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Espectáculos |“Porgy and Bess” en el teatro colon

Rumbo a la tierra prometida desde Sudáfrica

11 de Diciembre de 2016 | 00:40

Nicolás Isasi

Música: George Gershwin. Libreto: Edwin Heyward e Ira Gershwin. Director Musical: Tim Murray. Directora de escena: Christine Crouse. Diseño de escenografía y vestuario: Michael Mitchell. Diseño de iluminación: Kobus Rossouw. Coreografía: Sibonakaliso Ndaba. Director de coro: Marvin Kernelle. Porgy: Xolela Sixaba. Bess: Nonhlanhla Yende, Philisa Sibeko. Crown: Mandisinde Mbuyazwe. Sporting Life: Lukhanyo Moyake. Clara: Siphamandla Yakupa, Noluvuyiso Mpofu. Jake: Owen Metsileng. Serena: Goitsemang Lehobye. Maria: Miranda Tini.

“La vida en el verano es fácil”, afirma Clara en el aria “Summertime” hoy convertida en un mítico standard de jazz. Esa melodía tranquila y placentera, acompañada por una relajada armonía, conforma tan solo la compuerta inicial de esta intensa obra que mostrará el dolor y la miseria, en convivencia con la violencia, el amor, la religión y las drogas en Carolina del Sur allá por 1930. Creada por George Gershwin (Nueva York 1898 - Alsacia, 1937) en 1935, con libreto de su hermano Ira junto al novelista Edwin DuBose Heyward (Charleston, Carolina del Sur, 1885 - Carolina del Norte 1940) que adaptó su novela “Porgy”, de carácter costumbrista a la escena teatral. Luego de su viaje a Francia, donde compuso “An American in Paris” (1928), Maurice Ravel llegó a decirle “no tenés que ser un Ravel de segunda, porque ya sos un Gershwin de primera”. Así es que el compositor norteamericano de origen judío se instaló en el sur de los Estados Unidos para escribir lo que a futuro será considerado su obra maestra.

Llena de referencias al jazz, la música folk, el gospel y una gran orquestación, Gershwin logra un material profundo, con bellas melodías, armonías disonantes y coros contagiosos. La primera versión de la ópera fue interpretada en un concierto privado en el Carnegie Hall, en 1935. El estreno con escena fue el 30 de septiembre del mismo año en el Colonial Theatre de Boston. Y al igual que sucedió con “Treemonisha” (1911, Joplin), “Porgy and Bess” fue despreciada por la crítica como ópera seria, diciendo que se trataba de una comedia musical con aires líricos, interpretado por un elenco completo de afroamericanos. Fue recién en 1976, cuando la Houston Grand Opera la representó con la partitura completa, dando paso al posterior estreno en el MET en 1985.

En esta oportunidad, la puesta que se presenta en el Colón es una producción del año 2009, que traslada la acción de Carolina del Sur a Soweto (Sudáfrica) durante la época del apartheid. Para Christine Crouse, directora escénica, la adaptación de la historia original a las calles de Soweto se dio de manera natural al considerar que no existe diferencia entre la pobreza, el racismo, la diferencia de clases y el desarraigo entre un lugar y otro. Tanto los directores, como los solistas y el coro provienen de la Ópera de la Ciudad del Cabo que se juntan por primera vez con la Orquesta Estable. La última vez que se había presentado “Porgy and Bess” en el Teatro Colón fue en 1992 por iniciativa de Sergio Renán. Aunque pudo verse en Buenos Aires hace un par de años de forma independiente con la versión escénica de María Dubini al piano en el Museo Fernández Blanco y en versión concierto para banda de jazz por Gustavo Codina en el Auditorio de Belgrano. La Ópera de la Ciudad del Cabo es la principal compañía de ópera del continente africano y funciona como eje visible del género, convocando a artistas jóvenes para participar en sus obras. El repertorio es variado y ecléctico, dejando lugar a nuevas producciones originales como “Mandela Trilogy” o “Tstotsi”.

Murray, director musical, resultó finalista en los Premios Internacionales de Ópera 2015 y dirigió ópera en los teatros líricos más destacados de Sudáfrica, realizando obras de repertorio y 22 estrenos mundiales. Su trabajo fue sincero y coherente. El uso de la Orquesta Estable del Teatro Colón fue una gran decisión, ya que la enorme sonoridad lograda, demostró el potencial de dicho organismo en una audición muy distinta al tipo de repertorio que realiza comúnmente. Crouse fue asistente de producción y directora residente del antiguo Cape Performing Arts Board. Nombrada coordinadora de la Ópera de Ciudad del Cabo en 2003, fue directora artística de esa institución entre 2004 y 2014. Su puesta de “Porgy and Bess” situada en Sudáfrica recorrió el mundo desde el 2009, pasando por Berlín, Londres, Tel Aviv o Merlbourne. La escenografía y el vestuario manejan un concepto claro y efectivo de gran atractivo para el público. Un viejo cartel roto, un alambrado que los rodea y un edificio en ruinas que sirve como casa de Porgy son suficientes para darle un marco referencial a esta historia.

En la película homónima dirigida por Otto Preminger en 1959, Porgy permanecía todo el tiempo arrodillado sobre unas tablas de madera debajo de sus piernas. La película para la TV británica que hizo la BBC dirigida por Trevor Nunn en 1993, presentaba a un Porgy con muletas y una pierna coja pero que todavía caminaba. En este caso, Sixaba (cantante nacido en Queenstown, Sudáfrica) interpreta a un Porgy que transita casi toda la obra arrodillado sobre el escenario, valiéndose de una tabla cuadrada de madera con ruedas, que de vez en cuando le sirve para arrastrarse con mayor velocidad. El desgaste escénico de su actuación, junto a una voz poderosa a la vez que cálida le valió una ovación de pie desde la platea por parte del público presente. Sixaba se mostró absolutamente emocionado, y orgulloso de encarnar al protagonista de esta historia que desde hace 7 años le otorga reconocimiento internacional. Bess fue clara en todo su registro, y desgarradora en su interpretación. El mayor esplendor lo logran con el dúo “Bess, You Is My Woman Now” en el segundo acto. Allí también, en medio del aria “It Ain’t Necessarily So”, Renaldo Wales toca la trompeta sobre el escenario como uno más del coro, haciendo pequeñas improvisaciones de jazz. El bellísimo timbre de Siphamandla Yakupa brindó una magnífica interpretación del tema que todos estaban esperando, y Miranda Tini como Maria fue una de las grandes figuras de la noche. Su colorido vestuario y el carácter fuerte de su actuación, le dieron un dramatismo absoluto a su personaje haciendo vibrar a la platea cada vez que abría la boca. Tanto Crown como Sporting Life, los malos de la obra, fueron correctos pero no demostraron el verdadero potencial que esos personajes poseen. Sin dudas los verdaderos pilares de esta puesta fueron los miembros del coro, que bailaron, cantaron y actuaron sin problemas a pesar del calor de este verano porteño.

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