Thiem jamás se dio por vencido y en una remontada histórica se coronó campeón

Finalmente, hay nuevo campeón de Grand Slam, el primero nacido en la década de los ‘90. Dominic Thiem se estrenó como ganador de uno de los cuatro torneos más grandes del circuito de tenis al imponerse en la final del US Open al alemán Alexander Zverev 2-6, 4-6, 6-4, 6-3, 7-6 (6) con una remontada épica. En un fantástico arranque, Zverev construyó los dos primeros puntos de break (1-1, 15-40). El austríaco salvó el primero subiendo a la red, aunque no pudo hacer lo mismo con el segundo por lo que el alemán logró el primer quiebre. Sin problemas para ratificar el break (3-1), Sascha dejó traslucir que estaba a la altura de las circunstancias algo que le faltó en el arranque de sus dos últimos cruces.

En cuartos, Borna Coric llegó a ganar 6-1 y 4-2 al alemán; en semifinales, Pablo Carreño estuvo 6-3, 6-2, a un solo set de derrotarlo. En ambas ocasiones, Zverev protagonizó un mal inicio, obligándose a rectificar y remontar para seguir adelante en el certamen.

Por su parte, Thiem pagó caro los nervios del partido cometiendo varios errores no forzados y enredándose con las dobles faltas. Eso le costó otro break, abriendo una distancia casi definitiva con el alemán en el primer set. Zverev se vio 5-2, con dos quiebres y no desaprovechó la ocasión para pegarle el primer mordisco a la final.

Thiem empezó el segundo set teniendo que salvar un punto de break, aún luchando contra las malas sensaciones del inicio. A pesar de solventar esa situación, el austríaco siguió demostrando una incomodidad evidente, y en el siguiente turno de servicio se enfrentó de nuevo a otro break, que esta vez no salvó. Entonces, se encendieron las alarmas el austríaco, al ver a su rival set y break arriba. Ganando 6-2, 2-1 y saque, Zverev se encontró con el escenario soñado. Después de confirmar el break y poner el 3-1, el campeón de las Nitto ATP Finals de 2018 redobló su confianza para seguir adelante con lo que estaba haciendo hasta ese momento. Siguiendo con la continuidad a la aplanadora que puso en marcha, Zverev consiguió otro break. Y en menos de 58 minutos el alemán ya ganaba 6-2, 5-1 frente a un rival descolocado, con la chance en juego de ganar un Grand Slam. Con el viento a favor, Zverev siguió presionando con su derecha. Tuvo tres puntos de set, que Thiem anuló (con 5-2). Eso ayudó al austríaco a aumentar la confianza. Thiem tuvo su primer break de la final con una hora y 10 minutos de partido, y la convirtió. Antes, necesitó salvar otra pelota de quiebra (la cuarta) y después puso el 5-4 en el marcador. Zverev se llenó de dudas, lógicamente, pero supo reponerse para ganar el segundo parcial por 6-4. Thiem arrancó el tercero lamentándose por la ocasión perdida, y Zverev lo aprovechó para lograr otro break (2-1) que parecía allanar el camino del éxito. El austríaco se lo devolvió enseguida (2-2), y entonces comenzó una final muy disputada. Así, Thiem siguió empujando hasta que encontró el predomio que buscaba. Se llevó el tercer parcial por 6-4 y recortó distancias en el marcador. El austríaco se hizo con el set como consecuencia de aumentar su ritmo, agresividad e intensidad. Ambos jugaron en su mejor nivel. El austríaco, siempre al límite, ofreció claras señales de estar recuperado luego de haberlo pasado mal en la primera hora. Con ambos manteniendo el saque, Thiem logró un break muy valioso para llevarse el cuarto set 6-3. El último set ofreció un nivel muy alto. Zverev tuvo la chance de sacar por el título con 5-3, justo después de conseguir el primer break del quinto parcial. Pero Thiem pudo devolverle el break para cerrar con rapidez la brecha (5-5).

Fue el austríaco el que volvió a lograr otro break (6-5) que pareció acercarse al título. Thiem, que solicitó la presencia del fisioterapeuta antes de volver para servir por el triunfo, perdió su saque y el encuentro se decidió en un tie-break, el primero en una final del US Open. Ahí, con molestias, Thiem luchó para conseguir la victoria. Así, el austríaco rompió el maleficio tras irse derrotado en las tres finales del Grand Slam en que había llegado.