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Entre el humor y la reflexión

Por buena salud renuncian al sexo

18 de Marzo de 2018 | 04:06
Edición impresa

Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

 

Jennifer Lawrence y Brad Pitt anunciaron que no quieren tener más sexo. Ella le echa la culpa a los gérmenes. Y Brad prometió un año de abstinencia en nombre de la vida sana. Como si follar enfermara. Es una castidad a dúo bajo la táctica del temor al contagio. Hoy todos se arrodillan ante la apología de lo saludable. Y ellos no son los únicos. El Dalai Lama, líder espiritual del budismo tibetano, apuntó alguna vez sus cañones contra el sexo. El gurú consideró que “una relación carnal es una satisfacción fugaz que trae complicaciones posteriores” y ponderó la castidad como una alternativa que otorga autonomía. Son gustos. Lo cierto es que los asexuados de estos días forman una tribu creciente. En nombre de una difusa calidad de vida se auto prohíben la buena cama y la buena mesa.

En Japón se ha propalado esta especie de negadores que busca protegerse contra la tentación que despiertan los apetitos. Creen que el amor siempre agita las aguas y que la cama ha hecho naufragar más de una pareja. Lo de Jennifer y Brad obliga a estudiar la cosa. Si la salud está en juego, a los que andamos de a pie sólo nos queda aprender a follar melancólicamente, para que el físico no se sienta amenazado por estos desarreglos.

Brad y Jennifer con este ayuno han optado por la soledad, algo que de alguna manera agrede a los fanáticos de la inclusión y el amor al prójimo. Jennifer padece una fobia contra los gérmenes. Obliga a sus amantes a tener que higienizarse a cada rato, aunque esté en pleno éxtasis. “Les exijo certificados de buena salud antes de empezar”, dijo. Sus amantes pasan más horas en el lavatorio que en la cama. Y lo de Brad preocupa, porque anticipó que durante un año no las aceptará ni recién bañadas. Y encima alardea por este ayuno sanador. ¿Qué le picó a ella? La mejor vacuna –ha dicho- contra las enfermedades de transmisión sexual es cerrar las piernas. ¿Y a Brad qué le pasó? Tantos años al lado de una Angelina controladora y vueltera le deben haber dejado algunos rollos mal curados a este ayunador sobrado de comidas que eligió doce meses de abstinencia para poder borrar de la memoria a las que le dejaron chichones en la entrepierna. ¿Lo de Jennifer es una campaña contra los desinfectantes? Puede ser. Por aquí conozco un gaucho amigo que cuando se queda sin ganas le echa culpa a los estorninos. Lo de Brad y su feriado largo es de más difícil cumplimiento. Las asexuadas seguramente quieren sumarlos para una causa que está más cerca de la ofrenda que de la militancia. Y la Iglesia debe mirar con buenos ojos los gérmenes californianos de Jennifer y a los zumbidos de Brad, porque enseñan que el sexo es reemplazable y que se puede andar por la vida bien sanos y limpitos, sin riesgo ni caricias.

El placer agobia parecen decirnos quienes tanto lo han aprovechado. Ellos buscan lanzar una abstinencia justiciera que le quite valor agregado al sexo. Pero si lo de Jennifer prende, más de un novio deberá andar con alcohol y forro en la mochila. Las figuras públicas muy famosas siempre imponen mañas y modelos. Y Jennifer y Brad, con estos anuncios, han hecho más por la abstinencia que aquel obispo que les prohibió tener sexo a los divorciados vueltos a casarse, una restricción que desalentaba todo regreso y transformaba al cónyuge en un huésped con media pensión. El mensaje que dejan es desalentador: Si ellos renuncian al sexo, ellos dos que han probado todo y siempre comieron de lo mejor, entonces habrá que repasar el protocolo de deseos y revisar jabones y gérmenes antes de empezar con el toqueteo.

No hay forma de poder comprender una castidad tan forzada. ¿Por qué posponer porque sí un placer genuino y muy probado durante siglos? La docencia sexual que ejercen estas dos estrellas, tan sanísimas y aprensivas, también deja en suspenso al amor y al mejor de sus juegos. Y ubica, por encima de todo, la necesidad de un cuerpo sano aunque insatisfecho, un cuerpo que sin duda rendirá bien en las ecografías, pero que muchas noches sentirá que no existe certificado de buena salud capaz de compensar tanta ausencia.

El placer agobia, parecen querer decirnos quienes tanto lo han aprovechado

 

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