Justificado reclamo de ambientalistas platenses por el arbolado público

Hace 123 años, es decir el 29 de agosto de 1900 se comenzó a celebrar en nuestro país el Día del Árbol, por iniciativa del entonces Consejo Nacional de Educación, en lo que resultaba ser una medida acorde a la tendencia generalizada que valoró la forestación en nuestro país y que, poco antes, se había plasmado como uno de los conceptos impulsados por los fundadores de La Plata, que colocaron al arbolado público como una de las premisas sobresalientes de la nueva ciudad.

Sin embargo, se sabe que el arbolado público platense reclama desde hace muchos años una política para su mejor preservación e incremento, ya que la mala aplicación o ausencia de ella en algunos ocasiones se vino reflejando en un tratamiento inarmónico, caprichoso y muchas veces sujeto al arbitrio de los frentistas y no al mandato de las ordenanzas vigentes.

De modo que no resultó extemporáneo que muchos ambientalistas hayan celebrado la fecha con una protesta que hace pocas jornadas concretaron en plaza Moreno, en cuyo desarrollo pidieron la puesta en vigencia de la ley y de las normas de protección del arbolado público. Tanto el Foro de Defensa del Árbol como muchos especialistas y vecinos protestan por la falta de cumplimiento esas leyes,

Concretamente, vienen señalando desde hace tiempo la falta de cumplimiento, por parte de la Comuna, de la ley provincial 12.276, sancionada en 1999, una de cuyas cláusulas más características prohíbe “la extracción, poda, tala y daños de ejemplares del arbolado público, como así también cualquier acción que pudiere infligir algún daño a los mismos”.

Las deudas no se circunscriben a ese punto, ya que a lo largo ya de muchos años y de sucesivas administraciones se viene advirtiendo que La Plata necesita contar, por lo pronto, con un censo forestal actualizado.

Además de ello es preciso darle vigencia a una planificación arbórea ajustada a las características urbanísticas de cada barrio, poniéndose además un continuado empeño en la preservación y renovación del arbolado público.

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Ahora termina de conocerse que, para combatir contra la crisis climática que augura temperaturas muy elevadas, cercanas a los 50 grados, la ciudad de París –entre otras medidas- planea plantar antes de 2026 unos 170.000 árboles de buen fuste en sus veredas, plazas y boulevares.

Mientras tanto y lamentablemente, se ha impuesto en algunos sectores de nuestro distrito la falsa idea de que la ejecución de alguna obra de vivienda o barrio cerrado, así como la instalación de algún local comercial, autoriza a los responsables a extraer árboles que se encuentran plantados en las veredas y que, por consiguiente, forman parte del arbolado público.

Se insiste en conceptualizar a los árboles como “opuestos al progreso”, cuando las políticas de vanguardia dicen exactamente lo contrario.

Como premisa en este tema, los especialistas aseguran que, además de preservar debidamente al actual arbolado y de incrementar el número de ejemplares, no debiera otorgársele a los particulares, bajo ningún concepto, la discrecionalidad de talar ejemplares, debiéndose además acentuar campañas de concientización sobre el valor que tiene cada árbol.

Junto con ello, corresponde que la Ciudad sepa de una buena vez con cuántos árboles cuenta, cuántos hacen falta plantar y a partir de allí consolidar políticas ambientalistas y ecologistas actualizadas.