La Loma: vaciaron la caja de un local, encerraron a la empleada y huyeron

Con una audacia a toda prueba, un hombre y una mujer ingresaron ayer al mediodía -en un momento de intenso movimiento en esa zona del barrio La Loma- a un negocio de reparación de teléfonos celulares y, de entrada, se hicieron pasar por clientes cualquiera.

Según lo informado por fuentes policiales, primero “se mostraron interesados en comprar un parlante”. Se indicó que esa puesta en escena duró poco: segundos después, mientras la vendedora les mostraba el artículo solicitado, la pareja “blanqueó” el verdadero motivo de su presencia en ese comercio, ubicado en 44 entre 27 y 28.

En tal sentido, los mismos voceros consignaron que “el delincuente le manifestó a la vendedora que tenía un arma de fuego entre sus prendas, la tomó de los cabellos, le quitó un juego de llaves del comercio y la encerró en el baño”.

UNA VECINA AVISÓ DEL ASALTO

Siempre en base a lo dado a conocer por allegados a la investigación por este nuevo caso de inseguridad en La Loma, “fue una vecina quien le avisó al propietario del local sobre el asalto”.

El comerciante, indignado, sin demora se dirigió a su negocio, donde al llegar se encontró con una escena que confirmaba lo que le habían comunicado.

Un testigo que estaba en ese momento en el lugar le contó a EL DIA que “enseguida se llenó la cuadra de patrulleros y policías”.

LE PUEDE INTERESAR

Detienen a un ladrón de una sola pierna que tenía en jaque a un club de Berisso

LE PUEDE INTERESAR

Ladrones desvalijaron la vivienda de una familia en el barrio El Mondongo

Paralelamente, refirió que “nos enteramos enseguida que a la empleada, los delincuentes la dejaron encerrada en el baño del negocio y después escaparon con lo que robaron”.

Sobre ese botín, dichos voceros aseguraron que consistió en “la plata que había de la recaudación (el monto no trascendió), el parlante que habían pedido ver los asaltantes y un celular Samsung modelo A215 con funda transparente que era de una clienta y estaba en reparación”.

Finalmente, se consignó que cuando llegó el dueño del local “abrió la puerta del baño de una patada. Dañó la cerradura, pero consiguió liberar del encierro a su empleada”.