Tres generaciones de una familia en la misma aula

Cuando Leonardo Olguín (21) se recibió de bachiller en el Normal 2, se puso como meta seguir la carrera de Informática. Cuando lo comentó en su casa, su madre -Susana S de Olguín (45)- dijo que le parecía muy bien, y que a ella también le interesaba esa carrera para retomar sus estudios. Y enterado el abuelo de la familia de que su hija y su nieto irían a estudiar juntos, preguntó tímidamente si también él, a sus 72 años, podría estudiar con ellos. El resultado, es que actualmente los tres cursan el primer año de la Tecnicatura Superior en Análisis de Sistemas -una carrera terciaria de tres años de duración- en el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 12 de calle 7 y 76.

"La verdad es que a mi me da un poco de vergüenza -cuenta Luciano, el abuelo- porque yo hacía más de 50 años que no estudiaba nada, desde que terminé el secundario. Pero como jubilado me estaba sobrando el tiempo, y ahora aunque parezca mentira me está faltando. Pero no sé, es como que me siento más joven, más activo. Aunque para mí es todo un desafío, adaptarme al hábito del estudio, la complejidad de las materias...ahora espero que la salud me acompañe y pueda terminar la carrera junto a mi hija y mi nieto, que para mí son un gran estímulo".

"Para mí también es difícil -dice Susana- yo había dejado el secundario en el 75, antes de casarme, y lo terminé el año pasado en la Escuela Media Nº 20. Siempre me gustaron las matemáticas, y en esta carrera hay muchos números. Por eso cuando mi hijo me dijo que iba a estudiar acá, yo también me quise anotar, porque siempre abrigué la esperanza de seguir estudiando. Y cuando se sumó mi papá, me encantó. Ahora cursamos todos los días juntos, mi hijo, mi papá y yo, para mí ya es algo normal, aunque a algunos les sigue llamando la atención".

"A mi también me gusta esto de estudiar con mi mamá y mi abuelo -cuenta Leonardo- aunque soy el que más responsabilidad tiene de los tres, pero eso parece que mucho no se nota porque el que mejores notas saca es mi abuelo. Ellos siempre fueron muy compañeros conmigo; por ejemplo, además de estudiar, yo toco el bajo en una banda de rock que se llama "Enrocke¡", y además de ir a verme, mi mamá nos filma y mi abuelo nos saca fotos".

TANGO, ROCK Y COMPUTACION

Todos los días, el abuelo Luciano pasa a buscar a su hija y a su nieto "para ir a la facu", en la que cursan de lunes a viernes de 13 a 18. Y en el viaje, las conversaciones no solo versan sobre los temas de estudio, sino también sobre música, compañeros de estudio o profesores.

"Yo trato de adaptarme a todo -cuenta el abuelo- imagínese que soy de la época del tango, pero ahora también tengo que escuchar rock. Y en mis tiempos la computadora ni siquiera existía, y ahora estoy estudiando cómo programarlas. Así que trato de ser un alumno más; hablo con los jóvenes, con los más grandes, con todos".

"Es que el abuelo es un fenómeno -dice Leonardo, su nieto- nació en Italia, vivió en el sur, le gusta el rock y la fotografía, y ahora estudia con nosotros. Formamos un grupo de estudio en el que también está un amigo mío de mi edad y otra compañera que conocimos acá, de 22 años".

El abuelo, efectivamente, nació en Italia. "En San Egidio -dice- provincia de Téramo. A la Argentina viajamos en el año 1934, y yo cumplí mi primer año arriba del barco. Después vivimos en Berisso, en Ushuaia y vuelta para La Plata. Trabajé como metalúrgico hasta que me jubilé, y ahora volví a esta etapa de estudiante otra vez, y me está gustando mucho esto de la programación de sistemas, que para mí es todo nuevo, tuve que empezar de cero otra vez".

El resto de la familia, en tanto, acompaña a los tres estudiantes con idénticas proporciones de apoyo y asombro. "Mi abuela Gladys -cuenta Leonardo- que tiene 67 años y es docente, está chocha con esto de que el abuelo haya vuelto a estudiar, y lo apoya con todo. Y mi papá Mario, que tiene 49, al principio lo tomó con sorpresa y ahora ya está acostumbrado".

"También está mi otro hijo -agrega el abuelo Luciano- que tiene 47 y al principio no nos creía cuando le dijimos que iba a estudiar con su hermana y su sobrino. Después le pareció un poco extraño, pero ahora está muy contento".

LOS PROFESORES, LOS COMPAÑEROS

"Si al abuelo no lo tuteo me reta -dice Yanina (22), compañera de curso- la verdad es que es una familia espectacular. Yo el primer día de clases me senté detrás de ellos y no sabía nada que eran familiares. Ahora estudiamos juntos y nos llevamos bárbaro. Son muy buenos alumnos y mejores compañeros".

"A mi al principio me llamaba la atención los dos apellidos iguales -cuenta Adriana García San Martín, profesora de Arquitectura de Computadoras y Programación I- pero el tercer vínculo lo descubrí mucho después, porque ellos no decían nada. Para mí es la primera vez que tres generaciones de una misma familia se juntan en una misma clase. Y la verdad es que los tres son muy buenos alumnos, aunque no deja de sorprenderme el entusiasmo y la capacidad que demuestra el abuelo. Además, han ayudado mucho para que toda la comisión fuera muy buena, ya que se ha formado un grupo muy unido entre todos los alumnos. Como una familia, pero más grande".