Le “hackean” el auto con un inhibidor y le roban hasta la jubilación de su mamá

La modalidad que contempla el uso de artefactos que emiten ondas electromagnéticas para desactivar los sistemas de seguridad de los vehículos volvió a generar importantes pérdidas materiales a un automovilista.

Se trata de los denominados inhibidores de alarmas, como se conoce en la jerga delincuencial a los aparatos fabricados por delincuentes especializados en electrónica capaces de neutralizar la emisión de ondas que se requiere para activar un comando en un dispositivo. El espectro es amplio. Con este elemento se puede interrumpir desde la señal que se envía desde un control a una tv para cambiar de canal hasta una comunicación por radio.

Dentro de la amplia gama de dispositivos potencialmente “hackeables” se encuentra también el sistema de cierre automático y la alarma de los vehículos.

Quienes se desempeñan en el nicho delincuencial del robo de vehículos conocen a la perfección el funcionamiento de este mecanismo.

El modus operandi exige cierta proximidad a la víctima. Cuando el propietario envía a su auto la señal para cerrar las puertas y activar la alarma, los ladrones generan una interferencia.

Algunos automovilistas logran darse cuenta a tiempo de la ausencia del pitido que confirma la acción y regresan a sus coches para cerrarlos con llaves.

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Pero quienes no se percataron de este detalle terminan sufriendo severas pérdidas materiales.

Ese fue el caso de un automovilista que estacionó su Peugeot en Camino Centenario y 503.

Según pudo averiguar este diario, la dueña del coche se dirigió a un negocio y al regresar se dio cuenta de que el baúl de su auto estaba abierto y que un sujeto estaba hurgando entre sus pertenencias.

La primera reacción fue de temor. Pero ante la chance de que el individuo pudiera llevarse su auto, inmediatamente la mujer decidió tomar cartas en el asunto y le exigió al sujeto que depusiera su actitud.

El requerimiento puso en fuga al ladrón. En cuestión de segundos se esfumó de la escena dejando a la mujer inmersa en una atmósfera de confusión.

Mientras esperaba a la policía, la víctima se dispuso a realizar un recuento para ver cuáles de sus objetos personales se había llevado.

Así logró detectar que el sujeto se llevó una campera inflable clarita, una cartera de cuero plateada, unos anteojos de sol y otros para la lectura, una billetera con documentación y tarjetas de crédito y débito, medicamentos, su teléfono celular y las llaves de su vivienda. Con respecto a esto último debió cambiar todas las cerraduras por lo que las pérdidas fueron aún mayores.

Además se apoderó de un total de 200 mil pesos correspondientes a la jubilación de su madre que acababa de cobrar en dicha entidad bancaria.