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Espectáculos |HISTORIAS DE VIDA

Julieta Díaz: “Agradezco haber conocido todas las maneras de filmar, refleja todas las maneras de vivir”

En un encuentro con la prensa, la intérprete dialogó con EL DIA sobre su carrera, sus pensamientos políticos, el cine y la maternidad: haría una película de Cristina, pide protección a la producción nacional y revela que su padre fue una de sus grandes inspiraciones

Julieta Díaz: “Agradezco haber conocido todas las maneras de filmar, refleja todas las maneras de vivir”

Julieta Díaz, durante su charla en el festival de cine de General Pico / Web

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

20 de Agosto de 2023 | 04:20
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De “Gasoleros” a “La casa”, de “Herencia” a “Corazón de León”, la carrera de Julieta Díaz ha estado marcada por la versatilidad: hija de un actor, con deseos de ser actriz desde chica, la intérprete se inició alrededor de los escenarios, pero de la mano de Pol-ka y ficciones como “Gasoleros” y “Campeones” se dio a conocer para el gran público.

“Adrián Suar confió en mí cuando nadie me conocía”, relata, y explica que esa visibilidad le dio la posibilidad de “elegir: me ofrecieron muchos papeles, y eso me permitió no quedar encasillada”.

Comenzó allí una carrera que la llevó a trabajar con algunos de los cineastas más importantes del país: Paula Hernández, Diego Lerman, Paula De Luque, Diego Burman, Fernando Spiner… De estas historias, de su carrera, de sus afiliaciones políticas, del cine en Argentina, la maternidad y hasta de Maradona dialogó la actriz, en un encuentro con la prensa en el marco del Festival de Cine de General Pico del que participó EL DIA.

PRIMER CONTACTO CON EL CINE

La historia de amor de Díaz y el cine comenzó temprano. “Como espectadora, de niña, recuerdo que una de las primeras películas que vi, en Villa Gesell, en el cine, fue ‘La historia sin fin’. Es todavía una de mis películas favoritas”, cuenta.

“Mi padre (Ricardo Díaz Mourelle) es actor de teatro, me crié entre bambalinas. Me llevaban mucho al teatro y al cine: mi viejo me hacía ver películas de chica, yo le pedía ver películas de Hollywood y él me llevaba, pero me decía que la próxima íbamos a ver una argentina, o una rusa. Me hicieron ver muchas películas”, explica.

 

“Hoy vemos películas de muchas maneras, pero ese ritual del cine es fascinante: te arreglás, te vestís, vas, comprás la entrada, se apaga la luz… todo está predispuesto para prestar atención, a entregarte, a esa película”

 

Y defiende el cine en las salas: “Hoy vemos películas de muchas maneras, pero ese ritual del cine es fascinante: te arreglás, te vestís, vas, comprás la entrada, se apaga la luz… todo está predispuesto para prestar atención, a entregarte, a esa película”.

Díaz también canta, junto al uruguayo Diego Presa

APARECE LA ACTRIZ

“Mi padre fue una de mis grandes inspiraciones”, cuenta Julieta. “Yo quería ser actriz desde los 7 años. Lo acompañaba a mi viejo a las obras, y ya estaba re enganchada. A los 11 empecé a estudiar”.

Estaba convencida de su destino, aunque algunos miraban de reojo. “Una vez en la escuela, un profesor nos preguntó que queríamos ser. ‘Actriz’, dije yo. ‘Y qué más’, me respondió”, relata entre risas.

Pero perseveró. Y muy joven, con 20 años, le llegó la posibilidad de trabajar en televisión. “Lo primero que hice fue una miniserie con Fernando Spiner, un director siempre un paso adelante. Hizo una miniserie, ‘Bajamar’, de suspenso, en una época donde no había miniseries”.

Para la serie “hice un casting: me preparó mi papá. Lo llamaron a él, y necesitaban a una chica, y mi viejo me vendió, obviamente. Y quedamos los dos, para hacer de padre e hija. Pero él estaba haciendo teatro y no pudo hacer el personaje: lo hizo otro actor, pero ese actor tenía EPOC, entonces al final lo dobló mi padre…”, cuenta. “Tuve que pedir permiso en el colegio, porque tenía que faltar una semana”.

Comenzó así una carrera en la pantalla chica donde, afirma, “tuve suerte: estuve en el lugar correcto, en el momento correcto. Arranqué trabajando en proyectos que tuvieron mucho rating, los personajes pegaron, entonces tuve mucha continuidad de laburo, tuve la posibilidad de elegir, y me ofrecieron cosas muy diferentes… Eso me permitió no quedar encasillada”.

La posibilidad de elegir la fue llevando más hacia el cine, aunque “no es que me gusta más la tele, el teatro o el cine”, dice. “Hoy elijo más el cine, porque como tengo una hija de 8 años, el teatro es más difícil, irme de miércoles a domingo desde las cinco de la tarde… El cine es un compromiso fuerte de dos o tres meses, pero después me puedo tomar un tiempo para estar con mi hija”.

“Y también”, confiesa, “a veces elijo cosas porque necesito trabajar. No es que los actores somos seres de luz con una misión: es una vocación, y a veces tenemos más suerte y otras menos”.

UNA CARRERA VERSÁTIL

El camino llevó a Díaz a trabajar en comedias populares junto a Adrián Suar en el cine, y en proyectos galardonados en todo el mundo, como “Refugiado”, de Diego Lerman. “Hice de todo, tuve todas las experiencias. Agradezco haber conocido todas las maneras de filmar, porque eso refleja de alguna manera todas las maneras de vivir: hay cosas que cuestan, y hay que ponerles el cuerpo, arriesgar”, dice.

“Tuve la suerte de hacer películas grandes, que uno filma muy cómodamente, con Francella, con Suar. Hacer cine de manera más autogestiva es difícil. Se sabe: tenemos grandes directores que hipotecaron sus casas para poder filmar”, explica.

Y relata una de esas experiencias en la independencia. “Hace algunos años, Paula De Luque, cineasta y amiga mía, quería filmar. Juntó un grupo de artistas para hacer una especie de cooperativa para filmar, diez días, en su casa en la Costa. Yo me sumé: pusimos unos dólares que teníamos ahorrados, la gente prestó cámaras, su trabajo, y filmamos un guión de ella, ‘La forma de las horas’, producida entre todos, filmando 15 horas por día”.

“Fue una experiencia muy hermosa”, cuenta, “filmando entre amigos, en una situación difícil, porque lo ideal hubiera sido que hubiera apoyo del INCAA y tuviéramos una estructura más importante para filmar”.

 

“Yo quería ser actriz desde los 7 años. Lo acompañaba a mi viejo a las obras, y ya estaba re enganchada. A los 11 empecé a estudiar”

 

EL CINE HOY

Desde esas experiencias, la actriz afirma que hoy “para el cine, ahora es un momento difícil. Ahora se milita que las plataformas tributen, que apoyen la ficción nacional. Mientras tanto, se filma muy poco, y se filma casi para las plataformas, las películas casi no pasan por el cine. Sobre todo las películas independientes o medianas. A veces hasta es difícil para las películas más grandes. Es un momento crucial, hay que estar atentos y defender eso: no es solo nuestro entretenimiento, también es nuestra idiosincrasia, nuestra identidad”.

“La gente”, agrega, “a veces piensa que si se le pide tributar a la plataforma, o a los cines, ellos van a tener que pagar más. Y se transforma en algo partidario… Pero en realidad, esos impuestos ya se están pagando, y se pide que se direccionen a los fondos de fomento. Un poco de proteccionismo: algo que hacen todos los países, y sobre todo los países cuyos cines admiramos, para los que pagamos la entrada”.

CINE Y PERONISMO

En su camino en el cine, Díaz cuenta que miraba siempre a sus referentes, Mercedes Morán, Meryl Streep y Esther Goris: de reconocida simpatía peronista, por herencia familiar, a la actriz la marcó la encarnación de la Goris como Evita.

“Cuando hizo Eva Perón, fue muy conmovedor para mí. Vengo de una familia peronista, pero vi el laburo que hizo como actriz, se me recortó muchísimo”, cuenta.

 

“Sería muy lindo hacer una película de Cristina que no sea tan fanática, poder contarla bien humana. Son personajes interesantes para abordar desde la complejidad, como Eva: es lo que nos hace humanos, los claroscuros”

 

Y “después me tocó hacer a Eva Perón, en realidad a María Eva Duarte, cuando era actriz y estaba enamorada del militar, no la del balcón, que es la más difícil porque es la que más conocemos”, recuerda. “El día anterior a hacer el casting para ‘Juan y Eva’, me encontré a Esther Goris. Me agarró y me dijo ‘lo vas a hacer, lo vas a lograr’. Fue como un amuleto, fue hermoso. Yo estaba muy convencida de hacer el personaje, me sentía poseída por Eva. El director iba a ser Jorge Coscia, y yo lo miré y le dije ‘quiero hacer este personaje, yo siento que lo puedo hacer, siento que soy este personaje’. Se me quedó mirando. Y me dijo que eso después fue muy importante: esas eran las movidas que hacía Eva también”.

“En las películas de Eva suelen pasar cosas fuertes”, sigue su relato, y relata que “yo usaba unas joyas, y me dijeron que una había sido de Eva de verdad: cuando me la puse en el dedo, me quedaba impecable. Fue fuerte. Y estuve muy paranoica con ese anillo puesto… pero no me habían contado que todas las joyas de la película eran de Eva”.

EL DIEGO

Además de Eva, Julieta Díaz ha interpretado a varias mujeres de la historia real. “Disfruto mucho de los personajes que fueron personas reales: hice de Eva, de Ada Falcón, de Tita Merello, de Norma Arrostito… Eso lleva una investigación, que es algo que me encanta, una conoce la historia de mujeres importantes, que no conocía. Es hermoso trabajar con hechos reales”.

Entre esas experiencias, Julieta encarnó a Claudia Villafañe en “Maradona, la Mano de Dios”, producción italiana. “Lo de Claudia fue difícil”, lanza. “Coppola había arreglado el guión con la RAI, era un guión un poco Billiken, un poco explicativo, con buenas intenciones… pero Coppola lo vendió sin que Diego estuviera demasiado de acuerdo, entonces la familia Maradona no estaba de acuerdo con ese guión. Así que no me pude juntar con Claudia: leí, miré entrevistas, pero no pude juntarme, ellos decían que denigraba a Diego, que dejaba a Claudia como una tarada…”

“Pero ellos, los Maradona, se portaron muy bien”, avisa. “Cuando estábamos por filmar, Diego hacía ‘La Noche del Diez’ en la tele, y yo justo hacía ‘Soy Gitano’. Y nos invitaron a todos. Yo fui con unos nervios terribles. Y cuando entré me dijo: ‘Así que vas a hacer de la Bruja’. Y estaba Claudia por ahí. Pero al aire, me dijo que aunque no estaban de acuerdo, yo era actriz, la tenía que hacer, me tiró buena onda, una especie de bendición”.

CRISTINA

“Me gustaría que hubiera más películas sobre la historia argentina”, dice Díaz. ¿Interpretar a Cristina Fernández de Kirchner? “Sería muy interesante. Pero la veo más a Nancy Dupláa, no se por qué. Pero no por peronista. O a Florencia Peña… A Nancy la veo perfecta”.

“Sería muy lindo hacer una película de Cristina que no sea tan fanática, poder contarla bien humana. Son personajes que tienta hacerlos según una línea editorial. Por supuesto que siempre está la ideología, pero sería interesante algo más neutral, más complejo”, agrega. “Son personajes interesantes para abordar desde la complejidad, como Eva. A mí, como personaje, me interesa eso: me parece que es lo que nos hace humanos. Los claroscuros hacen a la historia”.

 

Es un momento crucial, hay que estar atentos y defender eso: no es solo nuestro entretenimiento, también es nuestra idiosincrasia, nuestra identidad”

Y se entusiasma: “Sería interesante hacer una triada de películas: el mismo guión sobre Cristina, tres directores, uno de cada lado de la grieta y un tercero que desempate”.

EL ROL DEL CINE

El cine ha sido parte de la vida de Díaz: ha encarnado a figuras importantes de nuestra historia, pero también a mujeres de a pie, atravesadas por las problemáticas que aquejan a las mujeres en este país, en este momento. Como “Refugiado”, premiada película sobre la violencia doméstica.

¿Puede el cine promover un cambio? “Creo que todo suma. El cine es una pantalla, un espejo, y eso suma: hay películas que conmueven, sensibilizan, sirven para reflexionar. No sé si generan un cambio: yo estoy en un momento un poco descreído, me cuesta la esperanza hoy”, opina.

“Pero ojalá que sí, que pueda cambiar algo el cine”, dice. “Seguro, es un espacio de reflexión. A mí me encanta espejarme en las historias, que me hagan comprender las cosas desde otro lugar: lo cinematográfico es una experiencia que te lleva a lugares más inconscientes, y al mismo tiempo a reflexionar. Y a la vez, te lleva a lugares poéticos”.

EL CANTO

Julieta Díaz ha iniciado también una carrera como cantante. “Estudiando teatro, siempre estuvo presente el trabajo con la voz. Y siempre me gustó cantar: obviamente, también es una manera de interpretar, interpretar un texto cantándolo. Quizás desde un personaje, quizás no, me parece que es más desnudo, pero es una interpretación”, relata.

Y cuenta cómo “a medida que pasaban los años, siempre que aparecía la posibilidad de cantar, iba. Y siempre que pude metí el canto en lo que hice”. Hasta hizo teatro musical, con “Los locos Addams”, “y en la cuarentena, en un momento, empecé a hacer cosas a distancia con otros cantantes. Ahí nos juntamos con Diego Presa, y le propuse hacer una canción de él, y él me dijo que le mande un texto mío, para que le pusiera música. Ahí empezamos: hoy tenemos nuestras canciones”.

LA MATERNIDAD

Madre de Elena Antonia, Julieta Díaz cuenta cómo convive su hija con su profesión. “Una vez me preguntó qué hacía. Le dije que soy actriz, que trabajo de hacer de cuenta de otras personas. ‘Me da miedo’, me dijo. La traumé…”, dice entre risas. Y revela que “me vio actuar por primera vez hace poco, en el teatro, le divirtió ir a los camarines y demás. Pero no ha visto nada filmado, le da impresión. Quiero convencerla de ver ‘Corazón de León’, que le encanta a los chicos… supongo que porque Francella está chiquitito”.

“La madre y la actriz”, agrega, conviven como cualquier profesión con la maternidad o la paternidad. Eso sí: mi agenda “cambia mucho, de repente hago una serie y trabajo todo el día, y de repente hago una película, trabajo dos semanas de día, dos semanas de noche… y eso a veces es un lío para ella. Trato de acomodar la agenda a ella, y a la vez ella me ayuda a mantener una rutina, eso está bueno”.

Y “respecto a lo más emocional, siento que para este laburo todo lo que conmueva y profundice, suma: las experiencias humanas, los vínculos, la maternidad, la familia, el amor, el dolor, todo nos profundiza, nos lleva a conocer más a otros. Para este trabajo, suma”.

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