Una iniciativa viable, separar los comicios de Provincia y de Nación

La probabilidad de adelantar las próximas elecciones en la provincia de Buenos Aires y de ese modo separarlas de las legislativas nacionales del año próximo, según hicieron saber funcionarios bonaerenses, puede convertirse en una alternativa positiva para la población y también para la modernización de un sistema electoral como el argentino, necesitado de reformas profundas.

Como se sabe, desde el retorno de la democracia en 1983 los gobernadores de nuestra provincia fueron elegidos siempre en comicios junto a legisladores nacionales, aunque la ley electoral vigente autoriza a separar las fechas. De hecho, en la última compulsa electoral, de las gobernaciones que debieron renovarse, 16 de ellas fueron con fechas distintas de las elecciones nacionales.

Es cierto que ahora un desacople de comicios presenta complejidades ya que, al conocerse la reciente aprobación nacional de la Boleta Única de Papel, fuentes del gobierno bonaerense sostuvieron que “en nuestra provincia se mantiene la boleta partidaria. Eso, de por sí, implica una modificación: como mínimo se va a votar con dos boletas y con dos urnas, en caso de que las elecciones se hagan el mismo día y no se desdoblen”, según dijo el jefe del gabinete provincial.

No puede pasarse por alto que el anuncio origino posturas cuanto menos reticentes en algunos partidos políticos. Entre ellos se conocieron objeciones en sectores del propio oficialismo provincial del Conurbano bonaerense, en donde varios intendentes que son gravitantes en el justicialismo se resistirían a la posibilidad de adelantar los comicios y separarlos de los nacionales, por entender que podrían verse perjudicados electoralmente.

Desde otras veredas políticas, como la del actual Presidente, se habrían formulado también reticencias frente a la iniciativa, por considerar que, si se separan las elecciones bonaerenses, el partido libertario quedaría en desventaja por no contar con un candidato fuerte a Gobernador, algo que se traduciría en un beneficio para Juntos por el Cambio, que quedaría como principal alternativa opositora en la Provincia.

No es el caso aquí de analizar cuestiones políticas que, ciertamente, son coyunturales y, por lo tanto efímeras. Lo que importa señalar es que el fondo de esta propuesta se relaciona de manera directa con el mayor o menor grado de participación popular en el abordaje de los asuntos específicamente provinciales o municipales que se juegan en estos comicios. Está claro que en una elección que sea de alcance local cada elector se encuentra más informado.

LE PUEDE INTERESAR

¿El ajuste es justo?

LE PUEDE INTERESAR

Melania Trump mantiene el secretismo

El desdoblamiento de elecciones provinciales y municipales debería ser ponderado, también, a la luz de los crecientes grados de autonomía que pueden otorgar estos comicios desagregados. El mayor conocimiento de los electores con los problemas y también con los candidatos que se postulan constituyen factores que transparentan la vida democrática.

Cabe recordar que la Constitución bonaerense habilita legalmente a esta alternativa: “Convocar al Pueblo de la Provincia a todas las elecciones en la oportunidad debida, sin que por ningún motivo pueda diferirlas”, marca el artículo 144, inciso 7.

La ciudadanía argentina, que ha venido demostrando un deseo cada vez mayor de interesarse en la cosa pública, de conocer mejor a los representantes que elige y de controlarlos a lo largo de su gestión, reclama contar con un más detallado conocimiento de lo que la sociedad pone en juego cuando acude a las urnas. También la población demanda que se disponga de más claridad, sencillez y agilidad en el trámite de la votación y del escrutinio.

En cuanto al desdoblamiento o desglose de las elecciones tal como se dijo aquí desde hace mucho tiempo –sobre todo al referirse al desagregado de las elecciones municipales- bien se conoce que las comunas, además de ser células básicas del sistema democrático, son unidades de servicio y de gestión que merecen, por consiguiente, un análisis particular de los proyectos públicos, sin que estas cuestiones se vean, como hasta ahora, eclipsadas por los requerimientos nacionales.

Tal como se ha dicho siempre en esta columna, las elecciones desagregadas permitirían que ciudadanos sin pertenencia a las grandes estructuras partidarias puedan tener un mayor acceso a las contiendas electorales en sus propias comunidades y que la ciudadanía centralice su atención en esa campaña que, por ser autónoma, pasaría a tener una mayor gravitación.

Desdoblar los comicios con Nación, en ese sentido, podría ser una contribución valiosa. Entre otras cosas, se alentaría de ese modo un mayor protagonismo, no sólo de los candidatos a la Legislatura, a intendentes y también que aspiren a ocupar las bancas de los concejos deliberantes y consejos escolares. Habría un mayor espacio para que expongan sus propuestas.

El debate -fundamental- el de las cuestiones regionales y vecinales, y en particular de los objetivos propios que puede y debe proponerse una comunidad- no quedaría relegado y diluido como ocurre hasta ahora en el contexto del dominante influjo de una campaña nacional.