Buscan devolver a los jacarandás su histórico brillo

Con el lila vibrante de sus flores brillando de manera apenas intermitente, los habitualmente deslumbrantes jacarandás del centro platense atraviesan una temporada para el olvido. Troncos ennegrecidos por el hollín que generan miles de motores y ramas cargadas con claveles del aire, ausentes hasta ahora los tratamientos fitosanitarios y los cuidados paisajísticos, muchos de los árboles tienen un signo de interrogación proyectándose sobre su futuro inmediato.

Desde la secretaría de Espacios Verdes y Gestión Ambiental de la Comuna se atribuye la merma en la floración a los vaivenes climáticos. “Hay un desplazamiento de las estaciones, una primavera tardía en este caso, y no se dieron las condiciones climáticas para que florecieran como estamos acostumbrados” explicaro n en la dependencia.

Por lo pronto, el eje de diagonal 73 entre las plazas Rocha y Azcuénaga, el “paseo de los jacarandás” que ningún platense debiera dejar de mostrarle por estos días a un visitante ocasional de la ciudad, muestra una imagen deslucida. También los ejemplares emblemáticos de las plazoletas “Noche de los Lápices” -8 y 61- y “Benito Lynch” -8 y 43-.

En el municipio adelantaron que allí se concentrarán los esfuerzos del área de Arbolado Público. “Los especialistas locales se pusieron en contacto con sus pares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde les aplican un tratamiento con bicarbonato de sodio a los jacarandás para combatir la presencia de claveles del aire” se señaló: “el mismo procedimiento, entre otras tareas de curación y prevención, se implementará con los ejemplares de La Plata, y se estima que los trabajos comenzarán en diagonal 73”.

Los árboles urbanos se desarrollan en condiciones diametralmente opuestas a las de su estado silvestre. Deben tolerar y adaptarse a la polución, el efecto “isla de calor” que generan el asfalto, el hormigón y el vidrio, y crecer sometidos al estrés que provocan los suelos impermeabilizados, compactados o agotados. Padecen las obstrucciones en la exposición a la luz solar que provocan los edificios, no pueden ampliar sus copas con libertad, sus raíces son atacadas por cuadrillas de servicios, sus ramas embestidas por camiones y colectivos.

En este contexto, cuando a esos factores se suman otros como las sequías o lluvias excesivas, el viento persistente o intenso y las oscilaciones bruscas en la temperatura, y el ataque de plagas como la cochinilla cerosa -a la que los jacarandás son particularmente vulnerables- o la proliferación de claveles del aire, las floraciones acusan particularmente el impacto.

efecto del cambio climatico

En noviembre de 2015, el aspecto de los también llamados “tarcos” o “palisandros” había generado interrogantes; por entonces, como ahora, las ramblas que debieran haber mostrado una compacta cúpula violácea tenían apenas destellos. Luego de días de bruscas oscilaciones climáticas, y heladas tardías, los ejemplares -que son originalmente oriundos de climas subtropicales-, finalmente florecieron por completo en los primeros días de diciembre. Incentivadas por el cambio climático, las “sorpresas” en el comportamiento de las especies vegetales que pueblan las calles de la Ciudad tienden a consolidarse en nuevos patrones, dejando de ser excepciones para convertirse en norma.