A una semana, no hay pistas de los asesinos del traumatólogo

Para los familiares, los amigos y la novia de Francisco Guerrero la última semana fue intensa y terrible. Difícil es medir el tiempo bajo esas circunstancias, aunque para los investigadores está claro que cada hora que pasa complica el esclarecimiento de este caso que estremeció a toda la comunidad platense.

Por eso avanzan contrarreloj para identificar a los responsables del homicidio de este médico que acababa de cumplir 28 años. Conscientes de que difícilmente haya sido el primer robo que protagonizaban los sujetos que lo mataron, los pesquisas indagan en delitos similares ocurridos en los 15 días previos y las horas posteriores al homicidio, para obtener rastros o testigos.

Por lo que trascendió, ya habrían detectado al menos cuatro casos que podrían haber sido perpetrados por los mismos delincuentes, teniendo en cuenta la zona donde sucedieron, la mecánica y las características de los autores.

viernes tragico

Faltaban pocos minutos para las 11 de la noche del viernes 3 de abril cuando Francisco y su novia, Gimena Juri (30) caminaban por 66 entre 115 y 116. Iban a celebrar el cumpleaños de Guerrero, que había sido un par de días antes, aunque todavía no habían definido si iban a festejarlo en su casa o en el Centro. Dos delincuentes en moto se cruzaron en el camino de esta pareja, torciendo trágicamente los planes.

Por lo que contó la chica, primero apareció el vehículo (del tipo Honda Wave y color oscuro), con un solo ocupante que se detuvo en la vereda de enfrente, sin apagar el motor. Enseguida irrumpió en escena el segundo sujeto, que se les acercó a pie y con un arma en la mano.

Amenazante, pidió la plata. Y Francisco, que horas antes había eludido otro asalto, igual que dos más en el tiempo que llevaba en La Plata, se opuso. Imaginando lo que pasaría, Gimena le pidió al ladrón que no tirara, pero éste igual lo hizo. Una vez y directo al pecho de Francisco, que cayó herido de muerte.

El criminal y su compinche escaparon en la moto, con las manos vacías. Varios vecinos rodearon al médico y a su novia mientras otros llamaban al 911. Un patrullero trasladó a Guerrero al hospital San Martín, donde sus colegas hicieron todo lo posible por salvarlo. Los daños de la bala calibre 32 fueron irreparables. Francisco murió un ratito después, en el quirófano.

Había nacido y vivido su adolescencia en la ciudad entrerriana de Concordia. Era hijo único. Le encantaba hacer artesanías. Se instaló en La Plata para estudiar medicina. Se recibió. Y desde hacía tres años cursaba la residencia en el hospital Gutiérrez, que fue donde conoció -hace dos- a Gimena, cuando concurrió a la consulta por un esguince.

Pese al shock, la chica aportó ante los investigadores todo lo que recordaba y con la descripción que hizo del asesino los expertos elaboraron un dictado de rostro. Otros testigos ayudaron, pero a la cara de ese sospechoso hay que ponerle un nombre. Por el momento -al menos eso dicen los pesquisas- no hay ninguno firme.

Partes de la terrible secuencia quedaron registradas por distintas cámaras. La de una vivienda muestra a Francisco dando unos pocos pasos antes de caer; a su novia arrodillada a su lado y a los vecinos rodeándolos, solidarios. Otra filmación muestra la fuga de los delincuentes.Y una cámara de monitoreo urbano que deja ver un poco más de la que sería la moto de los responsables.

“No tenemos una patente”, admitió ayer una alta fuente de la investigación. Lo que sí consiguieron fue la declaración de las víctimas de cuatro robos que podrían haber sido perpetrados por los mismos sujetos.

Mientras tanto, en ese sector de El Mondongo los vecinos siguen movilizados para recuperar la tranquilidad que perdieron. En el hospital Gutiérrez, los compañeros de Francisco tratan de reacomodarse a la rutina, pendientes de la investigación y seguros de que el 3 de cada mes recordarán a ese chico que estaba cumpliendo con su sueño de ser traumatólogo.