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Séptimo Día |LA A Y LA E, LAS DOS MÁS USADAS

Los 27 diamantes del alfabeto

Las letras vocales y consonantes, su origen. Comparado con otros, el idioma español no es difícil, dicen los lingüistas. El caso de la Ñ y la batalla de Germán Sopeña. Testimonio del barítono Jáuregui Lorda

Los 27 diamantes del alfabeto

MARCELO ORTALE
Por MARCELO ORTALE

7 de Agosto de 2022 | 02:50
Edición impresa

Griegos tenían que ser -cuándo no- los que hace tres mil años crearon las letras tal como las conocemos hoy, es decir como símbolos grabados en piedra o arcilla, en papiro o papel o ahora en pantallas para representar un sonido. Y con ellas unidas formando palabras y con estas transmitiendo ideas, paisajes conocimientos, nuevos universos.

Al castellano llegaron 27 letras que son como 27 diamantes del alfabeto, que fue creado para comunicarnos, para ser inteligentes, para trasladar significados y alejar al hombre de la oscuridad. Los lingüistas nos hacen conocer el origen y la esencia de cada una de ellas. Cada letra tiene una historia propia y está cargada de enigmas y revelaciones.

Los expertos afirman que el español no es un idioma complejo, a la hora de pronunciarlo. “Lo cierto es que, comparado con otros idiomas, el español no se considera particularmente difícil. Una de las razones principales es que es muy fonético. Es decir, en general, a una letra determinada corresponde consistentemente un sonido específico”, dijo en una entrevista con El País la doctora Rosario Torres, especialista en Literatura y Lengua y profesora de español en la Penn State University. Pero tiene complicaciones. La mayoría de los extranjeros tropiezan con la doble r, con la doble l, con la y griega y otras.

Vocales, consonantes. Cada una de ellas es un mundo. Bien lo saben también los cantantes, sobre todo los del arte lírico, los más empinados, que son los que deben modular su voz y ajustarse a las reglas que impone en el bel canto la pronunciación de cada letra.

Para imponerse en el Argentino, en el Colón, en la Scala, los órganos que intervienen en la creación del sonido, sobre todo para la emisión de las vocales, los cantantes deben conocer a fondo la fonética española, italiana, inglesa, francesa o alemana entre otras. De estos sonidos sublimados hablará más adelante el barítono platense Alberto Jáuregui Lorda.

AGONÍA DE LA Ñ

Conviene recordar que hace pocos años una de las 27 letras agonizó y estuvo a punto de morir para el idioma español. Y como se verá, casi milagrosamente, pudo renacer: se habla de la letra Ñ. Ocurre que cuando nació la computación y empezaron a aparecer las PC –mayormente fabricadas entonces en los Estados Unidos- los teclados no contaban con la letra Ñ, porque ella no existe en el alfabeto inglés.

Como no estaba la letra Ñ hubo que reemplazarla con signos sustitutos. En España y en las Américas central y del sur se empezó escribir en esos teclados anglosajonessin la Ñ. Se llegaba a palabras como “sueño” o pestaña, y había que escribir “suenio” o “pestania”. Además de ese recurso, se apelaba también al uso de verdaderos jeroglíficos digitales, que habitan en la periferia de los teclados. Se escribió con caricaturas de la Ñ durante más de dos décadas. El resultado era casi agraviante para la lengua de Cervantes.

Las 10 letras más utilizadas son la E, la A, la O, la S, la R, la N, la I, la D, la L y la C

 

El periodista y escritor argentino Germán Sopeña (1946-2001) inició una campaña en defensa de la letra que honraba a su apellido y no le faltaron seguidores, entre ellos el propio rey de España. Pero Sopeña, que fue secretario general de redacción de La Nación, declinó todo reconocimiento a las campaña que desarrolló en favor de la Ñ.

¿Qué había ocurrido? Se había puesto de moda e inundaba las tapas de los diarios del mundo una joven generación de novelistas, poetas y dramaturgos de latinoamericanos a la que en los Estados Unidos se la bautizó como la Generación Ñ.

“Como suele suceder en este mundo, donde vale más un acierto mediático que la defensa de los centros académicos, la letra eñe acaba de ganar una batalla fundamental para su supervivencia amenazada”, escribió Sopeña en un artículo titulado “La batalla de la Ñ”, publicado en La Nación el 18 de agosto de 1999.

“La inesperada ayuda proviene de los Estados Unidos, donde la prensa del país del pensamiento dominante ha generalizado su caracterización del mundo joven hispánico bautizándolo como “la generación Ñ”, añadía. Pero, además, en ese mismo fin del siglo pasado, la corriente marina de aguas cálidas, que acosaba las costas del Pacífico en Perú y Ecuador, se llamó de “El Niño”.

Sobre esto dijo también Sopeña: “Nunca se habló tanto de un problema climático. Y en la búsqueda de la perfección informativa, los grandes medios se preocuparon por explicar el origen del curioso nombre. Como se sabe, El Niño es el nombre que le dio un conquistador español a esa corriente del océano Pacífico en homenaje al Niño Dios, porque la descubrió en período navideño”.

Germán Sopeña / La Nación

Está claro que a principios del 2000 las empresas fabricantes de computadoras izaron bandera blanca y reivindicaron a la letra Ñ, ubicándola al centro y a la derecha de los teclados. Sopeña concluyó con una suerte de profecía, aún no cumplida, pero que debe estar asomando por la ochava de la esquina: “Quizá hasta el Cañón del Colorado (que a principios de siglo se llamaba así, con eñe) recupere su grafía en lugar de la actual, “canyon”. Sopeña falleció trágicamente en un accidente de avión en la Patagonia.

CURIOSIDADES

Hasta no hace mucho se hablaba de una supuesta curiosidad de las vocales, referida a que sólo se encontraban todas juntas en una sola palabra: “murciélago”. Nada más falso, ya que existen 42.266 palabras con las cinco vocales completas. Se puede empezar por “ayuntamiento” y así seguir hasta el casi infinito.

Es tal la proliferación de palabras con las cinco vocales que, inclusive, se pueden encontrar varias, en las que el orden de las vocales va exactamente al revés, es decir u, o, i, e, a. Esas palabras son, entre otras, suponieras, sudorífera, ugrofinesa, etc.

Se han realizado estudios sobre cuáles son las letras más utilizadas en el idioma español. Por orden de frecuencia, las 10 letras más utilizadas son la E, la A, la O, la S, la R, la N, la I, la D, la L y la C.

Quienes hicieron este listado advirtieron que las tres letras más utilizadas son vocales y, de acuerdo a los promedios advertidos, la mitad de todos los textos están escritos con vocales. En cuanto a las palabras, la letra con mayor aparición es la A. pero en los textos escritos la que aparece más es la E, por la reiteración de palabras cortas que se utilizan -como qué, le, se, ve, he- que llevan la letra E.

Uno de los lingüistas que realizó recientemente esta investigación advirtió que existe una prueba tangible que confirma tales datos: el mayor desgaste que ofrecen en el teclado las diez letras mencionadas arriba.

JÁUREGUI LORDA

En el caso de los cantantes líricos, existen condicionamientos especiales. Ellos saben y se atienen a la realidad de que la emisión de vocales permite el libre flujo del sonido, con la boca abierta; y en cambio las consonantes bloquean el paso del sonido y hacen cerrar los labios o apretar la lengua contra el paladar.

“Es evidente que, entre las veintisiete letras del alfabeto, a la hora de la belleza en el canto lírico las vocales son las que se llevan el mayor protagonismo. Son ellas las que conducen la línea, la expansión del sonido y también la principal característica que manifiesta la voz: el color”, dice el barítono Jáuregui Lorda, egresado del teatro Colón, luego intérprete en aquel escenario, en el Argentino y en teatros del exterior.

Los teclados no contaban con la letra Ñ, porque ella no existe en el alfabeto inglés

 

Agrega que, “desde luego, paralelamente, a la hora del decir, de la interpretación digamos también actoral, son las consonantes las que llevan esa responsabilidad y si se quiere ese premio. Para cerrar este concepto, quiero decir que en el universo del canto lírico, bien dicha está la conocida frase para los artistas: con las vocales se canta; con las consonantes, teatro hacemos”.

Además de cantante Jáuregui Lorda fue director artístico durante diez años del Teatro de Cámara de City Bell, ahora se alejó por la pandemia y otros motivos, pero también sostiene desde hace una década en el mismo escenario, como puestista, un espectáculo infantil que transcurre en las vacaciones de invierno basado en la obra de María Elena Walsh.

En su testimonio insiste sobre el tema de las vocales: “Como cantante profesional pude abordar todos los temas, además del lírico. Hice ópera, música de cámara y el canto popular, recreando interpretaciones en distintos idiomas, y quiero insistir en que las vocales son, sin duda, letras de gran belleza musical”.

Dicen que el canto es anterior al habla. Que los primeros seres humanos, abrumados por el cosmos, cantaban en lugar de hablar. Fascinados por el universo, no pudieron más que cantar, como las aves, para halagar al creador de esa maravilla.

Alberto Jáuregui Lorda / Archivo

 

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