

Antes de estar disponible esa opción, era (y aún es) la Justicia quien podía emitir certificados de convivencia que mayoritariamente se solicitan para poder tramitar coberturas de obras sociales.

Los bienes adquiridos durante la unión convivencial no tienen el carácter de gananciales

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Y es que la realidad socio cultural de la sociedad fue conformándose de maneras alternativas a las previstas por el antiguo código civil, y la legislación no podía mantenerse ajena a esa nueva organización familiar y debía dar protección a todos los individuos que el ordenamiento jurídico ampara, no imponiendo modelos de familias sino reconociendo los derechos y obligaciones personales y patrimoniales derivadas de la elección del tipo de familia que han conformado basando todos ellos en los principios de autonomía de la voluntad y la solidaridad familiar.

“El aumento de las uniones convivenciales es notorio desde su implementación a la fecha”, explicaron desde el Registro Provincial de las Personas, dependiente del Ministerio de Gobierno, es el organismo que tiene a su cargo el registro de los hechos y actos que constituyan, alteren o modifiquen el estado civil y capacidad de las personas, como así también, la realización de todos los trámites inherentes a ello.

“Estábamos obligados a formalizar la relación ya que nos habíamos anotado en un crédito hipotecario”

Romina Prieto

Durante el primer año en que se habilitó la unión convivencial se registraron en La Plata 1.700 casos. Doce meses después, la cifra aumentó a 11.815, cifra que fue elevándose paulatinamente hasta que en 2020 se redujo notablemente por la pandemia. En lo que va de este años y hasta el cierre de esta edición, el Registro llevaba celebrados 14.172 matrimonios y 6.920 uniones convivenciales.

Ahora, ¿cuáles son las diferencias entre el matrimonio y la unión convivencial? Hay pocas, pero contundentes.

El matrimonio es la unión entre dos personas, sean o no del mismo sexo, por el cual las partes expresan en forma personal y conjunta ante autoridad competente su consentimiento para ello, generándose entre los/las contrayentes una serie de derechos y obligaciones.

La unión convivencial refiere a una unión afectiva entre dos personas, sean o no del mismo sexo, que no se casan pero conviven durante dos años o más y comparten un proyecto de vida en común.

Belén junto a su marido y sus hijos, el día de la boda, hace sólo unas semanas

Se diferencian en cuanto a sus requisitos (establecidos por el CCyCN) y efectos, y ambos deben tramitarse en el Registro de las Personas o Registro Civil correspondiente al domicilio.

En cuanto al Pacto de convivencia, el cual no es obligatorio, es el que va a regir las relaciones económicas entre los integrantes de la unión. Allí se establece la relación patrimonial durante la vida en común y en caso de ruptura de la unión. Les da derechos sobre la vivienda: ninguno de los dos puede disponer de ella (vender o hipotecar, por ejemplo) sin la firma del otro. Si este pacto no se realiza, cada uno ejerce libremente la administración y disposición de sus bienes.

La registración de la unión convivencial acredita la relación desde la fecha declarada por los convivientes y los testigos hacia el futuro y hasta que sea cancelada o bien se pruebe el cese de la misma por otros medios.

Las uniones convivenciales se diferencias de los matrimonios, sobre todo en los derechos tras la ruptura

En cuanto a las principales diferencias con el matrimonio: no otorga derechos hereditarios, salvo por testamento y siempre que no afecte derechos de los herederos forzosos; los bienes adquiridos durante la unión no tienen el carácter de gananciales y no existe presunción de paternidad respecto a los hijos nacidos durante la unión.

Las causas del cese de la unión convivencial son: la muerte de uno de los convivientes; la sentencia firme de ausencia con presunción de fallecimiento de uno de los convivientes; el matrimonio o nueva unión convivencial de uno de sus miembros; el matrimonio de los convivientes; por mutuo acuerdo; por voluntad unilateral de alguno de los convivientes notificada fehacientemente al otro; y el cese de la convivencia mantenida (la interrupción de la convivencia no implica su cese si obedece a motivos ajenos a los convivientes).

Contraer matrimonio implica poseer un estado civil distinto y crea parentesco

Asimismo, contraer matrimonio implica poseer un estado civil distinto y crea parentesco a diferencia de aquel que opta por unirse convivencialmente con otro.

MÁS FÁCIL Y RÁPIDO

El descreimiento en las instituciones constituidas hace siglos más las transformaciones familiares citadas son algunas de las causas que llevan a cada vez más parejas a elegir la unión convivencial como forma de formalizar un vínculo para acceder a ciertos beneficios.

El caso de Romina Prieto y su pareja es un claro ejemplo. Ellos tramitaron la unión convivencial en 2018 porque “estábamos obligados a formalizar la relación ya que nos habíamos anotado para un crédito hipotecario. En ese momento la opción de certificado de convivencia no estaba y sino teníamos que casarnos y no era lo que queríamos”, cuenta la joven y dice que “para nosotros tiene cero entidad, pero sé que hay gente que lo celebra”.

Si bien finalmente no pudieron acceder al préstamo, tener la unión les sirvió para que uno tenga a cargo al otro en la obra social y coseguro, “sobre todo cuando tuvimos nuestro primer hijo”, resaltó Romina.

Para esta pareja, que ya convivía desde seis años antes, la celebración del amor había sido en aquel momento y no sentían la necesidad de brindar por esta nueva formalización.

El casamiento no es relevante, el festejo lo hicimos cuando nos fuimos a vivir juntos pero antes de la Unión.

Los pactos de convivencia pueden facilitar las uniones convivenciales

“Fue un trámite súper ágil, nos dieron el día en el trabajo y nos fuimos a comer algo con los testigos. Es ir a hacer un papel y listo, te lo dan en el momento. He sido testigo de otras uniones convivenciales y es muy simple. Me llevó más tiempo cambiarme el domicilio que hacer la unión”, recuerda.

Algo parecido hizo Natalí Márquez con su pareja hace dos años: “elegimos la unión convivencial porque lo necesitábamos por una cuestión administrativa de forma rápida, y consideramos que por el momento era buena opción hacerlo de ese modo, y en cuanto tengamos la posibilidad y si queremos, nos casamos”.

Lo que sí, ella hizo una cena especial para los testigos y sus parejas el día que hicieron la unión. “Me gustaría casarme para compartir un momento con toda la gente que queremos, nos quiere y nos acompaña en la vida”, cuenta Natalia que por ahora se conforma con este trámite.

Hace 8 años, Paula Villalba y su compañero necesitaban tener un certificado de convivencia para poder quedar cubiertos por la obra social. Ellos ni siquiera pasaron por el Registro Civil, ya que ese trámite se solicita en la Justicia, quien sortea un juzgado y hasta allí van los interesados con dos testigos a realizar el “papel”.

“Por el momento no nos queremos casar, necesitaba la obra social e hice el certificado, que es sólo para eso, no lo puedo presentar en cualquier lado. Nosotros hace 16 años que estamos juntos, el casamiento no es un tema que nos preocupe, no lo pensamos nunca y tenemos 3 hijos de 14, 11 y 7 años”, explica Paula que reconoce que a veces su abuela le insiste con que se conviertan en marido y mujer, porque “es más tradicional”.

“Por el momento no nos queremos casar. Sólo hice el certificado de convivencia porque necesitaba la obra social”

Paula Villalba (34)

Sin embargo, la opción de casarse no es algo que elimine totalmente, solo será cuestión de ponerla en la balanza cuando llegue el momento, si es que llega: “si me beneficia la unión convivencial, lo haría, y si lo hace aún más el casamiento también”.

POR LA FAMILIA

Más allá de que la unión convivencial crezca año a año, lo cierto es que el matrimonio sigue siendo más elegido. Belén Gerez y su marido se casaron hace pocas semanas, tras 8 años de estar en pareja y una familia con dos hijos. “Era un deseo que teníamos”, dice ella , que no sabía de la existencia de las opciones “menos formales” que había para demostrar convivencia.

“Yo creo que pasa mas por una decisión personal el querer casarse, por un deseo. No sentimos presión social ni familiar para hacerlo. Hay gente que no le da mucha importancia, pero para nosotros fue un lindo momento y pasó rapidísimo”.