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Cementerio de La Plata

Humberto Charo Amerise expresa: “Después de asistir al Cementerio de la ciudad de La Plata, a visitar a mis seres queridos quedé destruido, es calamitoso su estado, no encuentro palabras por la irresponsabilidad de aquellos que deberían estar cumpliendo con sus obligaciones y la inmoralidad de lo que nunca pude ni imaginar. El dolor de ver lo deplorable e inhumano del estado. Me retiré entre lágrimas junto a mi esposa también descompuesta de lo que vimos con nuestros propios ojos, ante una desilusión inexplicable. Algunos cuidadores nos manifestaron que ellos solo están de mañana y cumplen con lo que les pertenece hacer y es razonable, es por la noche cuando ocurren cosas inenarrables, cosas que nunca se vieron. No solo se roban las placas de bronce externas, sino que rompen las puertas de las bóvedas y arrancan las manijas de los ataúdes. Desgraciadamente hay que sentirlo en carne propia para dimensionar el daño que sufrimos cuando vivimos semejante dolor. Ni mencionar la imposibilidad de transitar los pasillos destrozados y olores nauseabundos. Hay muchas razones por las que el respeto a los muertos es una circunstancia esencial de la vida, de que ninguno de nosotros estamos exentos”.