Tweety González: “Para mí la música es un refugio, y mi estudio más: es como un submarino”

Tweety González es una leyenda del rock nacional: tecladista de Fito y Spinetta, produjo algunos de los discos más importantes de la música local y es, para muchos, el “cuarto Soda”, aunque mucho no le gusta esa etiqueta. Pero en casi cuatro décadas de carrera, jamás tuvo un proyecto solista, hasta ahora.

“Lo más parecido que tuve fue hace 20 años, con Ácido (banda que tenía con Alina Gandini). Después, me he dedicado de lleno a producir: esto era algo que se había dormido, no tenía el deseo de hacerlo”, cuenta Fabián Andrés González Amado, en diálogo con EL DIA.

Pero “en los últimos años”, agrega, “el deseo empezó a crecer, lentamente… y con el parate del año pasado, tuve más tiempo y le empecé a meter. Y acá estamos”.

Acá es con sus primeros pasos solistas ya consumados: el tecladista y programador de Soda, que desde 1989 tocó con la banda en el 95 % de sus shows, que produjo a Cerati, a Shakira, a Illya Kuriaky y la Bersuit, entre cientos de discos, acaba de lanzar sus primeros dos singles, “Jazzypop” y “Una pregunta más”.

Son parte de un futuro disco que verá la luz en el marco de una nueva época para la música vernácula, inundada por otros géneros, menos dominada por esos nombres ilustres entre los cuales Tweety se ganó un espacio, aunque el productor y compositor no está tan de acuerdo: “Es muy generacional. Lo ves en las estadísticas, los que tienen 15 escuchan una cosa, los que tienen 20 otra… Hay quiebres de gusto cada 5 años, uno en todo caso va ralentando el gusto a medida que va creciendo…”, opina. Y agrega: “Además, con la oferta de música que hay hoy, es natural: no es que el rock ha perdido importancia, es que hay otras cosas, no es nada más rock”.Es lógico, también, que los jóvenes escuchen otras músicas: el rock ya es parte de un panteón clásico que lleva 70 años de vida y que escucharon abuelos y padres. Tweety, de hecho, lleva 38 años en el rubro, desde su debut en 1983, con 20 años, como tecladista de una Celeste Carballo en su punto cumbre. 

“A la pandemia le saqué el jugo: tuve tiempo, y pude vencer la autocrítica que generaba que este proyecto solista se postergara”

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¿Pero cómo es que en todo ese tiempo no se había lanzado en el camino del solista y por qué se lanza ahora? La pandemia tuvo mucho que ver, dice Tweety: “Le saqué el jugo por el lado bueno: tuve tiempo, porque no tenía tiempo mental ni físico, y pude vencer así mucha autocrítica que generaba que esto se postergara. Una vez que esas dos cosas desaparecieron, empezó a fluir”.

La pandemia que lo empujó a desarrollar su primer trabajo solista no se metió en la música, en sus climas o sus letras, sin embargo. “Es que prendés la tele, hacés cualquier cosa, y se habla de la pandemia. Y para mi la música es un refugio. Y mi estudio más, es como un submarino”. 

De esas sesiones pandémicas emergió primero “Jazzypop”, un tema instrumental que remite a Herbie Hancock pero también a la electrónica y el hip hop, y homenajea a un boliche del mismo nombre, “un club de jazz al que iba muchísimo, en el año 82 fui casi todos los días del año: salía del colegio y me iba de Liniers a San Telmo solo para ir a ese boliche. Había jazz, alguna cosa rara, y los domingos había jam session: esa fue como una escuela para mi, a pesar de que yo ya estudiaba música”.

Luego lanzó “Una pregunta más”, con Lisandro Aristimuño, con quien “tenemos una amistad de varios años: lo descubrí tarde, pero nos hicimos amigos muy rápido. Se prendió enseguida, le puso la letra, cantó y le puso una guitarra adicional”.

Aristimuño es el primero de varios invitados que harán música en el álbum futuro de Tweety, y de hecho, cuenta que tras mucho tiempo trabajando solo por la situación sanitaria, “me pude juntar con gente, y ahí se empezó a potenciar esto”.

“Uno hace música por placer, yo tengo un estudio propio para no dejar de grabar nunca: cuando el estudio está vacío invento algo y hacemos algo con amigos”, lanza: los amigos son la clave del proyecto solista de Tweety, cuyos dos primeros temas presentan importantes diferencias entre sí y, avisa el productor, será así con cada canción trabajada con un invitado distinto. 

“Por eso yo lo quiero llamar compilado. Un disco te da la obligación de que tenga algún concepto, pero en un compilado es como un playlist, más parecido a lo que pasa hoy. Eso me daba más libertad, y además es la realidad, la forma de creación ahora es así, van saliendo canciones y las vamos juntando y sacando”, explica.

“Todos estos temas son una especie de compilado, Twitin Club”, agrega. “Ese va a ser el show, cuando se pueda, a fin de año, el año que viene, donde van a tocar un colectivo de artistas. Y yo soy el chofer del colectivo”. Un colectivo “modulable: hay una mescolanza de artistas muy interesante, pero todos los años puede haber un combo distinto de gente que se suma”.

González no será así, en ese show del futuro donde mostrará sus canciones solistas, avisa, el típico frontman que domina el escenario , “esa cosa del siglo XX, de cantante al medio, no me interesa: quiero hacer una experiencia, con un contexto tecnológico de avanzada, como he hecho en toda mi carrera”.