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Cloacas al límite: un calvario que se multiplica en los barrios

Cada vez hay más reclamos por el colapso de la red. Le apuntan a las conexiones indebidas

5 de Octubre de 2014 | 00:00
Cloacas al límite: un calvario que se multiplica en los barrios

El mapa de los reclamos por aguas servidasAlgo huele mal en la Ciudad. Las aguas servidas brotan por doquier con una frecuencia inédita, generando focos infecciosos que permanecen durante días en la vía pública. En los últimos dos meses, se registró el colapso del tendido cloacal en al menos una treintena de puntos del casco histórico platense y sus localidades periféricas. Lo padecieron Karina Aguirre, de barrio Aeropuerto, y Adriana Volpi, de La Loma. Lo sufrieron Jorge Pérez, de Ringuelet, y María Ranieri, de Meridiano V. También la matrícula de una escuela entera, sin clases por el riesgo sanitario. Mientras Aguas Bonaerenses, la firma estatal encargada del servicio, culpa a la saturación de la red y las estaciones de bombeo por “conexiones indebidas”, el problema estalla como nunca en las narices de los usuarios sin que se vislumbren soluciones de fondo.

El más reciente de los casos ocurrió hace cinco días, en 21 y 38 (foto). Una tapa del tendido de aguas negras saltó en plena vereda, dejando brotar un río que cayó a la calzada y fue esparcido por las ruedas de los coches varias cuadras a la redonda. A simple vista, era un espectáculo dantesco y obligaba a más de un transeúnte a contener la respiración. “Hace meses que venimos mal, pero cuando vino una cuadrilla de ABSA creímos que se acababa el calvario” recordó Adriana Volpi: “para sorpresa de todos, estuvieron diez minutos haciendo presencia y no arreglaron nada”.

La comerciante advirtió que “las casas y los negocios estamos llenos de sahumerios porque si no, no se puede permanecer; yo vendo productos alimenticios y las emanaciones de la cámara séptica en el interior del local son directamente insoportables, lo invaden todo”.

MONEDA CORRIENTE

En los últimos dos meses, los reclamos por problemas con las cloacas se tornaron literalmente moneda corriente, en sintonía con una tendencia que se venía insinuando desde inicios de 2014. Algunos de los vecinos y puntos cuyos alrededores fueron afectados en los últimos sesenta días son Norma D’Amato (144 y 57, en Los Hornos); Jorge Pérez (518 entre 5 bis y 7, Ringuelet); Alejandrina Méndez (15 y 74, Circunvalación); Norma Gagliardi (27 entre 530 y 531); Ana Coronel (27 entre 41 y 42), Gloria Benavídez (13 y 43); María Susana González (28 y 74); Nilda Vidal (32 entre 126 norte y 127); Marcelo Baldi (15, 47 y diagonal 73); y María Angela Ranieri (16 entre 69 y 70).

Casi todos sus testimonios coinciden en asociar las jornadas de lluvia con el recrudecimiento del problema. Y en el uso de determinadas estrategias de “supervivencia”, como recurrir a las casas de amigos y familiares para completar la higiene personal. También fueron damnificados Jorge Acerbi (122 entre 33 y 35); Karina Aguirre (5 y 613); Zunilda Medina (115 entre 76 y 77); Vanesa Nucena (23 entre 85 y 86); Mario Redruello (524 entre 17 y 19); Jorge Arturo Fernández (8 entre 83 y 85); José Luis Leguizamón (5 bis y 609); Olga Susana Hitz (camino Rivadavia entre 121 y 122); y Ercilia Izeta (75 entre 1 y 2).

Quienes viven en 11 entre 515 y 516, como “Pachi” Villagra, admitieron que “para poder bañarnos tenemos que ir a la estación de servicio más cercana, porque no podemos abrir cualquier canilla sin que se desborde todo”. Simona Chanes acotó que “para cocinar y lavar los platos tenés que recolectar el agua en tachos y tirarla afuera”. Reclamos similares se escucharon desde diagonal 80 entre 115 y 118; 82 bis entre 30 y 31; 74 entre 119 y 120; 19 y 530; 11 y 520 bis; 524 entre 17 y 19; 7 bis entre 84 y 85; 27 y 489; 32 a 43 y 122 a 130. Los vecinos de 82 bis entre 30 y 31 llegaron a salir a la calle a quemar neumáticos, interrumpiendo el tránsito.

LA ESCUELA CERRADA

A mediados del mes pasado, 500 alumnos de una escuela de barrio Aeropuerto se quedaron sin clases una semana porque la saturación de los baños con aguas servidas obligó a clausurarlos. Ocurrió en la Primaria 27, de 4 entre 611 y 612, que comparte el edificio con la Secundaria 28. La directora, con el aval de los inspectores y las autoridades de la dirección de Educación, suspendió las clases como medida “preventiva”.

Según relataron docentes y autoridades, “se vivieron escenas propias del surrealismo, como que inspectores de Aguas Bonaerenses se acercaran a supervisar un trabajo que no habían realizado”.

En ABSA señalaron que se trataba de “un inconveniente puntual asociado con las intensas lluvias; la estación de bombeo de 1 y 90 colapsó momentáneamente por la gran cantidad de líquido que ingresa, debido en gran medida a la cantidad de viviendas que tienen conectados en forma indebida los desagües pluviales directamente a la red cloacal”.

POR “CONEXIONES INDEBIDAS”

Ante la avalancha de quejas, Aguas Bonaerenses subrayó que “las lluvias intensas ocasionan importantes trastornos en las redes cloacales, como consecuencia de las conexiones indebidas que se realizan desde los desagües pluviales directamente al tendido cloacal”.

Dichas conexiones, indicó la empresa provincial, “permiten el ingreso a las cañerías de un volumen de agua no previsto, que genera desbordes u obstrucciones por incapacidad hidráulica de los conductos. Los caudales transportados por lluvia exceden largamente los del sistema cloacal, siendo que para los primeros, los diámetros mínimos utilizados son de 300 a 400 milímetros, mientras que para los segundos se alcanza sólo un diámetro de 160 milímetros”.

“En los días lluviosos” precisaron los voceros, “se genera una saturación de la capacidad de las estaciones de bombeo cloacales, que no alcanzan a evacuar el volumen de agua que les llega, a pesar de que los desagües pluviales de las viviendas deben ser conducidos hacia las cunetas de las aceras, por donde escurren hasta alcanzar un sumidero o boca de tormenta”.

Según ABSA, las conexiones indebidas se realizan en el interior de las viviendas, “motivo por el cual la empresa no puede intervenir en su desconexión”, por lo que pidió hacer un uso “responsable” del servicio, no arrojando elementos como algodón, toallas higiénicas, tela, pintura, plásticos, pañales, bolsas, colillas de cigarrillo, yerba, grasas y otras sustancias que condicionen la fluidez del sistema.

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