Tras un robo violento en su casa de City Bell, un jubilado de 81 años pelea por su vida

El sábado 4 de mayo a las 21.30, cuatro delincuentes sorprendieron a Joaquín (81) y a Lita (76) en su casa del barrio Los Porteños, en City Bell. Los golpearon y les robaron pertenencias y algo de dinero que guardaban. El asalto fue tan violento que el hombre debió ser internado en el hospital San Roque de Gonnet.

A dos días de recibir el alta, tras el fin de semana de terror, sufrió un ACV y ahora, postrado en una cama del Español, pelea por su vida. La familia está tan conmocionada y “con tanto miedo” que por el momento prefirieron no hablar de lo sucedido.

No obstante, fuentes oficiales y vecinos entrevistados por este diario contaron cómo fueron los hechos ocurridos esa noche en 152 entre 440 y 446, que culminaron con tan angustiante situación. Una fuente policial indicó que la esposa ya brindó testimonio ante los investigadores.

Según se pudo reconstruir, la mujer estaba en la cocina y vio cómo los cuatro sujetos se metían por el sector trasero del predio.

Fueron tan veloces en sus accionar que no le dieron tiempo a reaccionar.

Entraron “a las patadas”. Uno de ellos, el primero en ingresar, la tomó del pelo y le apuntó con un arma, mientras sus cómplices salieron en busca de Joaquín. Lo que siguió fueron 15 minutos intensos, cargados de una agresividad extrema.

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Un portavoz de la investigación indicó que dos tenían los rostros cubiertos con sendos pasamontañas. Los restantes usaban remeras para taparse desde la nariz hasta la boca.

A los gritos, maniataron a la pareja y después de tenerlos reducidos los separaron para inducirles más temor: a Joaquín lo llevaron al living y a Lita la dejaron en una habitación.

“Ustedes son portugueses, tienen dólares”, les habrían dicho. Conforme a lo señalado por los voceros consultados, a ella “no llegaron a pegarle tanto”, pero la amenazaron constantemente con un arma en la cabeza y algunos “zamarreos”.

En tanto, para el hombre se trató de una pesadilla interminable.

Golpes y sangre en la pared

El relato de una de las fuentes consultadas por este diario no dejó lugar a la imaginación. “En el lugar donde mantuvieron cautivo al dueño de casa era terrible. Había sangre en el suelo, en las paredes y en las cortinas”, aseveró.

El jubilado, que recibió una golpiza durante el asalto, fue dado de alta y luego tuvo un ACV

El matrimonio no guardaba efectivo en el inmueble, pero los ladrones no les creyeron y por eso lo golpearon repetidas veces. En medio de ese castigo al que era sometido, la víctima intentó quitarle la prenda que usaba como máscara a uno de sus agresores. “Eso fue peor, los alteró mucho y le pegaron todavía más”, explicó la fuente.

A causa de esa paliza, Joaquín quedó semi inconsciente.

Haciendo caso omiso de esa circunstancia, los ladrones comenzaron a revisar la vivienda. Buscaron en cada rincón, sacaron cajones y abrieron placares.

El desorden resultante fue una muestra cabal de la minuciosidad con la que procuraron esos “dólares” que estaban seguros debía haber. Hasta que esa certeza se transformó en duda y, luego, en realidad: allí no tenían esa clase de moneda.

Entonces escaparon, presuntamente por el mismo lugar por el que entraron.

Lita, con mucho esfuerzo, logró desatarse y salir en busca de un vecino para dar aviso a la Policía y a su familia.

Poco después, una ambulancia trasladó al herido al sanatorio de Gonnet, donde permaneció en observación. Tras el brutal episodio, los damnificados se mudaron de manera transitoria a la casa de uno de sus hijos en un intento de encontrar tranquilidad.

Mas el ataque había hecho mella en Joaquín. Horas posteriores a salir del nosocomio, un accidente cerebrovascular puso en jaque su salud de nuevo.

Lo llevaron de urgencia al hospital Español y “está muy grave, al borde de la muerte, con la mitad del cuerpo paralizado y serios problemas para respirar”, señaló la fuente. El hermetismo de sus familiares no permitió obtener más detalles al respecto.

La indignación en el barrio es palpable. “Es un matrimonio de personas mayores, que trabajó toda la vida en los invernaderos que tienen en el terreno. No se merecían esto”, manifestó una vecina.

El miedo se apoderó del barrio. En la misma cuadra, a fines del año pasado, a una vecina de la calle 152 le entraron con la misma modalidad: utilizando el fondos del terreno. Los asaltantes eran tres jóvenes y la golpearon.