10 de Septiembre de 2006 | 00:00
El platense Angelo Clerici puede decir que le vio
la cara a la muerte. Estaba parado en el complejo World Trade Center
mientras una las torres ardía ante sus ojos. Llevó
la vista al cielo, sin poder creerlo, y en ese preciso instante
un Boeing 767 impactó contra la segunda torre en una escalofriante
escena. Ahí trabajaba su esposa Nancy. Después todo
fue caos, confusión y horror para este testigo del peor atentado
terrorista de la historia.
Hoy Clerici dejó Nueva York y se trasladó a Basking Ridge, New Jersey.
Y ahora, cuando se cumplen cinco años de los atentados que dejaron
un saldo de 3 mil muertos, no duda en hablar de una "bendición de
Dios". Y es que este platense todavía no puede creer que aquel 11
de setiembre de 2001 su esposa Nancy no haya ido a trabajar, justamente,
a las Torres Gemelas que ardieron ante sus propios ojos.
"Mi esposa y yo ese día recibimos una bendición de Dios y hoy estamos
aquí para contarle a nuestro hijo Anthony, de dos años y medio,
lo que alguna vez fueron esas torres y el triste fin que tuvieron
las miles de personas que fallecieron ahí y también en los otros
aviones que fueron tomados por la fuerza terrorista", contó a EL
DIA este platense que tres décadas atrás vivió en 20 entre 69 y
70.
Clerici contó que él y su familia se mudaron hace unos pocos meses
a New Jersey. "Aún estamos muy cerca de esa gran ciudad que desde
ese triste 11 de setiembre de 2001 ha cambiado mucho; y pasará mucho
más para que vuelva a ser la misma, si es que algún día llega a
serlo".
UN CAMINO DIRECTO A IRAK
Aquella mañana también está muy fresca en el recuerdo de Stella
López, una platense que cursó sus estudios en el colegio San Cayetano
y que hoy vive en Long Island, Nueva York. "En realidad es muy triste
recordar aquel día tan fatídico para nosotros, gracias a Dios no
teníamos a nadie en las Torres, pero ver en la televisión cómo cada
familia recuerda a sus hijos, padres y hermanos con tanto dolor
y todo lo que se prepara en Nueva York para recordar a las víctimas
del 11 de setiembre, le parte el corazón a todo el país".
Desde internet, medio que actualmente utiliza para mantener contactos
con otros platenses a la distancia, López se pregunta "cómo puede
haber personas que puedan tener tanto odio en el corazón para hacer
tanto daño a la humanidad". Hoy, desde Nueva York, revivirá aquel
trágico día que cambió al mundo y, seguramente, pensará en su hijo
Sebastián, un sargento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, a quien
"apenas pasó todo eso se lo llevaron a Irak. Esta es la segunda
vez que va para allá".
FRECUENCIA DE ALERTA MAXIMA
Alejandro Zunca es instructor contra el crimen y las drogas, en
Maryland, Estados Unidos. Aquella mañana los ataques lo encontraron
en Washington, cerca del Pentágono y más todavía de la Casa Blanca.
En su radio de frecuencia policial escuchó los primeros informes
que hablaban de un accidente aéreo fatal en Nueva York; y casi al
mismo tiempo, un oficial hizo sonar su teléfono personal para transmitirle
lo que estaba pasando en el World Trade Center.
"A los pocos minutos, ya las comunicaciones e informes en la frecuencia
policial entraron en un sistema especial de alerta confidencial
de transmisión, y ahí comprendí claramente que ya no estábamos frente
a un accidente aéreo común. Informé inmediatamente a mi jefa y rápidamente
comenzamos el desplazamiento hacia mi base y oficina", recordó este
platense que vive hace más de veinte años junto a su mujer y sus
dos hijas en Estados Unidos.
Zunca contó que le llevó días aceptar que lo que mostraba la televisión
no era una pesadilla. "Pensaba que en algún momento despertaría
y todo estaría normal, como en esas primeras horas de ese terrible
11 de setiembre del 2001, antes de salir de mi casa en la ciudad
de Rockville, Maryland".
UN ATENTADO CONTRA LA HUMANIDAD
Jaime Pellicer es profesor de la Universidad de Nueva York y Director
Académico de Estudios en el Extranjero. El fin de semana, en un
contacto que mantuvo con el diario a través de internet, evaluó
que "el tema fundamental del 11 de setiembre es que el atentado
ha sido un acto de guerra contra la humanidad, una humanidad que
quiere ser libre de toda clase de fanatismos, tanto el de asuntos
seculares como religiosos. Estos fanáticos han cometido los mismos
crímenes y barbaridades que los cristianos y muchos otros religiosos
han perpetrado antes y todavía lo hacen ahora".
Y en cuanto al día de hoy, que lo encontrará en la misma ciudad
que hace cinco años fue testigo del horror, el platense profesor
de la facultad de Lenguas Románticas de la Universidad de Nueva
York manifestó que el aniversario de "un día tan nefasto se hace
por un lado recordando y rindiendo homenaje a los muertos en el
ataque y por el otro, condenando el fanatismo de cualquier ideología".
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