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Ellas: por ellas

Artistas, empresarias, escritoras, docentes, sommeliers. El 8 de marzo se celebra el “Dia de la Mujer” y las protagonistas nos comparten en primera persona su mirada

Ellas: por ellas
Cecilia Famá

Cecilia Famá
vivirbien@eldia.com

5 de Marzo de 2023 | 09:26
Edición impresa

Relatos para reflexionar. Frases y verdades fuertes. Sentires llenos de amor y orgullo. ¿Qué significa ser mujer? ¿Qué significa celebrar el 8M? Mujeres de distintas generaciones y con ocupaciones diversas nos lo cuentan con la pasión femenina que las caracteriza.

 

Matilde Carlos

PROFESORA EN HISTORIA, PRODUCTORA DE MODA
MATILDE CARLOS

Para mí este es un día de lucha y reivindicación por los derechos conseguidos y aquellos por lograr. Me molesta mucho el uso comercial y el “feliz día” acompañado de frases que destacan la femineidad o cuestiones banales. El origen de la conmemoración nos remite a la conquista de derechos civiles y laborales, a la necesidad de terminar con la desigualdad de género y mejorar la calidad de vida para las mujeres; a terminar con la violencia que en todas sus formas nos atraviesa. Entonces, que se vacíe de contenido y se lo vuelva una excusa para el consumo me parece un despropósito absoluto.

En lo personal, este día me moviliza mucho porque suelo participar de la marcha que se organiza en la ciudad, lo cual me permite alzar la voz junto a las miles que expresan diversidad de intereses y reclamos, y que en la condición de mujer o personas feminizadas, buscan visibilizar lo logrado y lo mucho que falta. Porque lamentablemente seguimos esperando por equidad de oportunidades con los varones, seguimos luchando por dejar de ser objetadas en nuestros cuerpos e imágenes cuando no responden a estereotipos hegemónicos, peleamos por ser respetadas; y sobre todo, luchamos para que se acabe la violencia de género, por que dejen de violentarnos psicológica y físicamente, para que no nos consideren propiedad masculina y así, hacernos cualquier cosa.

Formo parte de una generación que no enarboló la bandera feminista con la fuerza que se hace hoy en día. Nuestra lucha era más silenciosa y muchas veces resultaba incomprendida o descalificada. Por mi formación académica en la Facultad de Humanidades tuve acceso a conocimiento teórico y acciones prácticas del feminismo; pero no era algo que circulara abiertamente como sucede actualmente. La temprana decisión de no ser madre -a los 25 años lo supe con claridad- me significó muchas discusiones y momentos desagradables ante quiénes no entendían que no querer tener hijos era una opción tan posible como la de querer tenerlos. Esto me obligó a desplegar el repertorio de los derechos de las mujeres sobre sus propios cuerpos, algo que databa de las luchas y conquistas de los años ´60 en lo que se conoce como la tercera ola del feminismo. Desde que comencé con la docencia pude trabajar sobre esto en las aulas acompañando los diseños curriculares que así lo prescribían, y de un tiempo a esta parte gracias a la ESI, estos temas son transversales a todas las asignaturas y espacios curriculares, además de que expresan las preocupaciones y problemáticas de los y las estudiantes, tanto que muchas veces, sus luchas y reivindicaciones nos sorprenden y movilizan desde nuevas perspectivas.

Por eso me niego a considerar al 8 de marzo como un día de “celebración” de la mujer, y lo vivo y siento como la jornada de visibilización de las luchas de las Mujeres en plural y como una oportunidad para reflexionar sobre lo que hemos logrado gracias a las peleas de quienes nos antecedieron y lo que falta y nos toca a nosotras conseguir.

 

Mirna Leiva

SOMMELIER
MIRNA LEIVA

Mis primeros pasos fueron en 2005 recomendando etiquetas para una mejor experiencia, con vinos de bodegas boutique, era difícil que me dieran importancia ya que era vista como un personaje que quería vender vinos costosos, y los hombres no podían concebir que una mujer les recomendara un producto tan conocidos por ellos como es el vino.

Pocas mujeres en esa época eligiendo vino y menos con whisky! Mucha agua pasó bajo el puente desde aquellos años. Hoy como referente disfruto no solo de poder hacer recomendaciones que son agradecidas con alegría, sino que también organizo eventos educativos o disruptivos para todas las edades.

No todo es tomar, también hay que hacerlo conscientemente, al respecto doy sin cargo charlas a grupos de adolescentes en edad de consumo sobre disfrute responsable, como también las causas y consecuencias sobre el abuso de bebidas con alcohol.

En los gustos ellas mandan, las bodegas tienen muy en cuenta el papel de la mujer en la industria, no solo en la elaboración de vino, sino en la elección de los modelos de botellas y etiquetas. Y es así como encontramos en la góndola, hermosas botellas que imitan botellas de perfume, nombres femeninos en las etiquetas y colores soñados en los diseños.

Brindo por todas las hermosas mujeres que disfrutan de ser profesionales en bodegas o comunicadoras y de las consumidoras que no faltan a degustaciones de whisky, vinos y coctelería, dejando muy atrás el tabú de ser juzgadas de mundanas.

 

Kitty Di Bartolo

ARTISTA PLÁSTICA Y DOCENTE
KITTY DI BARTOLO

Soy de la generación baby boomers, de esas mujeres que empezamos a romper la estructura familiar aunque el ideal de familia Ingalls nos conmovió hasta las lágrimas y acompañó toda nuestra adolescencia.

De esas que somos adictas al trabajo y trabajamos muchas veces en oficios que no nos gustaron nada. Somos las analógicas que intentamos con bastante esfuerzo poder estar actualizadas, pero a la hora de cambiar el celular preferimos que sea de la misma marca del viejo para no incorporar nuevas habilidades innecesarias. Somos las que tenemos conflictos eternos con nuestrxs hijxs, psicoanálisis mediante, pero que a la hora de ponernos en sus zapatos, le damos todo, especialmente porque a nosotras no nos dieron demasiado.

Somos las que nos divorciamos antes de tener ley de divorcio, las que abortamos clandestinamente y sin acompañamiento de nuestros padres, las que nos bancamos el acoso laboral/sexual calladitas, que nos toqueteen el trasero en el transporte público, que nos dijeran obscenidades en la calle. A las que si nos mataban era por “crimen pasional”. porque algo hicimos y no salía en ningún medio. Fuimos también las grandes luchadoras por nuestros derechos y los de la democracia, y muchas, muchas, fuimos silenciadas.

Somos las que acompañamos la lucha de nuestras hijas, los cambios de paradigma y de léxico, las que queremos actualizarnos no ya en tecnología sino en vocabulario: cis, heteronorma, no binarie…

Ya sé que toda generalidad es injusta, pero muchas mujeres de ahí venimos.

Siempre pinto mujeres. Mujeres e infancias. Son mis grandes temas. No siempre son color de rosa.

En el 2014 y en el 2019 con mi amiga y artista textil Rosa Arena, hicimos en La Plata una gran muestra/instalación llamada “Blanca y Radiante” donde de alguna manera contamos todo esto a partir de la intervención de 15 vestidos de novia. En junio, justamente para el NI UNA MENOS, la repondremos ampliada y renovada en Mar del Plata.

 

Natalia Brandi

ESCRITORA PLATENSE RADICADA ACTUALMENTE EN ITALIA
NATALIA BRANDI

Mi condición de persona que escribe me acompañó desde la infancia, pero mi decisión de ser escritora implicó un camino a recorrer en la adultez. Tal situación está íntimamente ligada a mi género y a la época en la que crecí. Tengo 52 años, soy hija de las mujeres que ya habían salido al mercado laboral, pero a las que no se les estaba permitido cuestionarse la elección de la maternidad.

Estuvo bien que trabajara y ganara mi dinero, pero la idea de ser madre era una imposición dogmática que ni se me cruzó por la cabeza intentar romper. De hecho tener hijos me resultó natural y sencillo hasta que me encontré con la novedad de que la maternidad no me “completaba”, como se usaba decir en aquel entonces. Como si el hecho de traer hijos al mundo nos terminara de otorgar la condición de ser vaya una a saber qué cosa.

La cuestión es que mis tres hijos me colmaron de felicidad, tal como prometía la sociedad pero la sensación de incompletitud seguía dentro mío. En la búsqueda por acallar ese vacío vertiginoso, en el que me encontraba, apareció la escritura. Que ya estaba. Que estuvo siempre en mí, incluso antes de ser mujer. La escritura no me completó pero me enseñó a que esa incompletitud se puede volver literatura.

Se me pide que reflexione sobre el hecho de ser mujer en estos tiempos y se me ocurre que, en mi caso, ser mujer es sinónimo de ser un habitante de la tierra que busca la propia felicidad más allá de los mandatos de género.

Hace casi un año que vivo en una ciudad universitaria del centro de Italia. No voy a contar lo que extraño, no voy a entrar en la melancolía, voy a decir, en cambio lo que reconozco de mi país y me gustaría que fuera imitado en el viejo continente: el camino que las mujeres argentinas han hecho estos últimos años. Cuando una se aleja, la perspectiva es otra y desde acá reconozco errores, fracasos y desmesura. Bienvenidos sean estos tres sustantivos que me permiten observar esta sociedad en la que vivo hoy, donde el confort y la seguridad económica son irreprochables pero que, cuando en las librerías pido literatura local donde se interpele el lugar de la mujer hoy, no saben qué ofrecerme.

Abrí este artículo escribiendo sobre las mujeres que me antecedieron y quiero cerrarlo con las que me preceden. Las que tiraron en la sobremesa los temas que incomodaron a los tíos, tías, a los abuelos y a algunas abuelas pero abrieron un debate que, acá donde vivo hoy, se discute en voz baja. Como si la violencia, los abusos y el derecho a maternar fueran noticias que salen en los diarios pero que están lejos de la intimidad cotidiana. Siento que las mujeres argentinas están en la vanguardia, que vivir en el extremo más recóndito del planeta no les impide gritar y mover el tablero para seguir denunciando desde el mansplaining hasta los femicidios y porqué no reivindicando la incompletitud. Aplausos de pie este 8 de marzo para las mujeres argentinas, las que fueron y las que serán.

 

Roxana Salomé

EMPRESARIA, PRODUCTORA DE MODA
ROXANA SALOMÉ

Amo ser mujer Creo que somos luchadoras, fuertes. Somos las que sostenemos y las que ponemos magia a esta vida. Somos guerreras que no tienen obstáculos que no puedan vencer. Que damos todo por nuestra familia, por nuestros hijos. Creo que las mujeres somos lindas todas. Qué hacemos mas lindo a este mundo.

Nunca tuve ningún obstáculo por ser mujer. Creo que en este mundo si demostramos que somos inteligentes, luchadoras no hay cosas que puedan hacer los hombres y no podamos hacer nosotras. Creo que podemos hacer todo.

Tenemos la magia de reinventarnos.

Creo que si nosotras estamos bien, nuestras familias están bien. Somos las que sostenemos nuestro micromundo.

Además, en mi caso, siempre necesito tener metas nuevas, sueños y objetivos por cumplir. En una palabra, somos superpoderosas.

 

Juana Rodríguez Abadie

ACTIVISTA POR PERSONAS CON DISCAPACIDAD
JUANA RODRÍGUEZ ABADIE

Para mi ser mujer implica ser fuerte, ser empática con las otras personas, pero sobre todo ser fuerte porque lamentablemente vivimos en una sociedad que todavía es muy machista en varios aspectos. En lo laboral, en lo personal, en pensamientos que muchas personas todavía tienen a la hora de actuar o de decir las cosas; desde la justicia también. Todos un poco lo tenemos, pero es trabajo nuestro deconstruirnos por una sociedad mejor para todos y para todas.

Ser mujer para mi también es empoderarse; es decir me como el mundo porque soy mujer. Admiro a muchas mujeres, muchas con discapacidad, que han salido adelante después de la tragedia. Todas tenemos esa chispa que nos hace ser fuertes; Solo hay que saber encontrarla.

Hace poco tuve que vivir una situación donde un hombre nos quiso secuestrar a mi y a mis amigas con el auto. Pudimos salir del vehículo, escaparnos… y fueron unas mujeres las que nos socorrieron. Eso es parte de lo que necesitamos como sociedad. Más personas que ayuden y menos personas que se crean con derechos a hacernos cualquier cosa por el solo hecho de ser mujeres.

 

Sofía Zambosco

DOCENTE
SOFÍA ZAMBOSCO

Este 8M voy a marchar a plaza Moreno como todos los años con el movimiento de mujeres. ¿Por qué? Por que a mi, como a muchas otras, el feminismo me cambió la vida, me ayudó a entender angustias que tenía, a poder poner en palabras injusticias que veía, a darme cuenta que no era la única que sufría acoso callejero, violencias cada vez que salía a bailar, a no sentir vergüenza o miedo de rechazar a un hombre, a sentirme más segura cuando volvía sola a la noche porque tenía una amiga que me estaba cuidando desde el otro lado del celular, entre muchísimas cosas más.

El 8M es un día especial porque es un día que nos convoca a todas las mujeres y feminidades del mundo. Fue en la escuela que aprendí porque es en marzo que se conmemora el día internacional de la mujer trabajadora. No puedo estar en contra de una fecha que carga una larga historia y que ha reunido a millones de mujeres a lo largo de los años para reclamar por una vida más justa. Hace más de 100 años, mujeres trabajadoras con una vida humilde y sacrificada hicieron una huelga para reclamar una reducción de la jornada laboral y por mejoras salariales y en sus condiciones de trabajo.

Querían tener las mismas condiciones de trabajo que sus compañeros varones por igual tarea. ¿Quién puede estar en contra de que una mujer cobre lo mismo y tenga las mismas condiciones laborales que un varón por la misma tarea? Muchas de esas mujeres murieron en un incendio en la fábrica a causa de que el dueño, un hombre rico, ordenó que cerraran las puertas de la misma para no hacer caso a sus reclamos. ¿Cómo no voy a salir a conmemorar este día y a seguir luchando por la igualdad y la no discriminación por causas de género? Muchos de los derechos que hoy tengo como persona y como mujer son gracias a esas mujeres y a todas las que vinieron detrás que no se quedaron calladas viendo como se seguían dando injusticias de este tipo.

Además, el 8M es una oportunidad para demostrar que las mujeres movemos el mundo. ¿Quién te preparó el desayuno, te cocinó, te lavó la ropa, te cuidó cuando estabas enfermo o enferma cuando eras chiquito/a? ¿Quién te cuidó y te escuchó cuando tenías un problema? ¿Quién ordenaba y limpiaba tu casa? ¿Quién se encargaba de las compras y te llevaba a la escuela? ¿Quién te enseñó a leer y a escribir en la escuela o en tu casa? Las mujeres han históricamente hecho todas estas tareas y lo siguen haciendo, aún a costa de haber perdido su independencia económica y su posibilidad de proyectar una vida autónoma y de cumplir sus deseos por tener que encargarse de esto. Incluso luego de haber ingresado masivamente al mercado de trabajo, cargan con dobles o triples jornadas laborales, y todavía siguen siendo la porción más pobre y con mayores niveles de desempleo en el mundo en relación con los hombres.

El feminismo vino a poner sobre la mesa la centralidad del cuidado, vino a enunciar preguntas sobre las prioridades que tenemos los humanos como especie. Vino a decirnos que el cuidado de la vida es lo más importante y que tiene que ser reconocido. Sin tareas de cuidado es imposible la existencia de la vida y fueron las mujeres las que trabajaron gratuitamente durante miles de años para criar nuevas generaciones.

Podría enumerar mil razones para justificar la importancia del 8M y de tantas otras fechas que conmemora y celebra el movimiento de mujeres y el movimiento lgttbiq+, pero simplemente quiero decir que en las escuelas, lugar donde trabajo, todas las preguntas que nos venimos haciendo a lo largo de la historia muchísimas personas, están teniendo su fruto, aún con falencias, aún con cosas que faltan por hacer.

 

“El 8M es una oportunidad para demostrar que las mujeres movemos el mundo”

 

Gracias a la ESI, gracias a la lucha a lo largo de la historia, gracias a la conquista de derechos que no nos regalaron, sino que tuvimos que pelear y conquistar, las infancias y las juventudes tienen más oportunidades de denunciar situaciones de abuso y ser escuchadas, tienen más oportunidades de expresar sus deseos y ser escuchados, tienen más oportunidades de manifestar su identidad libremente, tienen más oportunidades de hablar de sexualidad y tener información sobre cuidados anticonceptivos y de enfermedades de transmisión sexual para vivir vidas más sanas y alegres, las nenas y adolescentes pueden soñar e imaginar con trabajar de cosas que antes eran impensadas para ellas y muchísimas cosas más. Esto es porque estamos visibilizando que las mujeres tenemos la capacidad de hacer las mismas tareas que los varones y que la desigualdad y la exclusión eran arbitrarias, eran históricas y construidas, que no había nada en la naturaleza que nos impidiera ocupar los mismos espacios y tener las mismas capacidades como antes se decía. Y también porque reclamamos por dignidad e igualdad y en ese proceso fuimos recuperando historias de mujeres en el pasado que se animaron a desafiar las normas de lo que en ese momentos se creía normal.

Gracias a fechas como el 8M sostenidas por mujeres y disidencias a lo largo de la historia, la vida ha mejorado, aún con todas las razones que todavía tenemos para seguir haciéndonos preguntas y manifestándonos contra la desigualdad. Todavía falta mucho camino por recorrer, falta que más niñeces sueñen con poder hacer lo que les gusta, falta que más mujeres tengan tiempo libre para poder hacer cosas que les gustan, falta que más personas trans consigan trabajos en condiciones de igualdad, falta que más parejas homosexuales se besen libremente en la calle, falta que dejen de matarnos por nuestro género, falta que la justicia se transforme de raíz, falta que más mujeres ocupen espacios de poder, falta que se reconozcan las tareas de cuidad como trabajo, falta que más niños y niñas accedan a la felicidad y no tengan que trabajar, falta que visibilicemos y valoremos el trabajo que las mujeres de comunidades indígenas están haciendo por cuidar los territorios y las fuentes de recursos naturales y de la vida, falta que los derechos se extiendan a más mujeres, a más niñeces, a más disidencias y mucho más.

Pero gracias a todo el camino recorrido durante años podemos estudiar en las escuelas y en universidades, podemos votar y ser elegidas, podemos divorciarnos, tenemos derecho al mismo salario por la misma tarea, podemos estar en espacios institucionales donde se toman decisiones importantes, podemos ponerle nuestro apellido a nuestros hijos e hijas, podemos decidir si queremos o no ser madres, podemos casarnos con quien deseemos, podemos elegir como nombrarnos y nuestra identidad, podemos denunciar la violencia y exigir justicia por las que ya no están, y muchísimas cosas más.

Sin mujeres organizadas, sin el colectivo lgttbiq+ organizado, sin muchísimas personas a lo largo de la historia no se hubiesen convocado en fechas como el 8M, debatido, intercambiado, cuestionado, muchas de las necesidades que hoy tenemos satisfechas, muchos de los derechos que hoy ejercemos y tenemos naturalizados, no existirían. Saludo y celebro el impulso que estamos tomando y la visibilización de las violencias en los últimos años. Saludos y celebro a todos y todas que desde sus lugares de trabajo y en su vida cotidiana construyen un mundo más justo y hacen su pequeño aporte. Espero vernos este 8M juntas y organizadas, espero vernos en muchas fechas más festejando y espero que sigamos reclamando por una mejor vida para todas y todes.

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