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Deportes |ENTREVISTA CON DIEGO GARCÍA, UNO DE LOS FLAMANTES REFUERZOS DE ESTUDIANTES

“Quiero aprender, ganarme un lugar y tratar de ser un mejor futbolista”

Con 22 años llegó de un club humilde de Uruguay y se metió en el hincha. De su infancia en Salto a este presente en el Pincha

“Quiero aprender, ganarme un lugar y tratar de ser un mejor futbolista”

Diego García posando con la camiseta de Estudiantes, el club que le dio la chance en Argentina / César Santoro

Martín Cabrera

Martín Cabrera
mcabrera@eldia.com

8 de Septiembre de 2019 | 04:36
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De los refuerzos que llegaron esta temporada a Estudiantes, Diego García fue el que menos cartel traía encima. Uruguayo de 22 años proveniente de Juventud Las Piedras y un puñado de partidos en Primera. Pocos se fijaron en él, a pesar de los buenos conceptos de la prensa charrúa cuando cruzó el Charco. Hoy, a dos meses de su desembarco ganó más lugar que ninguno, fue titular en los últimos partidos y hasta se dio el gusto de convertir un gol, contra Independiente.

En un largo mano a mano con este medio, contó su infancia en Salto, sus años en Montevideo, la admiración que siente por su coterráneo Cavani, sus desafíos en Estudiantes y por qué le dicen Demonio. Una historia de vida más en el fútbol de un botija que quiere crecer y ayudar a su familia.

“Cuando me enteré que venía sabía que iba a ser complicado, porque Estudiantes es un club grande con muchos jugadores. Pero no quería venir a perder el tiempo: quiero aprender, ganarme un lugar y tratar de ser un mejor futbolista y persona”, arrancó con su diálogo en su departamento céntrico, con un mate (con su nombre bordado en alpaca) y un termo plateado con dos stikers, el de su club de Salto y un Demonio de Tasmania.

-¿La adaptación fue más rápida de lo que imaginabas?

-Hace dos meses que vine. Me recibieron muy bien. Me encanta la forma que tiene este club de recibir a los que venimos de otro lado. En lo futbolístico todavía estoy trabajando. Es más dinámico y más intenso. Me estoy adaptando.

-¿Es muy diferente en Uruguay?

-Tenés un tiempo más para pensar y observar a un compañero. Eso es lo que más me cuesta pero estoy trabando. Por suerte Gaby (Milito) hace muchos trabajos reducidos y eso es bueno.

-¿Cuándo te enteraste que ibas a venir a Estudiantes?

-Cuando estaba jugando el Apertura en Uruguay. Había una chance de ir a la MLS pero él eligió esta oportunidad y me encanta. No lo dudé nunca, sabía lo que era este club.

García marcó un gol contra Independiente, justo en su primer partido como titular. “Ese día habían venido mis papás a verme desde Salto y se los pude dedicar. Me saqué una mochila de encima”.

En Santo la familia García tiene una rotisería. Diego es el menor de cuatro hermanos. El mayor es varón y luego le siguen dos mujeres, una de las cuales vive en España. Todos ayudaron a sus padres en el negocio, menos él. Los beneficios de ser el más chico de la familia.

-¿Ya de chico imaginabas que ibas a vivir del fútbol?

-No. Siempre me gustó pero no lo pensaba así. Al principio quería hacer goles y luego divertirme. Esperaba que llegasen los martes y jueves para entrenar. Se jugaba los sábados. En la medida que fui creciendo me puse objetivos y una meta bien clara. Por suerte voy por buen camino.

-¿Terminaste la escuela?

-La primaria sí, pero los estudios secundarios los abandoné en Tercer año. Me gustaría retomarlos acá porque sé la oportunidad que brinda Estudiantes. Me gustaría poder hacer un estudio terciario, pero por el momento estoy enfocado en sólo jugar a la pelota.

Con 16 años se animó a romper el cascarón. Dejó su Salto natal para mudarse a Montevideo (barrio La Unión) y desde allí viajar todos los días hasta Las Piedras. Allí estuvo seis años. “Hice las formativas en Juventud, con el que debuté en Primera. Es un club humilde, con dirigentes que estaban todo el día al lado nuestro y un predio de entrenamiento que no lo tiene ningún club de Primera, mucho menos de Segunda”.

En su primer año en Juventud el equipo ascendió. “Jugamos cinco años y nos tocó descender”, recordó. Pero el año pasado volvió a conseguir el pasaporte a la máxima categoría del fútbol uruguayo.

-¿Peñarol y Nacional marcan más diferencias sobre el resto que Boca y River en Argentina?

-Sí, sacan una diferencia enorme. Es la realidad, en cada mercado de pases y en sus sueldos. La diferencia es abismal.

Si bien alguna vez estuvo cerca de jugar en el Bolso, no fichó para ninguno de los grandes de su país. Y tampoco tiene una preferencia. Es hincha de Salto Nuevo como toda su familia. Y tiene un cariño especial

-¿Por qué te dicen Demonio?

-(risas) Me lo puso un compañero, el Rulo Varela. Por varias cosas, pero básicamente por cómo era afuera de la cancha. No me portaba tan bien, es una realidad. Hacía cosas que no debía, salía mucho y en el Club tenía fama de terrible. Pero me fui corrigiendo.

-¿Y adentro de la cancha tratás de ser un Demonio?

-A veces. Aprendí a entender los partidos. Si pide calma, hay que aportar calma. Si necesita que sea intenso entonces lo soy. El equipo por encima de todo lo que sea arrebato individual.

-¿Qué jugador de tu país te identifica más?

-Edison Cavani, a pesar de que no juega en mi puesto. Es de la misma ciudad que yo. Todos los años organiza partidos a beneficio y me invita a jugar. Ahí lo veo y lo conozco más. Lo admiro más como persona que como jugador. Es un tipo que hace cosas como cualquier persona. Por ejemplo, se toma el colectivo en la termina de Salto hasta Tres Cruces para viajar a Montevideo si no tiene ganas de manejar.

-¿Te gusta la murga?

-Sí, iba mucho al Teatro de verano. Un día a la semana iba. Pero nunca toqué un tambor, sólo lo miraba.

En medio de la charla toma mate. No parece ser una costumbre extraña teniendo en cuenta su origen. Pero sí le resultó extraño que aquí los futbolistas tomen mate casi todos y muchos usen la yerba Canaria, la de su país. “Con mi primer sueldo pude comprarme mi primer mate, una bombilla buena y mi termo”.

-¿Qué encontraste en Milito?

-Lo conocía como futbolista y sabía su idea como entrenador. Es una persona que siempre intenta mejorar. Desde el primer día que llegué al Country hablamos de fútbol y dónde me quería utilizar.

-¿Te gusta más jugar por adentro o por afuera?

-Siempre me moví por la izquierda, a pesar de ser derecho. A veces también lo hice de enganche. La verdad es que me siento cómodo en ambas posiciones.

García cayó bien en el grupo, pero sus dos “compinches” con Manuel Castro, Enzo Kalinski, Edwar López, Emilio González y Matías Pellegrini, quien lo pasa a buscar todos los días para ir el entrenamiento. Con Federico González juega al fútbol-tenis y, dicen, son imbatibles. “Apostamos siempre y me deben algunas cosas”, se ríe.

-La próxima fecha enfrentan a Boca. ¿Es un sueño jugar en esa cancha?

-No sé si un sueño, pero sí algo que desean todos los futbolistas. Nosotros tenemos lo nuestro y que a la hora de meter lo va a hacer. Si les faltamos el respeto podemos sacar provecho.

-¿Qué te genera la llegada de Diego Maradona al fútbol argentino?

-En lo personal no le doy importancia más allá de la importancia del personaje. Vino a nuestro clásico rival y al que los hinchas le quieren ganar. Haremos lo posible por hacerlo.

-¿Por qué le fue tan bien a Uruguay a nivel Selección?

-Porque hizo las cosas bien. Llegaron buenas camadas de futbolistas y tuvo a un técnico con todas las letras. El Maestro Tabárez hace 12 años que está trabajando y Argentina cambió a tantos técnicos en cuatro años. Eso marca una diferencia.

-¿Con quién tiene más rivalidad Uruguay, con Argentina o Brasil?

-Contra Argentina. A nivel Selección no tengo dudas. Los clubes uruguayos hace rato que no llegan a fases importantes de las competencias internacionales.

-¿No te asustó venir a un país tan inestable económicamente?

-(risas) En Uruguay los impuestos son carísimos, pero todavía no entiendo lo de la inflación. Llegué con el dólar a 30 y algo y está a 60.

“Me pusieron Demonio porque antes no me portaba del todo bien. Hacía cosas que no debía hacer. Pero cambié”

 

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