Las aulas no volverán a ser como antes: estrictas medidas en países que retoman las clases

Uno de los principales blancos institucionales de la pandemia de coronavirus ha sido, en todo el mundo, el sistema educativo. Un informe de la UNESCO, recogido en un amplio informe del Observatorio Argentinos por la Educación, brinda datos inimaginables hace apenas sesenta días. Hay 1.235 millones de niños y jóvenes afectados por la interrupción del ciclo escolar, lo que equivale al 70,6 por ciento de los estudiantes de 168 países.

Sin ánimo de que sea “una guía de acción, ya que entendemos que hay múltiples dimensiones que deben tener en cuenta los países a la hora de decidir cuándo y cómo se retorna a la enseñanza presencial, creemos que contar con una visión amplia sobre las políticas que se están tomando a nivel mundial ayudará a pensar la transición hacia un regreso seguro al colegio”, sostuvieron desde la ONG a la hora de presentar el trabajo “¿Cómo será la vuelta a clases? La reapertura de las aulas en algunos países permite vislumbrar cómo cambiará la escuela tras la pandemia”.

Vale detenerse un momento en las “múltiples dimensiones” que cada país ha de tener en cuenta para definir el momento y la forma del regreso, a fin de repasar “sensibles” cuestiones locales.

El eterno problema de las pésimas condiciones edilicias y sanitarias de la mayoría de edificios escolares bonaerenses retorna estos días con fuerza. ¿Por qué? Varios países desarrollados de Europa -no todos ni mucho menos- están volviendo a clases o están a punto de hacerlo. Si bien el gradual y súper controlado regreso a las aulas se ve favorecido porque esas naciones “cuentan con recursos de infraestructura y de higiene que lo permiten”, también es cierto que “sólo se habilitan las instituciones escolares que pueden cumplir estrictamente con todos los protocolos impuestos” por cada gobierno, hace notar el informe del Observatorio, para acotar que “esto genera dificultades más grandes en países en vías de desarrollo, donde (en su gran mayoría) ya existían problemas de sobrepoblación escolar e insuficiente capacidad infraestructural”.

En buen criollo, el estado edilicio y sanitario de las escuelas argentinas en general y bonaerenses en particular es un elemento más a tener en cuenta a la hora de planificar una vuelta a las aulas.

Y se habla, está claro, de escuelas públicas. “(El coronavirus) también nos está mostrando que estamos asumiendo los retos de la relación pandemia-justicia educativa, y las grandes diferencias que se manifiestan entre el servicio educativo de gestión estatal y privada”, agregan en Argentinos por la Educación.

LE PUEDE INTERESAR

Crece la expectativa por el Cartonazo: quedó vacante y ahora se juega por $150.000

LE PUEDE INTERESAR

Intiman a ocho locales por los precios de la carne

La expresión “justicia educativa”, fuerte si las hay, tomó un relieve enorme en los dos últimos meses, pues a la ya conocida inequidad manifiesta en el acceso a una educación de calidad (“nos hablan de incorporar las TIC a las aulas, pero las aulas se llueven y cuando llueve hay que sacar a los chicos”, graficó sin rodeos una docente platense años atrás), ahora quedó dramáticamente al descubierto la inequidad social en el acceso a la tecnología, incluyendo a los docentes.

La insistencia en que el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, diga una fecha de regreso a clases, no sólo choca con todos esos elementos, sino con que en el país se avecina el invierno y, se presume, el pico en la curva de contagios. Así las cosas, se manejan opciones -siempre apuntando a agosto, como mínimo- de clases alternadas, con pocos alumnos, y de un esquema mixto virtual/presencial. Es, entre los países europeos, el que con sus lógicos matices viene manejando Francia.

En tanto, Trotta anticipó ayer que de implementarse un sistema de clases alternadas cuando se regrese a la modalidad presencial, se mantendrá el régimen de licencias para los adultos a cargo del cuidado de los niños.

Higiene y distancia

“El tiempo que han cerrado las escuelas en los países que están volviendo a clases es dispar. En un extremo, Dinamarca y Noruega reabren sus colegios luego de 23 y 33 días sin clases presenciales, respectivamente. Sin embargo, en Holanda se llega a casi 60 días en secundaria (57)”, señala el informe, para remarcar que todos están cumpliendo estrictas medidas de higiene y distanciamiento entre alumnos.

En Dinamarca cerraron las escuelas el 16 de marzo y reabrieron el 15 de abril con un estricto protocolo. No se permite el ingreso de padres a ningún colegio; hay un escritorio por chico y están a 1,8 metros de distancia; en los recesos sólo permiten jugar en grupos de 3 estudiantes; durante la jornada escolar es obligatorio lavarse las manos cada una hora.

En Alemania empezaron a cerrar escuelas el 3 de marzo; el 18 cerraron todas. El 4 de mayo volvieron sólo las primarias. Como en Dinamarca, cada alumno tiene su escritorio y estos están a 1,5 metros de distancia. En los recreos sólo pueden juntarse de a 2 niños. De los resultados de esta experiencia dependerá el regreso a clases de las secundarias. Austria, Bélgica, Suiza y Noruega adoptaron las mismas medidas de distanciamiento e higiene, con la diferencia de que el retorno a clases será simultáneo en primaria y secundaria.

Francia inició un gradual cierre el 3 de marzo y el 16 lo decretó a nivel general. El 11 de mayo comenzó el regreso con una modalidad virtual/presencial; ninguna clase puede contar con más de 15 estudiantes, por lo cual los alumnos deben turnarse para asistir al colegio. Tienen prioridad los chicos de zonas rurales “con mayores problemas de conectividad”, idéntica medida a la que adoptará Uruguay.

En América, aún ningún país tiene planificada una vuelta a clases para todos sus alumnos. Mientras Nicaragua y tres estados de EEUU nunca las interrumpieron, en Paraguay anunciaron un posible regreso en diciembre. Entre esos extremos, la mayoría de las naciones, como Brasil y Argentina, no se comprometió con fechas concretas.

En EEUU comenzaron a cerrar escuelas el 28 de febrero, pero como cada estado tiene total autonomía, aún hay 3 que no cerraron ninguna. En los otros 47 el cierre es absoluto y el regreso a clases se mantiene indefinido.

En Uruguay no hay fecha de reapertura, pero ya existe un retorno paulatino de los colegios rurales, los más afectados por la educación a distancia. En China, Japón y Taiwán hay estrictos protocolos de distanciamiento, incluso con pupitres con pantallas plásticas, barbijos obligatorios, toma de temperatura, desinfección del calzado antes de ingresar, entre muchas otras. En Corea del Sur el ciclo lectivo es completamente virtual, y en Australia la asistencia a clases presenciales es optativa.

Si la vuelta es con clases alternadas, se mantendrán las licencias para el cuidado de los niños