Ante la necesidad de recrear expectativas

Twitter: @mnspezzapria

Más allá de lo que dijo o lo que dejó de decir, la irrupción de Mauricio Macri en la discusión pública sobre la marcha de su propia gestión fue sintomática en los últimos días. En una serie de entrevistas televisivas que le aseguraron llegada a una audiencia masiva y por ende repercusión garantizada, el Presidente desplegó una estrategia tendiente a la recreación de expectativas.

Esto es, a reforzar el envión inicial de su administración, frenado en parte por el flagelo de la inflación y sobre todo por medidas contraproducentes como el tarifazo aplicado en forma indiscriminada a los servicios de gas, luz y agua. “Tengo que hacer un esfuerzo por explicar”, se sinceró el jefe de Estado, que pareció repetir de manera literal el consejo de sus asesores.

Las explicaciones de Macri fueron sólidas en términos macroeconómicos: la ecuación energética no cierra desde hace una década, provoca gran parte del déficit fiscal de las cuentas públicas y obliga al país a gastar cada vez más dólares por las importaciones , ya que el kirchnerismo no realizó inversiones en el campo energético, que antes generaba divisas. El gobierno anterior no sólo no se preocupó por abordar los problemas de fondo, sino que los profundizó. Su visión de la política y la economía basada sólo en el corto plazo resultó claramente perjudicial.

Si bien Macri logró transmitir esa situación -en buena medida porque la sociedad ya se percató del sesgo oportunista del kirchnerismo-, no logró convencer a la hora de justificar el traslado del costo a las familias argentinas. En ese punto, el discurso oficial que señala que el país vivió una fantasía y que ahora hay que afrontar la verdad, se choca de frente con una realidad de bolsillos flacos.

Esa realidad hace que la ciudadanía sea poco receptiva a los argumentos superestructurales. Y Macri es naturalmente proclive a esgrimirlos, por su formación personal y dirigencial. El jefe de Estado tiene más éxito cuando se dirige a los sectores económicos, que anotaron su promesa de que la inflación estará debajo del 20% anual en 2017 y que el nivel de actividad crecerá 3,5%.

Esas dos variables, más las proyecciones sobre el tipo de cambio, son las que necesitan las empresas para diagramar sus planes futuros. Es más que probable que el próximo sábado las reafirme cuando brinde su primer discurso ante la Sociedad Rural en el cierre de la tradicional muestra de Palermo. Allí, el Presidente hablará ante un sector al que considera su aliado.

La quita de las retenciones mejoró la actividad, pero los exportadores no son lo mismo que los productores. Por caso, en el Alto Valle rionegrino un productor cobra cuatro pesos el kilo de manzanas, que se vende a 40 pesos en los comercios de las principales ciudades del país. El Presidente y su equipo deben saber que los costos de intermediación siguen siendo enormes.

Los gobernadores provinciales dan cuenta de esta situación y la utilizan como un argumento para oponerse al centralismo porteño. Por eso no sólo demandan que la Casa Rosada ratifique la devolución del 15% que tomó la ANSES –lo que sucederá el 2 de agosto en Puerto Madryn- sino que se resisten a que el descongelamiento del Fondo del Conurbano afecte la masa coparticipable.

Eso será motivo de negociaciones en el Senado tras el receso invernal, en medio de un clima de malestar en el interior del país porque la proyección de obras públicas para 2017 dispone del 40% de los recursos para la provincia de Buenos Aires y la capital. Es cierto que en esta zona del país se concentra la mayoría de la población, pero también lo es que sus gobiernos son de Cambiemos, y por eso algunos pretenderían mantener la discriminación contra los bonaerenses, que son los que reciben menos fondos del Estado nacional. La Provincia genera casi el 40 por ciento de la producción total del país y el Estado federal sólo le adjudica poco más del 20 por ciento de la coparticipación. Por lejos, es la jurisdicción que menos recibe por habitante, a pesar de las carencias que se registran en el Conurbano.

LA CUESTION ELECTORAL

En este marco, empieza a cobrar vida en forma prematura la cuestión electoral, pese a que todavía falta un año para las primarias legislativas. Puertas adentro, la alianza gubernamental tiene una discusión pendiente sobre cómo encarar la contienda con distintos sectores del peronismo. ¿Debe enfrentarlos abiertamente o mejor dividirlos, sumando algunos dirigentes con peso distrital?

Las contradicciones afloran especialmente en territorio bonaerense. Elisa Carrió, que pretende ser candidata a senadora nacional, reaparecerá el 1 de agosto en una charla conjunta con el ministro Alfonso Prat Gay, luego de un parate forzado por prescripción médica. Y de una fuerte polémica con la gestión de María Eugenia Vidal por sus denuncias contra el jefe policial Pablo Bressi.

Las acusaciones de la jefa de la Coalición Cívica generan desconfianza en el oficialismo. También algunas situaciones extrañas, como la acusación contra el respetado Ernesto Sanz del narco Ibar Pérez Corradi –repatriado desde Paraguay por la causa del triple crimen de Genera Rodríguez- en la que sostuvo que cobró 200.000 dólares para impulsar el juicio de destitución del ex juez Faggionato Márquez.

En el entorno del dirigente mendocino, que fue clave en el armado de Cambiemos, no saben qué pensar sobre el origen y la finalidad de la maniobra. Pero Sanz no es el único que se sintió víctima de una operación política. También lo creyó Sergio Massa cuando se difundió que los kirchneristas Rossi y Filmus negociarían su desembarco en el Frente Renovador.

MIRANDO AL NORTE

La política argentina está siguiendo con mucha atención todo el proceso de la sucesión de Barack Obama. La mayoría de las fichas están puestas en una victoria de Hillary Clinton sobre Donald Trump. De hecho, el presidente Macri se reunirá con el secretario de Estado John Kerry antes de viajar a Río de Janeiro para la apertura de los Juegos Olímpicos. Pero el escenario está abierto.

En un inestable tablero internacional, ninguna alianza tiene el éxito asegurado. Si lo sabrá Susana Malcorra, quien pese a contar con el apoyo de la diplomacia norteamericana quedó en el octavo lugar entre los aspirantes a la secretaría general de la ONU, en una primera votación que favoreció al portugués Antonio Guterres y en la que la canciller argentina recibió el veto de Rusia.

La elección definitiva del sucesor de Ban-Ki moon tendrá lugar en noviembre y en el medio habrá otras votaciones preliminares. Para esa parte del año, el presidente Macri habrá tenido un nuevo cara a cara con el Papa Francisco en el Vaticano. El encuentro está previsto para el 17 de octubre, una fecha emblemática para el peronismo. Algunos hablan de casualidad, otros de causalidad.

Como fuera, lo cierto es que el Papa argentino se encargó de mandar un mensaje político claro la semana que pasó, de apoyo a las organizaciones sociales que salieron a la calle a reclamar asistencia alimentaria para sus comedores comunitarios.

En realidad, los sectores bajos y medios están sufriendo las consecuencias de las políticas sostenidas en la creencia de que la economía puede crecer sobre la base del consumo sin inversiones. Se montó así una ecuación imposible, que promovió subsidios que se multiplicaban sin reparar en que, tarde o temprano, la inflación y la escasez reinarían en el país.