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Séptimo Día |UNA SUCESIÓN DE TÍTULOS MUNDIALES, OLÍMPICOS Y PANAMERICANOS

“El río te da templanza”

María Paula Salerno, deportista platense de relevancia mundial y profesora de Literatura Francesa en Humanidades. Una persona, con dos naturalezas. La compleja relación entre las letras y el deporte

“El río te da templanza”

María Paula Salerno

MARCELO ORTALE
Por MARCELO ORTALE

20 de Octubre de 2019 | 06:17
Edición impresa

Durante muchos siglos deporte y literatura se miraron de reojo. O, directamente, se ignoraron. En muchos espacios y tiempos fue casi un lugar común que muchos intelectuales despreciaran a los deportistas, un error en el que, por cierto, no habían incurrido los antiguos y muy civilizados egipcios, griegos y romanos. En el deslumbrante Nilo de los faraones se disputaron las primeras competencias náuticas; en Grecia el deporte consagró las olimpíadas que, cada cuatro años, paralizaban las guerras para poder ser disputadas. Y el poeta Píndaro escribió sus Odas a los deportistas –eran considerados héroes, casi dioses- más destacados.

En Roma se divulgaron los juegos atléticos en el Coliseo y en otras arenas. Las carreras de carros fueron muy populares y elogiadas por pensadores y escritores del imperio. Al igual que en Grecia, el atletismo en Roma fue bien visto, con actividades anexas como luchas y lanzamientos de discos o jabalinas, divulgándose además el juego de pelota de frontón.

Pasado el Renacimiento, en la piazza Santa Croce de Florencia se comenzó a jugar un deporte heredado del “harpastum” de la Roma Antigua: se lo llamó el “calcio florentino” y lo disputaban sobre cancha de arena dos equipos con 27 jugadores por bando, con cinco arqueros cada uno y siete árbitros. Allí, entonces, en el siglo XVII, nació nada menos que el fútbol europeo que se jugaba con el pie y con las manos, acaso muy rudo entre los jugadores, pero sin barrabravas en las gradas.

El agua siguió corriendo bajo los puentes y hace no muchas décadas una corriente de pensamiento se ocupó en volver a denigrar a los atletas y al público que iba a verlos. Esa postura predominante tuvo vigencia hasta que la entonces Unión Soviética, China y Cuba, entre otros tantos de los países socialistas, se convirtieron en primeras potencias mundiales en distintos deportes.

En ese último devenir aparecieron grandes escritores que fueron, a la vez, deportistas notables. Entre otros pueden mencionarse a Ernest Hemingway (boxeador, pescador), Albert Camus (futbolista, arquero del Rácing de Argelia), Jack Kerouac (jugador de fútbol americano) o los más contemporáneos J.R. Tolkien (destacado tenista amateur, al igual que sus colegas Vladimir Nabokov, Jorge Guillén o Adolfo Bioy Casares) y Haruki Murakami (corredor de fondo, que aún practica el atletismo, autor de la obra “De qué hablo cuando hablo de correr”).

Pese al mencionado avance del deporte, es cierto, sin embargo, que la dicotomía aún subsiste. Intelectuales y deportistas siguieron y acaso siguen pareciéndose a opuestos de una ecuación, no irreconciliables pero sí difíciles de compatibilizar. Una persona capaz de desplegar ambas actividades adquiere, entonces, una suerte de inusual categoría centáurica.

MARIA PAULA SALERNO

Y esa es, justamente, la doble naturaleza de la platense María Paula Salerno (1986), regatista multicampeona mundial, olímpica y panamericana y, a la vez, desde hace nueve años profesora de Literatura Francesa en la facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata.

“En la Facultad son muy pocos los que saben que soy navegante, y en el río casi nadie me conoce como profesora de Letras. A veces, los administrativos de Humanidades me felicitan cuando se enteran de que gané algún campeonato, pero en general son mundos separados”.

Hija de Pablo Salerno y Gabriela Gentili, ambos platenses y abogados, tiene dos hermanas menores: Laura (abogada) y Mariela (médica), navegantes también ellas y compañeras en muchas de sus regatas. La familia entera es velerista, un hábito que les viene ya desde el abuelo, Alberto Salerno: “él nos introdujo a todos en la náutica”.

La navegación a vela insume muchas horas del día. Tantas como preparar una clase sobre Racine o Boileau, sobre Baudelaire o Rimbaud, sobre el Conde de Lautreamont o Sartre, que son algunos de los autores sobre los que dicta sus cursos este año la profesora Salerno.

Así describe una de las “fórmulas” que utiliza para atender a la doble demanda: “cada vez que voy al río o viajo para correr una competencia, voy siempre con los libros de mi materia y llevo también la PC a cuestas. Soy como un burrito de carga, en un bolso va la ropa de la deportista y en otro los libros de la profesora. De modo que el tiempo libre que me deja la náutica, lo ocupo en estudiar”.

Sonríe y medita antes de contestar cuánto de ella va para el deporte y cuánto para las letras: “A ver, tendría que decir lo siguiente: yo al deporte lo necesito para vivir. A lo mejor podría haber estudiado otra carrera, pero no podría haber vivido sin el deporte. Porque además de ser navegante, me gusta nadar, me gusta correr y lo hago en algunas maratones de hasta diez kilómetros y ahora empecé a jugar al fútbol con mis amigas y amigos”.

LA DOCENCIA, LA INVESTIGACION

Duda, cuando se le pregunta de dónde viene su vocación por la carrera de Letras. “Supongo que deriva de la formación humanística que recibí en la Anexa y el Nacional”, dice. Menciona con afecto a tres profesores de literatura en esos dos colegios de la Universidad: Gerardo Valverde, Silvia Moreno y Susana Souilla.

“De chica recuerdo que me impresionaron mucho las letras y canciones de María Elena Walsh y también buena parte de la literatura latinoamericana. Como narradores me gustaron mucho Juan José Saer, Borges claro, Cortázar y como poeta Juan Gelman”.

Ahora se encuentra realizando investigaciones en filología, lo que se llama ecdótica (el arte de editar textos) y la rama de crítica genética: “son las tres disciplinas que tomo como eje teórico para mi tesis doctoral, que es sobre las obras de Aurora Venturini y de Ana Emilia Lahitte. Estoy recuperando archivos literarios de ambas escritoras y así podré pronto terminar el doctorado”.

A Salerno le gusta más la investigación que plantarse en el aula frente a grupos de treinta o más alumnos. “No sé bien, nunca puedo saberlo, digo, si me están entendiendo o no…También es cierto que con grupos pequeños me llevo mejor, pero además tengo el problema que Literatura Francesa es una materia optativa, entonces me encuentro alumnos de edades muy dispares. Los hay primerizos en la carrera y otros que, en cambio, están muy avanzados”

EN EL RÍO

¿Qué hay que hacer para navegar bien? “Hay que saber leer el viento. Hay que conocer cómo son las corrientes. Hay que aprender los secretos de tu barco. Hay que estudiar el comportamiento del agua… y como una navega en veleros pequeños, también hay que saber ubicar siempre al cuerpo, de modo que ayude para que la embarcación corra más ligero…”, dice.

¿Tuvo regatas bravías? “Corrí una vez las 500 millas en el Río de la Plata. Lo hice con otra mujer en un barco que era muy grande. Solas las dos. La regata salió de Puerto Madero hasta San Clemente. De allí hasta Punta del Este. Y desde Punta del Este a Puerto Madero. La quería hacer y fue muy difícil realmente. Una regresa agotada de las regatas”.

¿Dónde prefiere navegar, en el río o en el mar? “El río te da templanza…Una templanza que te permite enfrentar las situaciones de riesgo y te evita entrar en crisis…Hay momentos de gran paz, sobre todo de noche…El río puede ser más complejo, tiene un oleaje más variado…En el mar hay más constantes, pero yo prefiero el río”.

LAS DOS NATURALEZAS

María Paula Salerno, profesora (2009) y licenciada en Letras, egresada de la Universidad platense. Obtuvo el mejor promedio de la carrera de grado. Profesora de Literatura Francesa. Fue becada por la CIC, el Conicet y el FNA. Se encuentra finalizando el doctorado en Letras y cursando el Traductorado Público Nacional en idioma francés en la facultad de Humanidades de la UNLP.

María Paula Salerno, navegante, intervino en la clase internacional Optimist entre 1992 y 2001. Desde 2002 se dedicó en especial a competir en la clase olímpica Laser Radial. Al mismo tiempo, incursionó en otras clases de barcos, participando en regatas de nivel nacional, internacional, sudamericano, panamericano y mundial (Snipe, Lightning, Sunfish, Fórmulas ORC, IRC, PHRF).

Obtuvo, entre otros, los siguientes premios: Medalla de Oro Juegos Panamericanos, Lightning mixto, Paracas, Perú, Lima 2019; Campeona Mundial Clase Lightning, Espoo, Finlandia, 2019; Campeona Europea Clase Lightning, Espoo, Finlandia, 2019; Subcampeona Sudamericana Clase Lightning, Pucón, Chile, 2018; Campeona Preolímpica Clase Lightning, Paracas, Perú, 2018; Campeona Argentina Clase Lightning, Buenos Aires, Argentina, 2018; Campeona Mundial Clase Lightning, Salinas, Ecuador, 2017; Campeona Sudamericana Clase Lightning, Salinas, Ecuador, 2017; Campeona Norteamericana Clase Lightning, Wrightsville Beach, Estados Unidos, 2017; Medalla de Oro Juegos Panamericanos 2015, Lightning mixto. Toronto, Canadá; Tercer puesto Campeonato Nacional Canadiense de Lightning, Crystal Beach, Ontario, Canadá, 2015; Vicecampeona Sudamericana de Lightning, Salinas, Ecuador, 2014; Medalla de plata III Juegos Suramericanos de Playa, Clase Sunfish, Vargas, Venezuela, 2014; Cuarto puesto III Juegos Suramericanos de Playa, Clase Laser Radial,. Vargas, Venezuela, 2014.; Campeona Mundial Femenino de Snipe, Villa Carlos Paz, Argentina, 2014; Quinto puesto general y cuarto puesto femenino Campeonato Centro Sudamericano de Laser Radial, Buenos Aires, Argentina, 2012; Cuarto puesto Juegos Odesur Medellín, Colombia, 2010. Laser Radial; Tercer puesto femenino Centro Sudamericano de Laser Radial, Florianópolis, Brasil, 2010; Campeona Circuito Atlántico Sur Rolex Cup, Punta del Este, Uruguay, 2007, Fórmula IRC. Velero: Max Power (Match 30); Medalla de Plata Juegos Odesur, Buenos Aires, Argentina, 2006. Laser Radial; Subcampeona general y campeona femenino Hemisferio de Laser Radial, Punta del Este, Uruguay, 2005; Subcampeona general y campeona femenino Hemisferio de Laser Radial, Punta del Este, Uruguay, 2004.

No son dos personas distintas. Es una sola, María Paula Salerno, con sus dos naturalezas. A lo mejor, más adelante, la literata se dedica también a enseñar náutica a los futuros navegantes.

 

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