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Espectáculos |“Spiderman: de regreso a casa”

El héroe baja a la Tierra (y se da tremendo porrazo)

La cinta del superhéroe arácnido continúa con una tendencia que crece: la de devolver a los protagonistas de estas películas su dimensión humana

El héroe baja a la Tierra (y se da tremendo porrazo)

Tom Holland recibe más golpes de los que da mientras intenta sobrevivir al enemigo más complejo: la escuela secundaria

10 de Julio de 2017 | 04:53
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Llevamos 9 años de fiebre superheroica. En 2008 “Iron Man” sorprendió al mundo y Marvel, que una década antes había estado al borde de la quiebra y vendido los derechos de algunas valiosas propiedades, instauró una nueva era en Hollywood: la era de las franquicias.

Pero casi una década más tarde, no son pocos quienes auguran el final de la “burbuja”. Las señales de agotamiento son leves, porque hasta las criticadas películas de la rival de Marvel, DC, funcionan bien en las boleterías (las últimas tres entregas están entre las 100 películas más vistas de todos los tiempos). Pero el advenimiento de numerosos estudios intentando copiar el modelo Marvel abarrotan la cartelera de propuestas que piden un seguimiento fanático de sus tramas y personajes, y, probablemente, no haya lugar para todos en la masividad.

Mientras tanto, los sueldos de las estrellas que encabezan las franquicias crecen, los nuevos personajes no apasionan tanto como los clásicos (Doctor Strange no es ningún Iron Man) y las historias comienzan a repetirse, solo que con la pesada mochila de una decena de películas cuyas tramas hay que respetar y una decena de personajes en escena. Y la primera “Los Vengadores”, de 2012, sigue siendo la que mejor rindió en la taquilla.

AGOTAMIENTO

En aquella oportunidad una serie de filmes entre muy buenos y regulares había sentado las bases para la reunión más esperada por los comiqueros. Pero a medida que las reuniones se volvieron lugar común, el interés disminuyó y la confusión (¿quién era ese?) creció entre los no iniciados.

No ayudó el exceso de espectáculo que, por no brindar a los personajes espacio para respirar y crecer, estallaba en el vacío: las cintas de Marvel se volvieron recargadas, anabolizadas tanto en trama como en personajes y gráficos por computadora, y, sobre todo, comenzaron a repetir fórmulas y perdieron algo de frescura y sorpresa.

¿La muerte del cine de los superhéroes había comenzado? La industria siempre tiene anticuerpos. Y la cura, si es que la tendencia creciente en los filmes del género continúa, parece provenir de los márgenes: 2016 tuvo en una de sus grandes películas del año a “Deadpool”, y 2017 ya tiene dos cintas del western del siglo XXI entre las preferidas de los especialistas, “Logan” y “Spiderman: de regreso a casa”.

Estas tres se construyeron de manera diametralmente opuesta al modelo imperante: menos presupuesto, menos personajes, y menos Marvel, es decir, menos intromisión del universo que las enmarca en la historia. “Deadpool” y “Logan”, de hecho, ni siquiera respetaron sus propios universos: creadas por Fox y no por Marvel Studios, ambas habitan un limbo espacio-temporal respecto a otras películas de los X-Men creadas por Fox, que actualmente intenta reconstruir sin éxito su universo mutante a imagen y semejanza de Marvel. “Deadpool” fue, de hecho, un capricho de Ryan Reynolds y el director Tim Miller, que generaron suficiente presión popular para que el estudio se decidiera a producir la que es hoy su cinta más exitosa dentro del género (y que costó solo 58 millones de dólares).

Construidas alrededor de su protagonista, los conflictos de los personajes cobran más gravedad y sentido (incluso en la paródica “Deadpool”). Ambas cintas, además, están ancladas en otros géneros: “Logan” es un western con garras, y “Deadpool” una parodia de un género con síntomas de agotamiento creativo.

MENOS ANABOLICOS

Y lo mismo sucede con “Spiderman”: la decisión de construir a partir de otros géneros (particularmente, el cine “coming of age”) y no a partir de las habituales formas del subgénero superheroico tiene que ver con el agotamiento de estas formas (ridiculizadas en “Deadpool”) pero, sobre todo, con dar una dimensión más terrenal a los personajes, volver a insertarlos en el mundo real, y por eso Peter Parker pasa buena parte del filme lidiando con problemas adolescentes y escolares, y cuando se pone el disfraz arácnido no le va para nada bien.

“Spiderman: de regreso a casa” es la primera cinta de Marvel Studios (aunque en una coproducción con Sony, que tiene los derechos del hombre arácnido) que toma nota del agotamiento del género: descarta anabólicos y espectacularidad por humanidad, construye un villano mucho más tridimensional (y muy “trumpiano”) que los habituales monstruos violetas (aunque el verdadero desafío de Peter Parker en esta entrega es sobrevivir a la escuela secundaria), y crea una trama aislada del lastre de la decena de cintas del estudio, sencilla pero sorprendente, que escapa de la solemnidad de las últimas entregas superheroicas (y a las tramas melodramáticas con que se intenta dar dimensión humana a sus personajes -¿recuerdan la visita a la casa de Hawkeye en “Los Vengadores 2”?-). Y se siente como burbujas de champán.

Y lo consigue a puro John Hughes: el Peter Parker de Tom Holland es un geek de la generación milenial salido de una versión moderna de “El club de los cinco” y picado por una araña radiactiva, y todos los personajes se mueven al compás de aquellos clásicos del fallecido cineasta de los ochenta que reflejaban el disparate que es ser adolescente.

En ese contexto de chicas que no te dan la hora, bailes de fin de año y la sensación de no encajar se desarrolla la acción: la espectacularidad es anclada así en la emoción. Como en “Logan”, el héroe baja a la tierra (o lo bajan de un hondazo, como ocurre seguido en este filme donde Spiderman a menudo pierde, se equivoca y recibe una serie de palizas) en lo que parece constituirse como un mapa de supervivencia para el género: deshincharlo de su estado actual, no perderse en el artificio de las historias galácticas y recordar que el corazón de toda buena historia es el corazón de sus personajes, es la clave con la que triunfa “Spiderman: de regreso a casa”.

 

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