En las antípodas de Disney: fin de semana con una animación diferente en el Cine Select

Cualquiera que haya caminado cerca de un cine los últimos días se habrá dado cuenta que los mismos están copados de grandes y chicos haciendo cola para ver “ToyStory 4”. La película ya suma más de tres millones de espectadores en el país, donde se estrenó en más de 700 salas, copando casi todos los cines del país, lo cual conlleva un doble problema ya habitual: los tanques de Disney reducen con su potencia la diversidad de la cartelera, pero también ciñen la noción de lo que el gran público considera como animación, un medio infinito reducido a un puñado de ideas, texturas e historias que clonan la fórmula y estéticas Pixar.

Pero a no desesperar, porque justo justo este fin de semana, en medio de la ola Disney, el cine Select prepara un antídoto de animaciones distintas: siempre a las 19.30, esta noche, se verá el clásico “Planeta salvaje”, cinta de imaginería surrealista francesa; mañana, “Ruben Brandt, Collector”, cruce de homenaje a los grandes artistas plásticos y a los grandes maestros del suspenso con un toque psicoanalítico; y el sábado un especial de animación francesa a cargo de Videodromo, que viene realizando proyecciones de animaciones de todo el mundo hace algunas semanas.

Películas que experimentan y multiplican las posibilidades de una animación que se ha vuelto conservadora, al menos en su formato masivo, desde el estreno de la primera “Toy Story”. Eso, claro, no es culpa del estudio y de la película que significaron “un quiebre en las formas de producir animación a nivel industrial” y dieron el puntapié inicial a la animación por ordenador, según explica Noelia Belén Meza, realizadora, profesora en Artes Audiovisuales y animadora que estará a cargo del taller de Animación y Stop Motion en la Escuela Taller Municipal de Arte en el segundo cuatrimestre.  

“Los récords que ‘ToyStory’ bate en taquilla no hacen más que confirmar que Pixar sigue siendo una fuerza que arrolla a su paso. Destacan no sólo por la cuantiosa inversión puesta en ciencia y tecnología que hacen que sus películas lleguen a un realismo en sus detalles realmente impresionantes, algo que puede verse en las texturas de las ropas en la última entrega, sino por contar historias que rompen con el cuento de hadas tradicional de Disney, cada vez más. Realmente han marcado un antes y un después en el lenguaje animado, tanto desde la forma de animar como en sus historias”, agrega Meza.

El problema entonces no es Pixar, sino que todos siguieron ese modelo y coparon los cines. “Se han vuelto la regla en el mundo de la animación. El público se ha acostumbrado tan fuertemente a este lenguaje de las películas por ordenador que les cuesta elegir animaciones desarrolladas en otras técnicas”, reflexiona Meza. Por eso, su taller apunta a “explorar las diversas técnicas de animación existentes comprendiendo sus capacidades expresivas, pros y contras, permitiendo al alumno elegir cuál de ellas es más apropiada para contar lo que desee”.

Así nos adentramos en la era de la animación realista: “El público demanda cada vez mayor realismo, pero la animación siempre se caracterizó por ser una forma audiovisual en sí misma, en la que se quiebra con las reglas del mundo real y se propone una realidad alternativa perfectamente lógica dentro de sí misma”, opina Meza.

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La realizadora pone como ejemplo cómo una técnica artesanal como el stop motion ha agregado animación por computadora para “borrar” ciertos efectos de la técnica, o cómo Disney anunció hace ya más de una década que todas sus películas se harían por ordenador. “Y para el público no existe otra forma de animación”, dice.

Y ese es un aspecto clave: Disney (y sus clones) copa los cines, los estudios más pequeños no pueden competir en cuanto a poderío técnico para meterse en el mercado y el público no quiere otro lenguaje animado, y “lamentablemente la animación en su rica diversidad se ve desfavorecida por este escenario y bellísimas obras en técnicas de lo más novedosas no pasan el filtro y jamás llegan al público”.

“Actualmente existen grandes estudios que monopolizan la circulación de películas y material animado y que lo hacen desde una perspectiva en la que se coarta la libertad creativa de los realizadores y con ello, la posibilidad de que los espectadores podamos imaginar y soñar con algo distinto. Este carácter cada vez más conservador tanto en los temas abordados como en las formas, así como su carácter monopólico, nos pueden llevar a creer que son la ‘norma a seguir’ y de que no hay nada más allá de lo dictado por este pequeño puñado de empresas encabezadas por Disney”, sigue Rob Astami, programador de Videodromo, ciclo que tiene lugar en el Select y que los primeros sábados de cada mes se dedica a la animación.

Y Pablo Ceccarelli, docente que estuvo a cargo del taller de stop motion el año pasado y editor de la revista Pulsión, acuerda: la multiplicación de este tipo de animación en las salas, que “no permiten mostrar otra gran variedad de propuestas”, sobre el imaginario del espectador. Incluso, agrega, las plataformas on demand parecían llegar para aumentar la oferta pero finalmente “son acotadas en cuanto a la gran diversidad de propuestas de animación que existe”.

Y no es una cuestión irrelevante, dice Tamara Camparo, también organizadora del ciclo Videodromo: “Desde que era chica siempre el paradigma de animación fue Disney (aunque tienen títulos que se pueden rescatar), y aún hoy es un gran coloso de la industria que marca la cancha para quiénes quieren adentrarse en este campo. El problema con eso es la forma de producir animación homogénea, tanto en la técnica como en la temática, recursos de los personajes en el guión, la tendencia a la búsqueda de texturas ‘realistas’, etc. Creo que Disney-Pixar en particular ha sido un gran educador de infancias, entonces ahí deja de ser una cuestión inocente”. 

“Nosotros como ciclo rescatamos con énfasis a un gran animador checo, Jan Svankmajer, que más allá de introducir grandes obras en el campo del stop-motion cree firmemente que la animación es una gran potenciadora de la imaginación en los niños, algo que perdemos de adultos. Y en este sentido encuentro en las películas mainstream esa falta, en dejar un lugar y un espacio a la imaginación del público. Yo creo que un gran paso es la posibilidad de poder acercarnos a otro tipo de animación, por eso es importante sostener espacios de difusión, quizás como lo fue para mí ver ‘Caloi en su tinta’ cuando era chica”, afirma Camparo.

Svankmajer es uno de los habituales nombres que asoman en el ciclo, que en junio realizó una función especial dedicada al stop motion. “Ahí el público que se interesa pudo encontrarse con una gran diversidad de propuestas. Pero el problema es que terminan siendo espacios muy marginales”, se lamenta Ceccarelli. 

Pero estos “espacios marginales” se arremangan y dan batalla: “Hacer un ciclo dedicado enteramente a la animación, tiene que ver con lo que a estas alturas parece manifestarse como una necesidad, es decir, el construir (al menos a pequeña escala) una referencia alternativa frente a las formas de mostrar y de ver animación dominantes”, manifiesta Astami sobre Videodromo y sus sábados de cine animado. 

“La idea de programar los especiales que vinimos trabajando es para demostrar la diversidad de técnicas, propuestas, temáticas y también formas de producción en el arte de la animación”, agrega Camparo, y dice que también “es una propuesta para volver a la historia de la animación, de la cual hay una historiografía bastante dispersa. Yo creo que siempre ha habido otra animación posible por fuera de lo que nos imponen en la programación diaria de salas comerciales y plataformas de streaming, a veces ha encontrado su espacio (como por ejemplo el lugar que supo ganar el anime actualmente), otras veces se dificulta su proyección y difusión”.

Videodromo proyectará esta noche a las 19.30 en el Pasaje Dardo Rocha “Planeta Salvaje”, del director René Laloux, un clásico olvidado de la ciencia ficción surrealista, y el sábado, a la misma hora en el mismo canal, tendrá lugar el Especial de Animación Francesa con trabajos de distintos directores, “algunos franceses y otros que, proviniendo de otros países, desarrollaron sus trabajos en Francia: Michel Ocelot, Bruce Krebs, Piotr Kamler, Walerian Borowczyk, René Laloux, etc. La idea es ampliar miradas, estrechar horizontes y dar lugar al extrañamiento, a la incomodidad de encontrarse con algo distinto que nos interpela en nuestra comodidad y nos invita a sumergirnos en la magia de un género que no tiene límites”, dice Astami.

En el medio de estos dos programas, mañana (también 19.30 en el Pasaje), se proyectará la premiada “Ruben Brandt, Collector”, de Milorad Krstic, en el marco del Freakshow, sobre un psicoterapeuta que sufre pesadillas violentas inspiradas en obras de arte famosas... y decide robarlas para poner fin al trauma.