Sebastián Suñé: “Todos tenemos algo en nuestra vida que se puede volver ficción”

Tras una exitosa primera temporada, Sebastián Suñé acaba de reestrenar en la cartelera porteña “Una obra para mí”, la pieza que escribió, codirige y protagoniza junto a Francisco Bertín y que lo llevó a coquetear por primera vez con el biodrama.

Para este espectáculo, en el que comparte la dirección con Lía Bagnoli, Suñé escribió una historia que tiene mucho de la suya propia pero a la que sazona con varios toques de ficción.

Oscilando entre la comedia y el drama, el deseo y la crítica social, la risa y el duelo, la obra es la teatralización del proceso creativo de un autor que, convocado por un festival, se embarca por primera vez  en una autoficción muy particular. ¿Quién narra lo que se narra? Una búsqueda, una obra que se piensa a sí misma y nos invita a pensar en por qué todo lo que nos sucede puede devenir en ficción.

En escena, YO ha sido convocado por un festival de teatro para escribir un biodrama. Sumergido en la vorágine de hacer para tapar, acepta, aunque poco sepa de este nuevo género. Decide partir de un hecho doloroso en su vida que incluye a ÉL, su único novio.

Magíster en creación literaria, Suñé es egresado de la EMAD de la carrera de Actuación y ha sido parte de más de cuarenta obras teatrales, desempeñándose como autor, actor y director.  Entre sus trabajos se destacan producciones como “Delia”, “Rod Mubi”, “Sector Peluquería” y, entre más, “por H o por B”. 

Durante el 2020,  junto a Nacho De Santis, Suñé animó las cuarentenas de varios hogares con su exitosa serie teatral “En Casa-Miento”, en la que se convocó a varias parejas de actores convivientes (Boy Olmi y Carola Reyna, Luis Machín y Gilda Scarpetta, Rada y Fernanda Metilli, Diego Gentile y Javi Marra, etc.) a protagonizar una historia contada en capítulos que giraba en torno a una fiesta de casamiento.

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En diálogo con EL DIA, Suñé se refirió a “Una obra para mí” que ofrece funciones los viernes a las 22.30 en Espacio Callejón, Humahuaca 3759. Entradas por Alternativa Teatral.

 -¿Cómo nace “Una obra para mí”?
-Fue hace un par de años ya, luego de ver “Dolor y gloria” de Almodóvar, uno de mis cineastas favoritos. En esa época estaba leyendo mucha no ficción (sobre todo a Fuguet y a Guerriero) y se ve que de esas lecturas y relecturas surgió la idea de coquetear con el biodrama, aunque reconozco que “Una obra para mí” tiene mucha más ficción de la que se cree.

-¿Todos tenemos algo en nuestra vida que se puede volver una ficción?
- Es cierto que todos tenemos algo en nuestra vida que se puede volver ficción. De hecho, considero un poco que la biografía de cada uno, si está bien narrada, puede ser una hermosa historia. El tema siempre es el cómo, el cómo se narra el qué.  Y ese qué narrar puede ser algo inventado, algo vivido, algo soñado. El cómo lo cuento es lo que lo hace interesante.

-¿Creés que cuando se cuenta algo verdadero se genera una mejor llegada al receptor?
-Cuando uno cuenta, escribe o narra algo que ha vivido en carne propia o de lo que tiene al menos un poco de noción, tiene mejor llegada al público. Porque uno a la hora de contar el cuentito no se queda en lo anecdótico, en esa sucesión de pasitos que hacen que el cuentito se arme... no. Uno conociendo de primera mano lo que se narra puede apelar a otro tipo de lenguajes para decir, a que el espectador sienta no por lo dicho sino por otras vías aquello que necesitamos expresar y que sabemos que con las palabras solas no se llegaría jamás.

-Más allá de que la obra tenga elementos de tu vida, ¿qué es lo que la hace una historia universal? 
-No sé a ciencia cierta dar una respuesta totalizadora sobre qué hace o vuelve una historia universal. Creo que mientras más particular sea lo que se cuenta, con atención al detalle, a lo que se está diciendo y cómo se lo está diciendo, en vez de volverse más críptica, la obra se expande. Y es en esa expansión en donde se vuelve universal. Hay algo de esa frase popular que dice "pinta tu aldea y pintarás el mundo", que es cierta. Cuando uno echa luz sobre algo que conoce, que quiere narrar, ese mensaje implícito es un mensaje universal. Porque una obra cuenta algo, pero habla y dialoga con muchos otros temas. Una obra es una excusa para desnudar otro tema mas solapado, que está más en segundo plano. En el caso de “Una obra para mí” podría ser la historia de un proceso de duelo, y también la teatralización del proceso de escritura de una obra teatral, o una crítica a estos tiempos de sobreproducción a la que nos condenamos los artistas y también una historia de amor entre dos seres solos. 

-¿Tuviste miedo en algún momento del proceso que la obra se quedara sólo en tu historia?
-Mi historia, la biográfica por así decirlo, fue solo el puntapié para empezar a narrar, fue la excusa. La historia grande, la que importa en “Una obra para mí” va mas allá de cualquier experiencia personal. Como dice EL, la ficción gana. Eso siempre lo tuve presente a la hora de escribir: lo que se tiene que contar es una buena historia, no importa si fue o no real.

-La escribiste, la protagonizás y también codirigís. ¿Sentías que al ser una obra tan personal tenías que ser parte de todos los roles?
-Yo no la iba a actuar, en principio. Surgió la idea cuando hacíamos las lecturas del texto con Fran. Él estaba en Italia, en cuarentena, yo en mi casa, también en cuarenta y nos conectábamos una vez a la semana, más o menos, para leer el texto que yo iba retocando y reescribiendo gracias a esas lecturas. En un momento de esas lecturas surgió la idea de que el personaje de YO lo hiciera yo, nos parecía un juego divertido que se sumaba a la metateatralidad que tiene el texto. Me gustaba la idea de poder contar esta historia poniéndole el cuerpo también (...). Es una obra muy personal, sí, ya cuando la escribía tenía en mente ideas de puesta para hacerla y por eso me parecía necesario mantener ese rol de co director, para poder plasmar esa puesta mental que se iba desarrollando durante la escritura.

-¿Cuáles fueron los puntos de partida del trabajo de dirección junto a Lía? 
-Con Lía hablamos mucho durante el proceso de ensayos, para ponernos de acuerdo en puntos claves que hacen a la narración de la historia, pues la obra tiene dos grandes bloques: el inicio más ligado al naturalismo y a una velocidad en el decir y la segunda mitad donde la obra se vuelve un poco mas extraña, se abandona ese registro natural y se apelan a diferentes estilos interpretativos. No nos costó casi nada entendernos, pues los dos teníamos una lectura similar  y hay una confianza muy grande. 

-¿Qué querían lograr y qué no?
-Nuestro lema fue nunca caer en la solemnidad en los momentos más dramáticos, ni en el dibujo grueso en las partes más cercanas a la comedia, y creo que lo cumplimos. Ensayamos mucho, casi casi como para correr una maratón y hacer “Una obra para mí”, cada viernes, es un poco eso: correr una maratón emocional, darlo todo, regular el aire y la energía para dar el salto que la obra exige y entregarse a vivir lo que se necesita para contar la historia.