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Hugh Grant contra la comedia romántica: ¿es una mentira el género que enamoró a varias generaciones?

El actor que se convirtió en estrella gracias al género en la década del 90 afirmó que las películas del rubro son “una burda mentira”. El siglo XXI cree algo similar, desencantado con el amor romántico, pero el género resiste

Hugh Grant contra la comedia romántica: ¿es una mentira el género que enamoró a varias generaciones?

“Cásate conmigo” con Owen Wilson y J-Lo

16 de Abril de 2023 | 07:50
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Las comedias románticas le dieron fama y dinero a Hugh Grant, pero el actor británico dijo ahora que le parecen “una burda mentira”.

“La gran pregunta es si esa idea de la fusión de un hombre y una mujer, algo que todos anhelamos, es verdad o una burda mentira” explicó Grant, quien se luce como villano en la pantalla con “Calabozos y dragones”. Envalentonado, el actor alguna vez apresado en la cúspide de su fama como galán por contratar a una prostituta respondió a esa misma pregunta: “Tengo la impresión que es una burda mentira, a pesar de que hice toda una carrera y una fortuna con ello. A ver, ¿cuántas relaciones realmente felices conocemos? No muchas”.

Irónico como es condición de todo británico, Grant continuó con su diatriba en una charla con la prensa a propósito de su última película, afirmando que “todas esas comedias románticas que hice... estaría muy bien hacer una secuela ahora, seguro que empezaría con el divorcio y los abogados”.

Palabras poderosas, teniendo en cuenta que provienen del actor que sedujo a todos en los años 1990, cuando “Cuatro bodas y un funeral” y “Notting Hill” lo encumbraron como el intérprete británico favorito del gran público, en todo el mundo. Una época donde, reconoce, “pude haber intentado cosas más difíciles cuando gozaba de mucha popularidad en Hollywood”, pero se quedó en su zona de confort: galán de comedias románticas. “Podía haber hecho cualquier película que se me antojara... pero en realidad lo único que quería era mirar fútbol”, recordó entre risas Grant.

Lo que dice Hugh, claro, es simpático, divertido, pero también funciona como una radiografía de un género que supo estar en el centro de la industria y que hoy ha quedado relegado a la pantalla chica. ¿Cuántas comedias románticas se han estrenado en cines en los últimos años? Un puñado, en general empujadas por grandes estrellas que intentan con cierta melancolía hacer una gran película del género pero para el siglo XXI. J-Lo lo intentó con “Marry me”, hace poco, sin gran éxito, sin gran repercusión; el reciente estreno de “Quizás para siempre”, con enormes figuras como Diane Keaton, Susan Sarandon y Richard Gere, pasó por completo desapercibida (y menos mal, porque es una película indigna de sus estrellas).

Muerte y resurrección

¿Murió la comedia romántica ante la supuesta evidencia que ofrece el siglo XXI de que el amor romántico es un concepto nocivo? ¿El cinismo le ganó a la ingenuidad? ¿Cambiaron los tiempos, ya no creemos más en “felices para siempre”? Como siempre que se señala alguna muerte, parece ser un poco prematuro: borrada del cine, la comedia romántica ha revivido en la pantalla chica. Es un formato ideal para las plataformas: barata de producir, fácilmente digerible para una audiencia que muchas noches busca simplemente un entretenimiento familiar (incluso, olvidable, inofensivo), en cualquier plataforma aparecen cada temporada decenas de películas de amor. Algunas más clásicas, orientadas al público que creció en los 90, otras aggiornadas a los tiempos que corren, con vínculos más volátiles y mayor representación, la comedia romántica quizás no goce de la relevancia de antaño, pero sigue vivita y coleando.

En definitiva: los cambios en el mundo parecen haber funcionado como un revitalizador de la clásica comedia romántica, no como su verdugo. Algunos analistas señalaban en los albores del nuevo siglo que la rom-com en realidad caía por su propio peso: lo fundamental en el género es que el amor encuentre obstáculos para superar, es decir, que trascendiera género, clase social, religión, edad, pero en el mundo moderno occidental esos obstáculos asomaban cada vez menos relevantes; en paralelo, el género encasillaba a hombres y mujeres en ciertos roles que la clase media consumidora de cine creía ya superados, y por lo tanto la poca comedia romántica de principios del 2000 asoma como vetusta, y resonó pobremente con las audiencias. Todo esto lo relata a la perfección el documental “Beyond Clueless”, de Charlie Shackleton.

Pero nada se pierde, todo se transforma: Netflix descubrió que el público estaba en realidad deseoso de ver las desventuras de dos amantes que al final se reconcilian. Quizás no pagaran una entrada de cine para hacerlo, pero sin dudas, un domingo brumoso cualquiera, eligieran la fantasía liviana y reconfortante de una comedia romántica antes que la última de Asghar Farhadi. El efecto narcótico del cine: el género, pequeño en escala, barato de producir, se convirtió en un habitual “loop” de aquellos desencantados con la vida (o sea, casi todos), una especie de “comfort food”, de comida para sentirse mejor. Netflix, proveedor de “comida rápida”, no dudó en llenar su cartelera de rom-coms, desde “La cabina de besos”, “A todos los hombres de los que me enamoré” a “Amor, boda, azar” y “Set it up”.

Por supuesto, llevar a “Notting Hill” al siglo XXI implica algunos cambios, de ritmo, de valores, y son esos cambios los que viene ensayando la nueva comedia romántica, la que revivió en la pantalla chica, en los últimos años.

Si la comedia romántica clásica no resonaba con las nuevas audiencias, sí lo han hecho comedias románticas independientes y modernas como “The Spectacular Now”, “Una segunda oportunidad”, “De amor y otras adicciones”, “Loco, estúpido amor”, “Drinking Buddies”, “Her” o “The Half of It”, o series como “Master of None” o “Lovesick”, que retoman los viejos caminos del género para subvertirlos o resignificarlos: el amor es mucho más sucio y triste, más complicado, menos inocente, a menudo fallido, el deseo también es más fluido, y más diversa la representación.

Tengo la impresión que es una burda mentira, a pesar de que hice toda una fortuna con ello”

 

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Grant en “Un lugar llamado Notting Hill”

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