“Vendieron y los vendieron”: millonario asalto a una familia en La Plata

La noche del lunes 17 de febrero comenzó como cualquier otra en la tranquila vivienda de una familia en Arana, ubicada en las calles 136 y 637.

Luego de cenar, un matrimonio de jubilados y su nieto conversaron por algunos minutos y luego cada uno tomó su rumbo.

Sin embargo, lo que prometía ser una velada común terminó en un escenario de violencia indescriptible, que dejó a los habitantes de la casa aterrados, destrozados y con un sentimiento profundo de traición.

Tan solo días atrás, el propietario de la finca había recibido una parte de la venta de un campo de 76 hectáreas, transacción que les dado la esperanza de un futuro más tranquilo.

El encargado de recibir el dinero había sido su hijo quien, en horas de la mañana, arribó al lugar para entregarle una bolsa negra con 40 mil dólares en efectivo, la cuota de una venta que, en su mente, era un paso hacia la estabilidad.

El dinero fue cuidadosamente guardado en un mueble del comedor, sin imaginar que esa misma suma se convertiría en el disparador de un infierno.

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Todo se desmoronó alrededor de las 22.30 del lunes, cuando la vida de esta familia dio un giro brutal.

Luego de la cena y la cordial charla, el joven se fue a su dormitorio, mientras que la pareja de jubilados decidió permanecer en el living para mirar televisión.

En cuestión de segundos, cinco hombres irrumpieron en la vivienda, armados y con el rostro cubierto. No hubo tiempo para reaccionar.

Con pasamontañas y gorras viseras, sus rostros eran invisibles, pero sus intenciones, letales.

Dos de ellos iban armados, y el terror fue inmediato. El padre, la madre y su nieto de 23 años fueron sometidos sin piedad. Los golpearon y los arrastraron por el suelo.

No hubo compasión. Los asaltantes no querían saber nada más que del dinero.

“¿Dónde está la plata? Sabemos que tenés dólares, si no nos decís te vamos a matar”, gritaban los intrusos, mientras los sometían a golpes brutales y los amenazaban con el peor de los destinos.

El abuelo, temblando, apuntó al mueble donde había guardado la fortuna. Y ahí fue cuando los delincuentes se desataron en un frenesí sin límites.

Con las manos llenas de furia, los delincuentes desparramaron todo lo que encontraron a su paso.

La casa, antes un refugio, ahora se convirtió en un campo de batalla. Revolvieron cada rincón de ese mueble en busca del dinero, mientras sus voces resonaban como ecos aterradores: “Si no colaborás, te vamos a liquidar”.

Tras hallar la bolsa con dólares, uno de los ladrones la emprendió contra el nieto: “¿Tenés plata?” En un hilo de voz, el joven confesó que en su habitación había 80 mil pesos.

Nuevamente la misma dinámica. En lugar de preguntar por el lugar preciso del escondite. Optaron por desordenar todo hasta hallar el dinero.

Una vez que sintieron que habían saciado su sed de robo, uno de ellos se comunicó a través de un handy con un cómplice que esperaba afuera.

Durante varios minutos, nadie respondió. La tensión se apoderó del ambiente. El tiempo parecía eterno y el miedo se adueñó de cada rincón.

Hasta que pasado un rato recibieron instrucciones claras desde el exterior: “Todo despejado, es hora de salir”.

Para tener una fuga más cómoda, los ladrones decidieron llevar a las víctimas al dormitorio y encerrarlas. Aún maniatados, con las cabezas cubiertas por sábanas, la familia fue confinada en un cuarto oscuro.

Transcurridos unos instantes, el nieto, aún embargado por el terror y la desesperación, decidió abandonar el cuarto y salir por la ventana del baño en busca de ayuda.

Con valentía y miedo a la par, ya que si bien no se sentía la presencia de este clan, aún podían estar en el lugar, avanzó algunos metros hasta que logró avisar a sus vecinos.

Horas después, los investigadores recibieron los testimonios de la familia y enseguida comenzaron a analizar el caso ¿Cómo sabían los delincuentes tanto sobre los movimientos financieros de la familia?

Según versiones de la investigación, los ladrones habrían mencionado que actuaban bajo las órdenes de un personaje del mundo gremial.