Usurpadores jaquean tierras productivas en Abasto y se abre un foco de tensión y conflicto

Las tierras situadas a la altura de 520 y 214, al sur del núcleo histórico abastense, ofrecen por estos días un pantallazo a escala local de lo que está ocurriendo en todo el partido: el caótico avance de la mancha urbana. Rurales y en manos privadas hasta hace tres años, fueron tomadas entonces por un grupo de familias a las que se terminó reconociendo la propiedad, expropiación mediante; ahora, la llegada de una nueva oleada de usurpadores avanza sobre parte de ese loteo formalizado, generando conflictos de alto voltaje y desplazando a un grupo de horticultores hacia las afueras.

De esas 56 hectáreas cedidas por el Estado a sus ocupantes, comprendidas a grandes rasgos entre la avenida 520 y la proyección de las calles 528, 213 y 217, una quincena se preservó para antiguos arrendatarios que cultivan principalmente verduras de hoja como rúcula, acelga y lechuga, y otras como remolacha y tomate.

Ahora, esos productores, en su mayoría inmigrantes de países limítrofes con familias numerosas y chicos de corta edad, ven cómo patotas armadas que ingresan desde los descampados linderos, aún sin urbanizar, violentan y saquean equipos e invernáculos cotidianamente en procura de madera y materiales para construir casillas, hacer fuego, o simplemente para amedrentarlos e inducirlos a irse.

Nucleados en la asociación de agricultores familiares “15 de Abril”, los horticultores acudieron a la Justicia y a la Policía, con resultados dispares. “Por ahora los sacaron la primera vez que se metieron, y desde entonces han venido a patrullar de vez en cuando, pero como no agarran a los violentos ‘in fraganti’ los problemas siguen” explicaron desde la ONG.

La situación levantó temperatura el sábado pasado, poco antes del mediodía, cuando un grupo de personas ingresó en los campos sembrados con la aparente intención de instalarse. “Entraron con machetes y palos, rompiendo las mangueras de riego, arrancándolas y usándolas para dividir y repartirse los lotes, pisando la producción y destrozando el plástico de los invernaderos” relataron los damnificados.

“Algunos los identificamos como los mismos que hace unas semanas están tomando parte del barrio nuevo, al fondo” precisaron: “ahora alguien los convocó para tomar estas quince hectáreas. Nosotros no tenemos nada que ver con punteros ni internas políticas; vivimos el día a día trabajando la tierra y creemos que es importante que podamos seguir produciendo alimentos sanos, no queremos que se especule con estos terrenos”.

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La intrusión del sábado fue desactivada a partir de una denuncia de la que se asió la fiscalía de turno para ordenar el desalojo. Pero los incidentes siguieron. “Las patotas están apostadas entre el barrio nuevo y el lugar de producción, y a la noche entran a hostigar y seguir rompiendo” advirtieron desde la “15 de Abril” que ayer volvió a acudir a la UFI 16, la comisaría de Abasto y la Defensoría del Pueblo bonaerense en busca de apoyo.

El “barrio nuevo” al que aluden los horticultores es asiento del proyecto de urbanización “Nuevo Abasto”, que sus habitantes prefieren llamar “Sin Fronteras” por su composición social. Surgió en 2015 a partir de una mega-toma que afectó los terrenos que pertenecieran a una firma textil quebrada.

Esos usurpadores se convirtieron en preadjudicatarios de parcelas para radicación de sus familias a partir de la expropiación que sancionó la Legislatura, a instancias del Frente Para La Victoria pero con el acompañamiento de todos los bloques, para regularizar la situación.

Ahora un porcentaje significativo de esas parcelas otorgadas, cercano al veinte por ciento, está sumido en un nuevo conflicto a partir de la denuncia de que desconocidos que no pertenecen al grupo censado y oficializado tomaron unas 200. Así lo confirman vecinos y funcionarios que integran la mesa de diálogo a cargo del incipiente plan de urbanización en marcha, que financia el gobierno nacional y ejecuta el municipal.

“Nos preocupa lo que está pasando en las catorce hectáreas que se preservaron para los productores” admitió Ramiro Berdesegar, uno de los referentes del barrio Nuevo Abasto/Sin Fronteras: “pero en la zona reservada para viviendas estamos en la misma situación, con doscientos lotes ocupados y esperando que actúe la Justicia”.

“Con esa usurpación, el ritmo de las obras de infraestructura se frenó” acotó el dirigente: “y tuvimos un compañero hospitalizado cuatro días por el tono que tomó el conflicto. Creemos que las autoridades tienen que garantizar el avance de la urbanización y regularizar cuanto antes la situación de los productores”.